27 septiembre, 2011

Harry Reid: Cómo inventarse una crisis

Escuchando al líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, o leyendo el New York Times ayer daba la impresión de que las víctimas de las ayudas para desastres estaban sufriendo por la falta de ayuda del gobierno.

“Sin financiamiento adicional”, advirtió Reid, “miles de personas que han perdido literalmente todo lo que poseían se verán forzadas a pasarlo sin alimentos ni cobijo”.

El New York Times, informando desde Tunkhannock, PA, apuntaba que: “Desarraigada y desolada, la gente trabajadora de esta parte del país espera algo más de su gobierno”.

Ayer, con Reid al filo mismo de un cierre del gobierno, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) anunció que las cosas no eran tan tremendas. La agencia tiene $114 millones a mano para el resto de la semana, suficiente para llegar al fin del año fiscal, este 30 de septiembre.

Así pues la agenda de los partidarios de “gastar y gravar” queda ahora clara. El presidente Obama creó el problema por sobreutilizar a FEMA en casos de desastre, todo un récord de 222 veces en lo que va de año cuando la ayuda federal no era esencial. Luego, los progres se inventaron una crisis y explotaron la ayuda asistencial de las víctimas de desastres para continuar ampliando el tamaño del gobierno. Peor aún, algunos miembros de los medios de comunicación ayudaron en la labor.

Ni una vez en la historia de ayer del Times se menciona el papel de las organizaciones privadas de beneficencia que están en Tunkhannock y sus alrededores. Sin embargo, unas cuantas llamadas de teléfono de Heritage revelaron que estas organizaciones están haciendo una gran labor con las víctimas de las inundaciones. Juegan un papel vital que Reid y los partidarios del Gran Gobierno ignoraron por completo en la disputa por los fondos.

Fíjense en Wyoming County United Way, por ejemplo. Su directora ejecutiva, Connie Pheiff, dijo que se ha visto abrumada por el generoso apoyo de la comunidad. Particulares han donado alimentos, ropas y mobiliario — tanto así que Pheiff ahora está buscando un almacén en Scranton para guardar los objetos hasta que las víctimas de las inundaciones estén preparadas para aceptar las donaciones.

La industria privada también ha dado un paso adelante para marcar una increíble diferencia en la comunidad. Pheiff agradeció haber recibido el apoyo de algunas compañías de petróleo y gas, muchas de las cuales hacen prospecciones de fractura hidráulica en busca de gas natural en el área. Estas compañías suspendieron su trabajo durante días para ayudar a los evacuados a toda hora.

Hasta ahora, Wyoming County United Way ha recibido 2,000 solicitudes de ayuda para desastres. Pheiff espera que ese número se haya más que duplicado en las próximas semanas. La organización está ofreciendo vales de servicios y proveyendo apoyo para alojamiento temporal. Pheiff dijo que las donaciones privadas a su grupo han hecho posible esta labor.

Aunque la rama local de United Way está ayudando con el alojamiento, otros grupos se han prestado a alimentar a las familias. Ed Shaffer, del comedor de beneficiencia Seven Loaves Soup Kitchen, en Tunkhannock, suministra productos a albergues con comedores y recolecta artículos perecederos de organizaciones comunitarias. Shaffer dice que no ha habido escasez de donaciones.

El banco de alimentos Weinberg Regional Food Bank, mientras tanto, ha alimentado a 6,500 familias, el equivalente de 15,000 personas. Gene Brady, director ejecutivo de la Comisión de Oportunidad Económica, dijo que el banco de alimentos está prestando ayuda en los tres condados más afectados en las inundaciones de Pensilvania.

El banco ha recibido 233,863 libras de alimentos y repartido 176,759 libras. Brady atribuyó el éxito a compañías privadas como Procter & Gamble, Nature’s Way y Wegmans por entregar grandes donaciones de productos de papel y alimentos. Los comerciantes locales también se han prestado a ayudar.

Estos solo son unos cuantos ejemplos que encontramos en Pensilvania. Pero estas historias no son casos aislados. Comunidades de todo Estados Unidos se han unido tras los desastres para asistir a los necesitados. Hacen además un trabajo mejor que FEMA o cualquier otra agencia gubernamental.

Los expertos de Heritage James Carafano y Jennifer Marshall, escribiendo sobre la respuesta de particulares a los desastres, señalan: “El mayor avance que Estados Unidos puede hacer para preparanse ante desastres catastróficos es forjar mejores programas personales, una mentalidad de estar listos para cualquier contingencia y comunidades flexibles y autosuficientes”.

Esto es así porque estos grupos están más implicados personalmente con las víctimas de lo que ninguna agencia o burócrata del gobierno pueda estar nunca. Ryan Messmore, de Heritage, señala:

Motivados por profundas convicciones y compasión, estas organizaciones pueden dar la afectuosa asistencia y ayuda que los programas gubernamentales no pueden ofrecer. Y a menudo lo hacen con menos dinero. Más pequeñas y flexibles que la mayoría de las burocracias federales, las congregaciones locales y las organizaciones caritativas también pueden generar innovación social creativa que beneficie a aquellos en necesidad.

En su discurso en el Senado ayer, Reid elogió encendidamente los milagros obrados por FEMA mientras que criticó duramente a los que pedían reducciones de gasto para compensar el gasto adicional.

“Los republicanos no deben seguir bloqueando que FEMA obtenga los recursos que necesita para ayudar a las víctimas de desastres”, dijo Reid, una aseveración que incluso FEMA ha desacreditado.

Reid no supo reconocer ni a una sola organización caritativa y su labor ayudando en el desastre. El New York Times publicó un artículo de 1,000 palabras sobre la misma comunidad que les hemos comentado. Tras leer el artículo del Times se podría pensar que no existen allí las organizaciones caritativas.

Los progres en Washington y Nueva York han pasado demasiado tiempo aislados en su burbuja. Piensan demasiado en el gobierno como la solución para resolver todos los problemas de la nación. Pero es hora de poner de regreso nuestra fe en nuestras comunidades.

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