Un periodista de la BBC narra la odisea del ejército rebelde en su incesante búsqueda del corone Muamarl Gadafi, a través de las dunas del desierto del Sahara
En las profundidades del desierto, los rebeldes líbios tratan de dar caza al coronel Muamar Gadafi y sus seguidores moviéndose hacia el sur y al oeste.
Pasan de un oasis a otro persiguiendo los rumores que asoman entre las dunas del Sahara.
Ya ha pasado casi un mes desde que cayera la capital, Trípoli, y las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT) han ido a buscarlo a los extremos más recónditos de la nación.
Muchos rumores dicen que el coronel Gadafi y sus seguidores están en los desiertos del sur y oeste de Líbia con un grupo de combatientes Tuareg.
El área donde muchos creen se encuentra está comprendida entre las localidades de Sabha, Ubari, Ghat y Ghadames, cerca de las fronteras de Algeria y Níger.
Apoyo local
La estratégica localidad de Sabha fue capturada la semana pasada. Nosotros seguimos uno de los convoys del CNT que se adentró en el desierto.
Se trata de un desharrapado grupo en un maltrecho camión equipado con armamento anti-aéreo, lanza-cohetes y ametralladoras.
Conducían hacia Ubari, a 200 km de distancia. La ruta a Ubari atraviesa extensos palmerales y más allá se erguían enormes dunas doradas que desaparecían en el lejano horizonte, desdibujado por la bruma de un caluroso Sahara.
En el suelo afloraban rocas arenosas de un tono rojizo mezcladas con negruzcas piedras volcánicas de las cuales emanaba una brillante bruma.
En medio de un calor bochornoso se eleva Ubari, el punto límite del avance rebelde.
Miembros de la tribu Tuareg se refugian bajo la sombra junto a un muro. Junto a él puede verse un enorme cartel con la imagen del coronel Gadafi con el rostro desdibujado por múltiples agujeros de bala.
Un combatiente nos dice en el poblado que llegaron a Ubari el pasado jueves sin que se produjera ningún herido.
“Mucha gente aquí apoyaba a Gadafi y todavía lo hacen”, explicó, “por lo que no podemos transitar por cualquier lugar del pueblo todavía”.
Algunas calles tienen barricadas y en ellas ondean las verdes banderas del coronel líbio.
Saqueos
El combatiente nos dice que se sabe que el número dos de Gadafi, su cuñado y jefe de inteligencia Abdullah Sanussi, estaba en Ubari justo un día antes de que las fuerzas del CNT alcanzaran el poblado, la semana pasada.
Sanussi, como el ex líder, está en la lista de los buscados por parte de la Corte Criminal Internacional, que lo acusa de cometer supuestos crímenes contra la humanidad.
Shahid Batenya, un médico de Bangladesh que trabaja en el hospital, nos explica que probablemente el 90% de la gente en Ubari todavía apoya a Gadafi.
Cuenta que que el régimen les entregó cientos de armas una vez iniciada la revolución, para animar a la gente a unirse a la lucha.
Batenya añade que las tropas pro-Gadafi saquearon las instalaciones médicas tras desalojarles a punta de pistola.
“No había nadie para ayudarnos”, cuenta. “Tememos que vuelvan y que pase de nuevo”.
En el extremo más lejano de Ubari hay una base militar utilizada por combatientes Tuareg, miembros del ejército de Gadafi. Ahora sólo quedan algunos Tuareg que se unieron a la revolución.
Uno de ellos, Abdullah Suqui, nos explica que sus comandantes huyeron con cientos de hombres hacia Níger la semana pasada.
Otro, Omar Sedi, dice que no creía que Gadafi pudiera sobrevivir por largo tiempo en el desierto sin apoyo logístico y gente para proporcionarle gasolina, comida y agua.
Más allá de Ubari no hay nada salvo arena y rocas a lo largo de los 350km de frontera de Níger y Algeria. La ruta es una de las que utilizó la familia de Gadafi para huir de Líbia.
Mientras muchos dicen que el jefe de inteligencia del coronel Gadafi estaba ahí, nadie ha visto al ex líder en si, es como si se hubiera desvanecido en el desierto.
Luchando hasta la muerte
Sabha fue por largo tiempo un bastión de apoyo a Gadafi. Su propia tribu es fuerte ahí y en ella se controlan las rutas hacia el sur y oeste del país. Así que fue una sorpresa cuando la localidad cayó de una forma relativamente fácil la semana anterior.
Cuando las fuerzas del CNT entraron en el lugar, detuvieron a Mohammed el-Madani, profesor universitario y amigo de Gadafi por 50 años, desde que ambos estudiaran juntos.
Madani fue uno de los cinco representantes de Líbia en el parlamento Panafricano y fuimos a verle al lugar donde estaba siendo retenido.
Nos dijo que había estado con el jefe de inteligencia Abdullah al-Sanussi hacía tan sólo unos días en Sabha, no mucho antes de que el pueblo cayera.
Añadió que creía que el coronel Gadafi estaba en algún lugar del desierto y que nunca abandonaría su lucha.
“Elegirá entre la muerte o la victoria”, apuntó, “la victoria ahora mismo es difícil, la muerte más probable”.
¿Mercenarios o trabajadores?
Los soldados rebeldes querían enseñarnos, no muy lejos de ahí, a un grupo de hombres nigerianos retenidos en un camión. Estaban convencidos de que se trataba de mercenarios.
“Ustedes trabajan con Gadafi”, les dijo acusadoramente uno de los combatientes rebeldes.
- “No, no”, respondieron.
- “El les dio dinero para que trabajaran con él”, insistió.
- “Yo no tengo dinero”, replicó uno de los nigerianos.
Los nigerianos insistieron en que eran sólo inmigrantes buscando trabajo que, aterrorizados por los enfrentamientos en Líbia, habían decido esconderse, casi muriéndose de hambre mientras los rebeldes avanzaban hacia Sabha.
Uno de los cargos de la Corte Criminal Internacional contra Gadafi y Abdullah al-Sanussi es que trajeron a mercenarios africanos para asesinar a manifestantes desarmados.
Los combatientes del CNT afirman que Madani ayudó a recultarlos, cargo que él niega.
“Nunca he tratado ese tema, nunca en mi vida. No forma parte de mis convicciones, de mi ética”, aseguró.
De vuelta en Ubari, los rebeldes dijeron que iban a detenerse un rato antes de seguir explorando la frontera con Algeria.
Todavía están preocupados de que Ubari pueda ser controlado nuevamente por seguidores de Gadafi.
Sin embargo, no abandonarán su búsqueda del despuesto líder, incluso cuando da la impresión de que persiguen un espejismo a través del desierto.
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