23 septiembre, 2011

La más reciente implosión de Obamacare

Los programas ineficientes que no resuelven problemas y que se aprueban contra la voluntad del pueblo americano parecen ser el punto fuerte de la administración Obama. Ahora sus desproporcionadas aspiraciones de una revolución del sistema de salud se van hundiendo con rapidez a medida que van quedando más claros los fatales fallos estructurales de Obamacare.

¿Lo siguiente que va a implosionar? La Ley del Programa de Servicios de Apoyo y Asistencia para Vivir en la Comunidad, conocida como la ley CLASS, que crea un programa de cuidado médico extendido, administrado por el gobierno y demasiado caro de mantener. En un momento en que los programas de derechos a beneficios de Estados Unidos están fuera de control, los partidarios progres de Obamacare estaban promoviendo un nuevo programa sin posibilidad de que se mantenga a flote. Ahora están intentando ocultar el hecho de que estaban equivocados justo cuando acaba de quedar expuesto otro desatino de Obamacare.

Desde su creación, la ley CLASS era completamente insostenible, tal como estaba redactada. ¿El problema? Debido a los efectos de la selección adversa, el programa impondría altas primas, lo que impediría participar a las personas que constituyen menos riesgo. De hecho, participar en el programa CLASS solo sería atractivo para aquellos que padecen mala salud y esperan necesitar cuidados extendidos en el futuro, lo cual aumenta aún más las primas.

Debido a cómo se diseñó, estaba claro para los actuarios de Medicare e incluso para los miembros progres del Congreso que CLASS fracasaría antes de empezar. Como tantos otros aspectos de la tambaleante ley Obamacare, los fallos en esta ley son clarísimos. Brian Blase explicaba por que la ley CLASS es inservible y cómo su mal calculada estructura llevaría a su inevitable hundimiento o rescate económico:

El principal problema es que el diseño del programa resultará en un muy sesgado consorcio de participantes… Esto significa que es menos probable que personas sanas participen porque no reciben descuento alguno en forma de primas más baratas, algo que sí recibirían si compraran seguros [para cuidado extendido] en mercados privados. En vez de eso, es probable que los participantes en CLASS sean personas discapacitadas que pueden trabajar a tiempo parcial y personas que anticipan necesidades [de cuidado extendido] en el futuro.

Además, el problema de la selección adversa se agudiza porque las personas con ingresos por debajo del nivel de pobreza solo están sujetas a una prima de $5 mensuales y es mucho más probable que la gente menos sana esté por debajo del nivel de pobreza. La prima artificialmente baja para ellos significa que las primas tendrán que ser mucho más altas para otros, lo que disminuirá la afiliación total en el programa y empeorará su solvencia a largo plazo. El defectuoso diseño de CLASS prácticamente garantiza que el programa se hundirá o que necesitará un rescate económico.

La pasada semana, Heritage informó de correos electrónicos internos enviados antes de la aprobación de Obamacare, advirtiendo a la administración Obama del desastre en ciernes que constituía CLASS. Mientras la anterior presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y colegas a empujones nos hicieron tragar la propuesta de ley de salud de 3,000 páginas en el Congreso, ignoraron información vital acerca de un programa que carecía de todo fundamento actuarial y era completamente impracticable. De hecho, como informó Lachlan Markay, de Heritage, los expertos federales de salud les dijeron vía correo electrónico que CLASS resultaría en una “espiral de muerte de seguros”. El Congreso lo aprobó de todas maneras.

La secretaria de Salud y Servicios Humanos Kathleen Sebelius ha dicho desde entonces que CLASS es “totalmente sostenible” pero al mismo tiempo “financieramente insostenible”. El Departamento dijo que podría resolver estos problemas usando su autoridad no legislativa, pero que la única forma en la que CLASS podría sobrevivir sería vía un rescate financiero con dinero del contribuyente, introduciendo diferentes primas según el estado de salud u obligando a la participación de los trabajadores – ninguna de las cuales es una opción aceptable. Es hora de admitir que están librando una batalla perdida.

Bob Yee, actuario en jefe de la Oficina de Salud y Servicios Humanos (HHS) que administra la ley CLASS, recientemente abandonó su cargo después de que se le dijera que sus servicios no eran necesarios. Él contó al Wall Street Journal que también se estaba reasignando a otros miembros del personal.

Después de eso, el HHS ha negado que esté acabando con la ley CLASS a pesar de que ya no tiene empleados trabajando en su oficina. Es probable que la administración se haya convencido finalmente de que CLASS no tiene ayuda posible.

Un grupo bicameral de miembros republicanos del Congreso está exigiendo respuestas en una carta de supervisión que enviaron al HHS, requiriendo información sobre las últimas maniobras y respecto a lo que sabían sobre CLASS antes de que Obamacare fuese aprobada. Dada la inestabilidad financiera de CLASS, James Capretta y Brian Riedl explicaban que lo mejor que puede hacer el Congreso es derogar la ley en vez de acumular deuda tras deuda a causa de otro insostenible beneficio más:

CLASS está destinada a quedarse corta de fondos, creando presión para otro masivo rescate del contribuyente. La mayor amenaza para la prosperidad del país a largo plazo son las responsabilidades futuras y sin financiación del principal programa de derechos a beneficios de la nación. La última cosa que el Congreso debería hacer es añadir a la carga fiscal de los futuros contribuyentes y por ello la abolición de la ley CLASS es la medida fiscalmente más responsable —y éticamente más correcta— que se puede tomar.

Así que, mientras que el HHS intenta no dejar rastro diciendo que todavía se está analizando a CLASS, está claro que la única cosa responsable que el departamento puede hacer es admitir que estaba equivocado desde el principio y poner fin a este terrible programa antes de que sea demasiado tarde. Y aún más importante, el Congreso debería abolir Obamacare antes que la mayor implosión de todas golpee al pueblo americano.

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