17 septiembre, 2011

"Narcomansiones": Del poder al debacle


De forma paulatina Morelos, cuna del agrarismo, se convirtió en sitio de alojamiento de los principales capos del narcotráfico. Desde la década de los 90,Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul; y en los últimos años Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, hicieron de la entidad una zona de descanso y su centro de operaciones.
En los últimos años, se calcula que al menos 25 inmuebles han sido asegurados en Morelos, pero la Procuraduría General de la República se ha negado a proporcionar información oficial.
La última de las casas que provocó gran polémica en la entidad fue la ubicada en Paseo de los Mandarinos 124, en el fraccionamiento Los Limoneros, donde el 11 de diciembre de 2009 se realizó la narcoposada en la que estuvieron Arturo Beltrán Leyva, El Jefe de Jefes, y sus principales colaboradores.
Ahí comenzó la maldición para esa casa e inició la persecución que terminó con su muerte, una semana después, en el conjunto de lujo Altitude en Cuernavaca.
La mansión de la narcoposada resultó ser propiedad deGustavo Humberto Riojas Simental, hijo del regiomontano Gustavo Riojas Santana, líder del desaparecido Partido de la Sociedad Nacionalista, organización señalada como “negocio” de la familia Riojas y a la cual se le atribuyó un presunto desvío de recursos. La PGR lo investigó por lavado de dinero y mantiene asegurada la propiedad.
La narcofiesta también puso en aprietos a conocidos artistas. Ramón Ayala y sus Bravos del Norte, Los Cadetes de Linares y Torrente Musical, junto con 40 mujeres contratadas para amenizar el festejo, fueron capturados y después los dejaron en libertad.
Otra de las propiedades relacionadas con los Beltrán Leyva, es el departamento donde cayó abatido Arturo Beltrán, también conocido como El Barbas, el 16 de diciembre de 2009, en las torres Altitude, conjunto departamental ubicado en el fraccionamiento Punta Vista Hermosa Resort.
En esa lujosa propiedad, las autoridades encontraron, tras la muerte de El Barbas, álbumes fotográficos, cartas a varios destinatarios con contenidos que hablaban del distanciamiento y el anhelo de verse pronto con frases como “te extraño y te quiero”. Había documentos notariales de inmuebles, revistas del corazón y hasta una Sagrada Biblia en el buró de la recámara, que se cree ocupaba Arturo Beltrán.
El día del abatimiento, en la recámara más protegida, la que no tenía ventana alguna, quedaron las botas de piel de cocodrilo en color verde y negro raspadas y ropa de marca Hugo Boss. Sobre la mesa quedó un plato servido con huevos revueltos, guacamole y frutas.
Amado Carrillo y su casa de "Las mil y una noches"
HERMOSILLO. La casa de las “mil y una noches” fue el símbolo con el que Amado Carillo Fuentes quiso demostrar su poder, pero sus sueños de grandeza fueron estrepitosamente parados. Hoy, prácticamente es una ruina como el control que ejerció en su momento al frente del cártel de Juárez.
Tras 18 años de haber sido decomisada, la casa de “las mil y una noches” como se le conoce a la residencia que pertenecía al extinto narcotraficante, está en abandono: llena de escombro, maleza y con pintas de grafiti.
El inmueble que estaba en construcción, en la colonia Pitic, una de las residenciales más exclusivas de Hermosillo, Sonora, poco a poco se deteriora. Nunca llegó a ocuparse; hace 20 años era un atractivo casi turístico para quien visitara la ciudad, debido a su extensión de casi una cuadra y sus enormes cúpulas y detalles lujosos que se distinguían como una excentricidad entre todas las casas locales.
Suntuosidad
Ernesto López, un vecino a quien le tocó presenciar el decomiso de la casa, recuerda que la vivienda tenía enormes habitaciones con vestidores a base de cedro, así como jacuzzis rodeados de espejos con acabados de plata, y una alberca. Contaba con un sótano donde había tinacos y un pasadizo subterráneo, al cual los policías que decomisaron la vivienda jamás permitieron ingresar, “pero se dice que era un pasadizo con salida a otra calle”.
Un hombre que trabaja como jardinero en el sector contó que “sus patrones” y otros vecinos han pedido a las autoridades que derrumben la casa o la vendan. “La gente de aquí ha pedido que la vendan, pero al parecer ya no se sabe ni quién es el dueño, decían que el gobierno, pero se supone que hay un dueño que la heredó tras unos asuntos legales…”, cuenta.
Después de la muerte de Carrillo, la casa fue utilizada por indigentes y malvivientes como refugio para dormir y drogarse, según vecinos del sector. “La comenzaron a pintar toda de grafiti, se robaban los acabados de madera que tenían las puertas y un día causaron un incendio con una bacha de cigarro”, dice una vecina que lleva más de 20 años residiendo en esa colonia.
Tras el incidente, los policías comenzaron a desalojar a toda esa gente que se reunía en la vivienda y los vecinos decidieron organizarse y contratar a alguien para que pintara por lo menos la barda de la casa, ya que daba una mala imagen, agregó la mujer. La residencia tipo árabe fue asegurada el 20 de noviembre de 1993 por la Procuraduría General de la República, apoyada con un helicóptero, cuatro años antes de la muerte del capo. En un inicio se acondicionó para darle utilidad de casa-club de jubilados y pensionados del SNTE.
Sin embargo, a seis meses de incautado, José Morales Buenrostro promovió un juicio de amparo en el Juzgado Tercero de Distrito, bajo el expediente 945/93, con el propósito de evitar la incautación.
Morales era el apoderado legal del supuesto propietario, Juan Jorge Mexía Monge, prestanombre de Amado Carrillo.
El juez tercero de distrito, Gonzalo Hernández Cervantes, y el Segundo Tribunal Colegiado negaron el amparo y ratificaron facultades a la segunda agencia del Ministerio Público Federal para asegurar la vivienda.
El Búnker de "Tony Tormenta"
MATAMOROS. Las letras TT con las que distinguía el líder del cártel del Golfo, Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, sus posesiones más preciadas, aparecen en cada uno de los vidrios biselados del portón de la casa del fraccionamiento Residencial Las Quintas, en Matamoros, Tamaulipas, en cuya sala tenía disecado su caballo preferido, un pura sangre de cuarto de milla.
Esta es una casa que el capo y hermano de Osiel Cárdenas Guillén, El Mataamigos, construyó para usarla como centro de operaciones y búnker. A la propiedad sólo tenían acceso sus principales allegados, sus socios y cómplices, y sus operadores, así como sus mujeres.
A todo lujo, la residencia contaba también con un bar con cada una de las copas y vasos grabados con las letras TT, mesas de póquer y otros juegos que igual tenían grabadas sus iniciales, un equipo de sonido profesional y, por supuesto, un gran arsenal.
El grueso de sus paredes impedía que las balas de alto poder o las granadas penetraran la estructura y por si fuera poco, poseía otra residencia ubicada estratégicamente a 20 metros de distancia, donde se encontraban vehículos blindados del tipo monstruo y una escolta dotada de armas de todo tipo para repeler cualquier ataque.
En esta casa, meses antes de ser abatido por infantes de Marina, Tony Tormenta pudo librarse de un operativo montado por un equipo de las fuerzas especiales. En esa ocasión, desde la parte alta de la casa, con disparos de metralletas Barret y granadas, así como con el apoyo de su equipo de seguridad de la casa contigua, pudo rechazar y causar bajas entre los marinos.
Cambia de vehículo frente a marinos
Además, aquella ocasión, al salir de la residencia en un auto blindado y con éste chocar la camioneta de los marinos que le obstruían el paso para huir, se dio el lujo de que a escasos metros bajó, caminó y cambió su vehículo averiado por otro de mayor blindaje.
La casa quedó con las huellas de la batalla librada. La fachada de la residencia y de otras casas vecinas mostraban los impactos de cientos de balas y los daños por granadas. Igual el zaguán fue dañado por los marinos al intentar entrar por ahí. La puerta principal y los vidrios biselados resintieron los estragos del combate.
Sin embargo, a las pocas semanas la casa que los marinos entregaron a la PGR, estaba reparada, los vidrios y la puerta con la leyenda TT fueron colocados y el caballo disecado seguía ahí, así como la sala de juegos. Lo que ya no estaba fue el arsenal con que se atacó a las fuerzas especiales ni los vehículos blindados.
Igual sucedió con el inmueble donde cayó abatido el líder del cártel del Golfo tras enfrentarse contra infantes de Marina a principios de noviembre del 2010. El inmueble que alberga varios locales comerciales ubicado en la calle Abasolo entre las calles Cuarta y Segunda, de la zona Centro, en su momento fue asegurado por el agente del Ministerio Público Federal, luego de casi cinco horas de enfrentamiento armado entre narcos y militares en el cual murió Tony Tormenta.
El lugar que estaba construido para resistir un ataque mientras se esperaban refuerzos, que igual estaba intercomunicado con los otros locales y sus muros y rejas estaban súper reforzados, fue regresado a sus “propietarios” tras de que comprobaron ante la justicia federal la legítima propiedad. Ya no es oficina, hora es un negocio denominado Glamour Air Estudio.
Lo que queda de la fortaleza de los "Arellano Félix"
TIJUANA. Sólo tierra y algunos pedazos de cemento se encuentran ahora donde fue alguna vez una de las fortalezas de los hermanos Arellano Félix. La casa en esquina, que contaba con alberca y varios cuartos fue demolida en agosto de este año, tras una orden judicial.
Esta propiedad que estaba ubicada en la calle Nogal de la colonia Ciudad Jardín, en Tijuana, Baja California, contaba además con un túnel subterráneo que conducía al libramiento Salvador Rosas Magallón, ubicado a 100 metros de la finca. También, narran sus vecinos, cuando fue incautada se encontraron rejas en algunos cuartos como si fueran celdas.
La propiedad de este cártel fue asegurada hace 10 años y en ese lapso fue utilizada por indigentes y drogadictos, a decir de los vecinos.
Ofelia Díaz Andrade, vecina desde hace 40 años de la zona, recuerda que la construcción era una de las más lujosas. Menciona que “tenía una fachada muy bonita y hasta alberca”, pero un día “quedó bajo resguardo de las autoridades y luego quedó abandonada, y llegaron los vagos que se llevaron lo que podía usarse y la convirtieron en ‘picadero’”, por lo que durante mucho tiempo solicitaron la intervención de las autoridades.
Convertido en tiradero
El paso de los años y el abandono fueron evidentes en el inmueble, durante los últimos años. Un incendio destruyó casi toda la residencia, pero las paredes que quedaron en pie fueron totalmente cubiertas de grafiti, y el resto del terreno se usó como basurero clandestino. En el inmueble, incluso, una vez aparecieron los cadáveres de dos agentes policiacos.
En Tijuana, son varios los inmuebles que en algún momento fueron usados como casas de seguridad y se encuentran desocupados.
El secretario de Seguridad Pública del estado, Daniel de la Rosa Anaya, reconoce que muchas de las propiedades incautadas por las autoridades se encuentran desocupadas, pero señaló que con base en la Ley de Extinción de Dominio el gobierno de Baja California trabaja en un proyecto para darles uso de beneficio social.
"El Teo", un vecino tranquilo
LA PAZ. Su apariencia de abandono resalta entre las decenas de casas de lujo del fraccionamiento Fidepaz, al sur de La Paz. Un jardín descuidado, puertas rotas y encadenadas, incluso un baño portátil al frente, son ahora la presentación de la residencia que en algún tiempo habitó Teodoro García Simental, El Teo, capturado el 12 de enero de 2010 por la Policía Federal.
La noche anterior a su captura, en el 710 de la calle Pez Vela tuvieron fiesta. Así lo constataron vecinos del lugar y las lentes de los fotógrafos y camarógrafos al día siguiente: en un césped perfectamente cuidado, entre algunas palmeras que formaban parte del patio principal, se encontraban tiradas algunas botellas de agua y refrescos, y una rosa roja. La casa es de dos plantas y está construida sobre un terreno de al menos 300 metros cuadrados.
Las imágenes que se captaron luego del operativo mostraban un lugar estilo modernista decorado en blanco y negro, un primer piso bastante amplio que albergaba sala, comedor, bar y accesorios de madera, vidrio y acero, aparatos electrónicos,y en el patio trasero una amplia alberca con jacuzzi.
La última operación de compra-venta de la residencia ocurrió en 2008, cuando la ocupó García Simental. Desde entonces, El Teo pasó desapercibido para vecinos y autoridades, pese al blindaje de seguridad para la entidad que presumía el entonces gobernador, Narciso Agúndez Montaño.
Al parecer, nadie en el fraccionamiento reconoció a uno de los hombres más buscados por las autoridades de México y Estados Unidos, y por quien se ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos. A unos metros de la residencia se encuentra un centro médico privado. Unas cuadras más adelante están las oficinas de la Secretaría de Turismo del estado y al cruzar la avenida que lleva al malecón se encontraba un destacamento de la Armada.
Sorprendió a todos
Sin embargo, a decir de algunos taxistas que laboran en la zona —quienes pidieron omitir sus nombres— nunca tuvieron un indicio que les hiciera pensar que allí habitaba uno de los narcotraficantes más buscados, a quien se le atribuyeron más de 300 ejecuciones de integrantes del cártel de Tijuana.
“Desde antes de que lo agarraran y hasta ahorita, esta zona ha sido muy tranquila. Nunca vimos algo extraño, sólo el día que lo detuvieron, cuando se llenó de policías y andaban los helicópteros. Fue una sorpresa para todos los vecinos”.
Tras su detención, la Policía Federal reveló que las investigaciones para dar con la ubicación del narcotraficante les llevaron cinco meses. La residencia en La Paz era su lugar de descanso, mientras que las operaciones las realizaba en Tijuana. Para los taxistas, El Teo aparentemente era un residente más del fraccionamiento, tranquilo, hermético, como casi todos en esa zona, una de las más exclusivas de la ciudad, en donde los vecinos poco se dejan ver.
Horas después de la captura de García Simental, ninguna autoridad vigiló el lugar. Lo que provocó que en los siguientes días fuera saqueada por algunos jóvenes de la zona, quienes finalmente fueron detenidos.
El lugar quedó bajo resguardo de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO). Se observan en las puertas los sellos de la PGR.

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