Por Jorge Ramos Avalos
Hay silencios que dominan cualquier conversación. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido luego que el presidente de Perú, Ollanta Humala, se negara a contestar mis preguntas sobre una posible reelección.
Al rehusarse a hacerlo, Humala volvió a destapar los miedos de muchos peruanos que no quieren para su país el mismo destino autoritario de la Venezuela chavista. Entiendo perfectamente que la Constitución del Perú prohíbe la reelección inmediata. Lo que no entiendo es por qué el presidente Humala se negó a decir por televisión que nunca buscaría la reelección.
Todo ocurrió durante la entrevista que me concedió el presidente Humala, antes de su discurso en Nueva York ante la Asamblea General de Naciones Unidos. Hablamos, vía satélite, de muchas cosas. En 14 minutos me dijo que apoyaba la creación del estado palestino, que Bolivia tiene que negociar con Chile (no con Perú) su salida al mar, que a él no le competía determinar si el ex presidente Alan García fue un corrupto, y que no indultaría ni al ex presidente Alberto Fujimori ni a su hermano Antauro Humala (condenado a 19 años de prisión por rebelión).
Y luego le hice la última pregunta. “¿Nos pudiera prometer, con absoluta certeza, que usted no va a buscar la reelección?” Quería saber si él descartaba cualquier modificación de la Constitución para buscar la reelección inmediata. Pero su respuesta (o más bien, la ausencia de ella) me sorprendió.
“Creo que los presidentes también merecemos respeto”, me dijo, sin contestar la pregunta. Pero no entendí dónde estaba la falta de respeto: solo estaba haciendo mi trabajo. “Me da la impresión de que usted tuviera un prejuicio contra mi persona, lo cual no puedo aceptar”.
Le respondí que me parecía que le había hecho una pregunta legítima y que, simplemente, quería saber si buscaría la reelección o no. ¿Sí o no? Así de sencillo. El presidente Humala me preguntó si yo había leído sus discursos –sí los había leído– pero luego insistí con la pregunta. ¿Buscaría la reelección?
“No tengo por qué decírselo”, me dijo, desafiante, “así que no veo a qué viene ese tipo de preguntas”.
A esto viene. En diciembre de 1998, cuando Hugo Chávez aún era candidato en Venezuela, él me dijo que entregaría el poder en cinco años o menos. Y desde luego mintió. (Esta es la liga de esa entrevista http://bit.ly/nxxCwa ). Es decir, Chávez dijo algo como candidato y ya como presidente cambió su postura y hoy sigue en el poder.
En campaña Humala dijo: “No me quedaré en el poder ni un minuto más que los cinco años que establece la Constitución”. Pero, como presidente, ¿cambiaría su posición?
El canciller peruano, Rafael Rocangliolo, defendiendo a su jefe, me calificó de “impertinente, este extranjero” por hacer la pregunta. Quizás él no sabe que en el periodismo no hay pregunta prohibida, que los periodistas libres hacemos preguntas incómodas, que en un mundo globalizado nos metemos en todas las fronteras y que donde yo vivo no hay censura.
Preguntar si un presidente se quiere reelegir es una pregunta válida y hasta obligada a nivel periodístico. La democracia de Perú depende de que nadie se perpetúe en el poder. Y hay que preguntarlo, aunque no le guste al presidente y a su canciller.
En un mensaje por Twitter (@ollanta_humalaT) horas después de la entrevista, el propio presidente escribió: “Ni un día más. Mi juramento con el Perú y la democracia fue y es: no a la reelección”. Entonces, si dijo eso por Twitter, ¿por qué no lo quiso decir por televisión?”
Puede ser por cansancio, ingenuidad, falta de experiencia o mal manejo de los medios. Pero el problema es que ya sembró la duda entre muchos peruanos de que, eventualmente, él buscaría cambiar la Constitución para reelegirse o que promovería desde el gobierno la candidatura de su esposa, Nadine Heredia, para el 2016.
Antes de despedirnos, y aún sin contestar mi pregunta, el presidente Humala concluyó diciendo: “Seguramente esa podría ser una respuesta que le daría titulares y yo no estoy para dar titulares”. Ahí, me temo, se equivocó. Humala nunca se dio cuenta que al negarse a contestar estaba haciendo exactamente eso: titulares y noticias. Pero no las que él hubiera querido.
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