Con miras a las elecciones de 2012, se debe considerar la asignación del erario y la creación de puestos de trabajo.
Ángel VerdugoUno de los reportes especiales más oportunos es, sin duda alguna, el que presenta The Economist en su ejemplar de esta semana. Con el provocador título de “The future of jobs”, nos muestra un panorama que debería, por lo menos, que los 628 integrantes del Congreso ya hubieran ordenado a alguno de sus asesores —el que fuere capaz de traducir del idioma inglés al español—, los artículos que conforman dicho reporte.
Si bien acepto que es mucho pedir exigirles que además de lo anterior, lo lean, no pierdo la esperanza de que unos cuantos lo hubieran hecho. El recuento que The Economist hace del futuro que cabría esperar para el empleo, sería de gran utilidad en la toma de decisiones de quienes deberán hoy, asignar los recursos del erario a éste o aquel programa.
Es cierto, como muchos se han podido dar cuenta, que el futuro hoy, ya no es como era ayer; las cosas han cambiado de manera profunda y los cambios, a querer aceptarlo o no, están más que evidentes en el empleo. No es, en este aspecto, solamente un problema de cantidad sino lo más importante, de calidad; es decir, los empleos que las economías están generando, demandan del solicitante de uno de ellos, una preparación mayor.
La otra parte —el sistema educativo—, si es que quiere preparar adecuadamente a quienes demandarán dichos empleos, debe cambiar de manera acelerada; ideas y contenidos que hace unos cuantos años permitían al entrenado integrarse exitosamente al mercado laboral, hoy nada le garantiza pues los conocimientos y habilidades que no hace mucho evaluábamos positivamente, hoy de nada sirven.
El reporte de The Economist es, al menos para muchos gobernantes y “expertos” en educación de buena parte de los países de la región, un balde de agua fría; una lectura cuidadosa y sobre todo, autocrítica de aquel reporte, debe hacernos entender y aceptar que debemos ajustarnos a la brevedad posible a las nuevas condiciones en materia de empleos y sus requisitos.
De tener interés en el tema, usted puede tener acceso a este reporte especial —de manera gratuita y en PDF— en la dirección siguiente: HYPERLINK “http://media.economist.com/sites/default/files/sponsorships/SL18/20110910_the_future_of_jobs_adp.pdf” http://media.economist.com/sites/default/files/sponsorships/SL18/20110910_the_future_of_jobs_adp.pdf.
Hoy, si hay algún tema crítico en nuestras sociedades, es el empleo; cuántos y de qué calidad y también cómo van a ser creados, podrían ser las preguntas que los dos candidatos que aspirarán a la Presidencia de la República, deberán contestar; además, hacerlo sin rodeos y con claridad meridiana.
¿Qué van a proponer a los ciudadanos, tanto Peña como Cordero en materia de empleo? ¿Qué obstáculos —hoy imposibles de superar—, proponen derrumbar para crecer y crear empleos? ¿Qué modificaciones propondrán en sus respectivas campañas —en materia legal—, para que sea más fácil y menos costoso para los agentes económicos crear un empleo?
Durante este sexenio, lo más relevante en materia de empleo fueron los intentos de Lozano por hacernos creer que dio principio el 1 de enero de 2007; de ahí en fuera, nada pudo hacerse. Pretender que a partir del 1 de diciembre de 2012 sigamos igual, además de imposible es peligroso para la estabilidad política.
¿Se atreverá, el uno o el otro, a poner al día nuestro andamiaje jurídico en materia laboral con miras a crear millones de empleos? ¿Se atreverá —Peña o Cordero —a romper inercias y acabar con miles de vividores que se han enriquecido a costa de los trabajadores mexicanos?
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