15 septiembre, 2011

Reabren la causa contra el Príncipe saudí por presunta violación de una modelo en Ibiza

El árabe más rico del mundo tendrá que declarar en Baleares por una presunta violación a una modelo española en 2008.

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Al Waleed Bin Talal junto a su mujer

Al Waleed Bin Talal, primo del heredero saudí, es el árabe más rico del mundo, socio de Ruper Murdoch y aspirante a construir el rascacielos más grande del planeta. Es un príncipe millonario y excéntrico, acostumbrado a tener todo cuanto desea, incluidas las mujeres.

Quizás esto fue lo que ocurrió en 2008, cuando una modelo española –su pseudónimo es ‘Soraya’- le denunció por violación. Según relató a la entrevista Interviú hace un par de semanas, las cosas sucedieron del siguiente modo: ella estaba en el reservado de la discoteca ‘El Divino’ de Ibiza, tomando copas junto al Príncipe y otras personas. Lo siguiente que recuerda es despertase en un camarote de un yate –el lujoso Turama- atracado en el puerto de la isla pitiusa. Sobre ella, yacía un hombre: "Lo único que recuerdo es que estaba como en un sueño, como si alguien estuviera encima y me besara. A la vez sentí un fuerte dolor en mis partes y en ese momento me desperté, tendida en una cama, en una habitación oscura, solo con una pequeña luz".

Soraya, que entonces tenía 20 años, denunció lo sucedido a la Policía Nacional. A los agentes les contó que en "en el barco había muchas chicas y chicos, unos treinta más o menos, como si fuera una orgía y había mucha droga" y añadió que, cuando se quiso marchar, le advirtieron: "Esto que ha pasado en el barco no puede salir de aquí, porque son gente muy poderosa de la familia real árabe y te pueden hacer mucho daño. Así que no se lo digas a nadie. Este es nuestro secreto". Según ha declarado, en el acto pensó que le habían echado alguna sustancia en la bebida, que la dejó inconsciente hasta el momento de despertar en el yate.

Entonces comenzó la batalla legal de la joven contras el Príncipe. La juez archivó el caso de violación por considerar que "no había quedado debidamente justificada la perpetración del delito".

No obstante, y gracias a la insistencia de "Soraya", la Audiencia de Palma ordenó en mayo de 2011 la reapertura de las diligencias. La magistrada ponenete de la sala reprochó a la juez que archivó el caso en primera instancia que ni siquiera "le haya sido tomado declaración en calidad de imputado al denunciado".

Los reproches se volvieron justificados cuando los análisis forenses judiciales del Instituto Nacional de Toxicología vinieron a confirmar la versión de la joven. En su orina hallaron restos del sedante dordazepam, así como restos de semen, que previsiblemente aportarán los datos de ADN necesarios para la identificación del hombre que la penetró.

Mientras, la coartada del Príncipe saudí es clara: en agosto de 2008 dice que no estaba en Ibiza. "El supuesto encuentro sencillamente nunca ocurrió", zanja en un comunicado.

Ahora, la juez de Ibiza se encuentra tramitando el envío de una comisión rogatoria a Arabia Saudí para solicitar la declaración como imputado del Príncipe Alwaleed bin Talal.

El impuesto de la demagogia

Patrimonio

Emilio J. González

&quote&quoteEl impuesto sobre el patrimonio es una figura tributaria de muy escaso poder recaudatorio. Volver a imponerlo ahora no va a resolver, ni de lejos, los serios problemas presupuestarios que tiene este país.

Los socialistas quieren aprobar este viernes la reinstauración del impuesto sobre el patrimonio. Pero no se equivoquen. Esto no va de política económica, ni bien ni mal entendida. Esto va de electoralismo puro y duro.

El impuesto sobre el patrimonio es una figura tributaria de muy escaso poder recaudatorio, que en su momento se retiró porque iba en detrimento del ahorro. Volver a imponerlo ahora, por tanto, no va a resolver, ni de lejos, los muy serios problemas presupuestarios que tiene este país, por mucho que los socialistas quieran dar a entender lo contrario. Aquí de lo que se trata es de la más pura y simple demagogia electoralista dirigida a la izquierda más recalcitrante de este país. Básicamente, en lo que consiste esta propuesta es en decir, bien, aquí hay mucha gente que está sufriendo bastante a causa de la crisis mientras otros siguen disfrutando de la vida gracias a sus riquezas; pongámosles entonces un impuesto para que ellos también compartan los sinsabores de los tiempos difíciles que nos ha tocado vivir porque qué es eso de que unos tengan tanto y no compartan mientras otros las pasan canutas. La lógica es así de simple y con ello los socialistas nos demuestran varias cosas.

En primer lugar, hoy por hoy en el PSOE no tienen el menor interés en resolver la crisis económica. A ellos lo que les preocupa es resolver la que se les viene encima si el día de las elecciones se cumplen los nefastos presagios que las encuestas les auguran. Lo que tratan de verdad es de minimizar, en la medida de lo posible, el batacazo electoral mediante la radicalización de sus postulados, tratando de esa forma de cosechar votos entre los caladeros de Izquierda Unida y entre los antisistema. En segundo término, como su preocupación no es más que de naturaleza electoral, carecen de un verdadero programa por si ocurriera el milagro de que, después del 20-N, pudieran seguir gobernando, solos o con CiU. Los que acusan al PP de no proponer medida alguna para salir de la crisis ahora resulta que no tienen nada que decir al respecto, entre otras cosas porque si consiguen que los de Rajoy no gobiernen, el programa económico que tendrán que asumir será el que les impongan sus aliados parlamentarios de Convergencia i Uniò, les guste o no.

Así las cosas, el PSOE sigue empeñado en la estrategia equivocada, que no es otra que la de la demagogia, la del resentimiento social y la de seguir demonizando a la figura del empresario cuando lo que necesita este país es convertir al empresario en un héroe y facilitar al máximo su labor porque ella es la que genera empleo y bienestar. El impuesto sobre el patrimonio va justo en la dirección contraria. ¿Lo suprimirá Rajoy si llega a La Moncloa?

El Gobierno castiga a los ahorradores para reducir sólo un 1% de déficit

El Ministerio de Economía prevé recaudar unos 1.080 millones a 150.000 contribuyentes, lo que apenas tendrá impacto en los números rojos del Estado.

D. SORIANO1

El Gobierno ha decidido dar marcha atrás a una medida que tomó hace tres años. Elena Salgado, después de varios meses asegurando que no estaba en la agenda del Ejecutivo subir los impuestos, ha aceptado presentar al Consejo de Ministros de este viernes una modificación en el Impuesto sobre el Patrimonio.

Curiosamente, es una petición que ha hecho en repetidas ocasiones Alfredo Pérez Rubalcaba en las últimas semanas. El candidato del PSOE ha utilizado esta figura como una de las claves del giro a la izquierda que quiere dar a su campaña (curiosamente, no dijo nada de esto mientras era ministro). Y parece que va a lograr su objetivo, incluso aunque eso suponga deshacer lo que se aprobó en 2008.

¿A quién afectará?

A los que tengan un patrimonio superior a los 700.000 euros, aunque la vivienda habitual estará exenta en 300.000 euros. Por ejemplo, una persona que tenga una casa valorada en el catastro en 500.000 euros y además posea acciones por valor de 400.000 euros, no tendrá que pagar nada (500.000-300.000+400.000 = 600.000 euros, por debajo del mínimo exento). Sin embargo, alguien que no tenga vivienda pero posea acciones por valor de 900.000 euros, sí tendrá que pagar la cuota correspondiente.

No hay una cifra segura de cuántos contribuyentes estarán afectados, aunque se calcula que serán entre 150.000 y 200.000 personas (el Ministerio de Economía deja el número en 160.000). Su objetivo es recaudar algo más de 1.000 millones de euros, por lo que a a cada afectado le tocará pagar una media de 7.000 euros, aproximadamente.

Por cierto, que todo este revuelo, la mala publicidad que genera para España (como país que persigue a los que se enriquecen honradamente) y el riesgo de fuga de capitales sólo servirá para recaudar poco más de 1.000 millones de euros (según los propios datos de Economía). Teniendo en cuenta que el déficit previsto para este año es de 60.000 millones (y hay incertidumbre sobre si se podrá cumplir), el nuevo tributo apenas reducirá esta cantidad en un 1,6%. Parece mucho riesgo para tan poco fruto.

¿Cuál será el tipo aplicable?

En realidad, el Impuesto sobre el Patrimonio no estaba derogado: simplemente, el Gobierno decidió en 2008 bonificar toda la base imponible. Esto quiere decir que técnicamente todavía estaba vigente (sobre todo como forma de control de las posesiones de los contribuyentes) y lo único que hace ahora es volver a restablecerlo.

Por eso, en este punto de la cuestión, lo que más interesa es saber cuál será el tipo aplicable. Ni Elena Salgado ni ningún otro miembro del Gobierno ha ofrecido hasta ahora una cifra, lo que no es tranquilizador para los ahorradores españoles. En el anterior impuesto, el tipo iba subiendo del 0,2% para el primer tramo hasta el 2,5% a partir de los 10 millones de euros. Pero claro, entonces el mínimo exento era de 108.000 euros y ahora es de 700.000 por lo que lo previsible es que cambie también el tipo sobre el que se calcule la cuota. En las últimas semanas se ha hablado de unas cifras que van desde el 1% al 2%.

Lo que no dice Salgado

En la retórica del Gobierno está que éste es un impuesto que pagarán los ricos y que las clases medias quedarán al margen (evidentemente, había más gente pagando la anterior versión del impuesto, puesto que entonces estaban obligados todos aquellos con patrimonio superior a los 165.000 euros). Sin embargo, es muy dudoso que no vaya a afectar a eso que llaman clase media-alta.

Este grupo de la población está mayoritariamente formado por profesionales de nivel adquisitivo elevado. Es gente que ha progresado en su trabajo o con sus empresas y ha logrado acumular su particular patrimonio. Son los "ahorradores" de los que hablaba Rajoy hace unos días. De hecho, muchos diputados, según las cifras conocidas esta semana, superan ampliamente las cifras ofrecidas por Salgado y casi ninguno diría que tiene una "gran fortuna" como defienden en el Gobierno. Además, los más ricos siempre han sabido cómo manejar sus bienes para eludir el pago de este impuesto, entre otras cosas adscribiendo muchas de sus propiedades a alguna sociedad, con lo que pueden eludir parcialmente al Fisco.

Por otro lado, aunque 700.000 euros parezca mucho, lo cierto es que no lo es tanto. Cualquier español que haya ahorrado a lo largo de su vida laboral y haya logrado comprarse un par de viviendas estará en el límite de la frontera de Salgado. Además, hay que tener en cuenta que en numerosas ciudades se está revisando el catastro (cada diez años hay que hacerlo) y se está realizando mayoritariamente al alza (con precios casi de burbuja inmobiliaria, aun cuando el valor real de los pisos cae desde 2007).

Francia y el resto de Europa

Uno de los elementos que más se ha repetido es que casi ningún país de Europa mantiene un impuesto de este tipo, ni siquiera en un momento de grave crisis como el actual. Sólo Francia conserva este tipo de tributos y lo hace a un nivel muy inferior al que quiere implantar el Gobierno. En el país vecino, se cobra un 0,25% a los patrimonios superiores a 1,5 millones y un 0,5% a los que tienen más de 3 millones. A falta de saber las cifras concretas que dará el viernes Salgado, todo indica que los tipos españoles serán muy superiores.

Si no cambian (y al no haber dicho nada, parece que así será), el tipo marginal de España será del 2,5%, ¡cinco veces superior al francés!. Es como poner un mensaje a los ricos y a los inversores de todo el mundo diciendo: por favor, no vengáis a vivir a España.

España fue uno de los últimos países en erradicar esta figura que ahora, tres años después, el Gobierno quiere volver a rescatar del baúl de los recuerdos. Aparte de la inseguridad jurídica que este tipo de cambios ocasiona, hay que decir que no es casual que todos los países europeos lo derogasen. Casi todos los expertos se han hartado de repetir que este tributo castiga a los ahorradores e impone cargas sobre rentas que ya han sido tasadas hasta tres veces con anterioridad.

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