Por PAUL HAVEN
AP
Ha pasado más de un año desde que Fidel Castro irrumpió de nuevo en escena con una serie de presentaciones que calmaron la especulación sobre su adiós definitivo de los reflectores.
Pero después de esa racha de actividades en las que el revolucionario cubano exhibía fortaleza y confianza –y en las que incluso lanzó advertencias sobre el Apocalipsis nuclear–, la gira de reanimación parece haber llegado a su fin.
Castro no se ha presentado en público desde una crucial reunión del Partido Comunista en abril, cuando se le vio tembloroso e inusualmente frágil. También ha dejado prácticamente de escribir sus artículos de opinión y no difundió un comunicado ni fotografía alguna sobre su 85to cumpleaños en agosto.
El mutismo en torno a Castro ha propiciado como siempre los rumores de muerte desde Miami, propalados por las estaciones de radio y televisión del exilio cubano, y mediante redes sociales como Twitter.
Incluso hay un virus de computadora integrado en un correo electrónico basura titulado “Fidel está muerto”, que incluye una fotografía con poca definición y retocada que parece mostrar al ex gobernante cubano en un féretro.
Y en Venezuela, un periódico afirmó que la supuesta falta de salud de Fidel fue una de las razones por las que el presidente venezolano Hugo Chávez permaneció en su país para su tercera ronda de quimioterapia después de que recibiera las primeras dos del tratamiento en La Habana.
El gobierno cubano, como siempre, ha mantenido el mutismo. Las peticiones de The Associated Press para que comentara sobre la salud de Castro, o qué hace el ex gobernante, quedaron sin respuesta. El gobierno mantiene como secreto de estado el paradero exacto de Castro, así como detalles de su vida privada.
“Mi premisa con Fidel Castro es que hay que partir del hecho de que él es Lázaro y avanzar desde aquí”, dijo Ann Louise Bardach, autora del libro “Without Fidel: A Death Foretold in Miami, Havana and Washington” (“Sin Fidel: una muerte presagiada en Miami, La Habana y Washington”), el cual comenzó a escribir en 2006 para que coincidiera con el vaticinado deceso de Castro.
“Al margen de lo que cada quien piense de él, este hombre tiene una vitalidad formidable. Aquí no tenemos enfrente a un simple mortal”, agregó. “Si va a existir alguien que nunca muera, es él”.
Castro dimitió en julio de 2006 y delegó el poder a su hermano Raúl debido a una enfermedad intestinal grave que después él mismo reconoció que casi lo envió a la tumba. Fidel Castro continuó publicando artículos de opinión llamados “Reflexiones” pero permaneció fuera de la vista pública durante cuatro años, hasta su reaparición en julio de 2010, cuando se reunió con economistas, diplomáticos y legisladores, e incluso asistió a un espectáculo de delfines en el acuario de La Habana.
En poco tiempo, Castro estaba de regreso, atraía multitudes de partidarios bajo el sol de La Habana y había desempolvado su uniforme militar verde olivo.
Aprovechó su regreso a los reflectores para advertir sobre la amenaza de un enfrentamiento nuclear que escenificarían Estados Unidos e Israel contra Irán. Después, cuando dio inicio la oleada de protestas entre los gobiernos pro y antioccidentales en el Medio Oriente, Castro difundió una crítica mordaz de la OTAN y Estados Unidos.
Afirmó que la intervención en Libia era una “danza macabra de cinismo” concebida para apropiarse de los yacimientos petroleros libios y rehusó deslindarse de Moamar Gadafi, su aliado por mucho tiempo.
En abril, Castro abandonó su último papel oficial como jefe del Partido Comunista e hizo una presentación dramática con su hermano durante la clausura de una reunión importante de esa fuerza política. Castro necesitó la ayuda de un asistente joven para caminar hasta su silla en medio del aplauso de cientos de delegados, algunos de los cuales tenían lágrimas en los ojos. Una vez sentado, parecía inclinarse como si perdiera el equilibrio.
Desde entonces, el líder cubano no ha hecho presentaciones públicas, aunque fueron difundidas fotografías e imágenes de video de él reunido con Chávez y con otras personalidades que han visitado la isla. Su ausencia fue advertida en las calles.
“Yo lo vi tan frágil las últimas veces que salió en la televisión con Chávez”, dijo Angela Blanco, de 66 años y residente en La Habana. “Me preocupa, sí, porque no me parece que esté muy bien; eso me da tristeza, mucha tristeza, yo no quiero que le pase nada”.
Aún sorprende más el hecho de que el revolucionario cubano ha dejado de escribir sobre asuntos mundiales que evidentemente son de mucho interés para él. Se mantuvo en silencio en agosto cuando las fuerzas de Gadafi sucumbieron al avance rebelde y el gobernante libio pasó a esconderse. Castro no comentó sobre los hechos recientes de violencia en Siria, los disturbios callejeros ocurridos en agosto en Londres ni sobre el palpitar político ordinario de Washington, aspectos en los que con seguridad se habría pronunciado si hubiera estado más activo.
De hecho, el líder cubano sólo publico un artículo de opinión desde el 26 de mayo, un anuncio de que la primera ronda de quimioterapia de Chávez había sido eficaz.
Hasta la fecha este año, Fidel había difundido sus ideas o declaraciones en 37 ocasiones, en comparación con los 85 ensayos de 2010 y 111 el año anterior, de acuerdo con un recuento de la AP.
Aunque Castro ya ha tenido periodos de silencio, el más reciente aparejado con su 85to cumpleaños ha intensificado la opinión de que una de las personalidades con mayor energía en el siglo XX ha perdido fuerza.
Castro mismo hizo referencia a sus limitaciones en un apología dirigida a sus admiradores después de su ausencia en las celebraciones efectuadas en abril por el 50mo aniversario de la victoria de Cuba en Bahía de Cochinos.
“Créanme que sentí dolor cuando vi que algunos de ustedes me buscaban en la tribuna”, escribió. “Pensaba que todos comprenderían que no puedo ya hacer lo que tantas veces hice”.
De cualquier manera, los observadores cubano-estadounidenses han aprendido de la experiencia a dudar sobre los rumores en torno a la cercanía del fin de Fidel Castro.
“Cuando uno ha estado tan pendiente de esto como yo lo he hecho, ya no se creen las noticias sobre la salud de Castro sino hasta que se lee la confirmación que haya emitido el gobierno cubano”, dijo Tomas Bilbao, director ejecutivo del Grupo de Estudios de Estados Unidos sobre Cuba, una organización que tiene financiamiento empresarial y que apoya los cambios en la isla. “En lo que a mí concierne, nada ha cambiado”.
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