01 septiembre, 2011

SINGAPUR, UNA CIUDAD INTELIGENTE

REFLEXIONES LIBERTARIAS
SINGAPUR, UNA CIUDAD INTELIGENTE
Ricardo Valenzuela

Cuando Madero cayó víctima del usurpador, con él sucumbió nuestro anhelo republicano y la esperanza de una sociedad civil que se diera a construir una democracia liberal y sus instituciones. México iniciaba su larga pesadilla.

Casi sesenta años después, Vicente Fox en su discurso de toma de posesión, pronunció una frase que me dejó helado: “El Presidente propone y el Congreso dispone.” Lo hacía al mismo tiempo que la pandilla de porros priístas lo insultaba, los perredistas secundaban esas agresiones y los panistas aplaudían con fanática euforia. Pero eso era sólo el presagio de la tormenta.

A una década de distancia, realmente es muy poco lo que tenemos que celebrar cuando, después de la euforia triunfalista, el país ha permanecido estacionado frente a la horda de politiquillos que, sedientos por recuperar el poder, se han dedicado al saboteo de todos contra todos. La ansiada democracia nos ha surtido una estructura política que, lejos de conducir el país a la grandeza, le ha colgado una piedra en el cuello y lo hunde cada día más en las profundidades de nuestra mediocridad.

Hace unas semanas las organizaciones que producen el estudio anual llamado; “Libertad Económica del Mundo”, publicaron su última edición en la cual Singapur ocupa el lugar #1. Pasan luego a refregar en el rostro de los mexicanos, los resultados de nuestra “vida democrática” que tanto celebrábamos aquel lejano 4 de Julio del 2000. México permanece empantanado en el mismo fango de los países que cargan con una vergonzosa ausencia de libertad económica y, si no lo sabemos, libertad económica es lo que produce países prósperos y desarrollados.

La reforma fiscal se convirtió en una rejoda fiscal y eso, no es una bomba de tiempo; será nuestro Waterloo. La voraz burocracia se ha seguido extendiendo como yerba venenosa que no deja respirar al país. El proyecto de modernizar la industria energética permanece archivado y empolvado. Una reforma laboral, tan urgente para el país, permanece atrapada en los recintos de líderes corruptos en sociedad con sus padrinos políticos.

Si a todo ello le sumamos multitud de asignaturas pendientes producto de lo que afirma Paul Romer, nuestra destructora cobija de malas reglas y la ausencia de las buenas, como resultado tenemos un país sufriendo una constipación de resultados colocado en el escalafón #63 de la libertad económica, produciendo crecimientos tercermundistas y cada día más “trabajadores indocumentados” en EU.

¿Le ha sido útil a México esta democracia? Sí nuestra nueva estructura política permanece operando como en los últimos diez años, o peor, regresamos las riendas al arriero que permaneciera en el pescante durante 71 años, nos habremos anclado en un callejón sin salida cada día más oscuro, para perder otro siglo.

Con estas inquietudes me di a releer la biografía de Lee Kuan Yew titulada, “Del Tercer al Primer Mundo”. El libro contiene la historia de un verdadero milagro del cual, él fuera arquitecto ocupando la presidencia. Lee Kuan Yew levantó Singapur de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, de la pobreza y el desorden, hasta convertirla en un bastión de prosperidad, un centro financiero internacional y el país del tercer milenio.

Lee Kuan Yew, en 1954, después de finalizar sus estudios en Inglaterra, regresaba a Singapur y formaba el Partido Acción del Pueblo. Esta organización fue el PRI de Singapur pero, en lugar de robar y oprimir, se dedicaron a construir un templo a la libertad económica. Nuestro personaje afirma: “A veces el liberalismo se tiene que establecer a base de autocracia como en Chile, Hong Kong, Corea, Taiwan y aquí mismo, para que después florezca una robusta sociedad civil.”.

Afirma este hombre sabio que algo que facilitara su gestión, fue el no tener que cubrir con el manto de libertad económica un gigantesco país, tarea que considera casi imposible, sino una ciudad-estado que, con un esquema de libertad, él tuviera la visión de convertirla en una “ciudad inteligente” creando borbotones de riqueza para ejemplo del mundo.

“Países tan disímbolos requieren de recetas a la medida” afirma. “Hay una gran diferencia entre las sociedades asiáticas confucianas y las del mundo occidental. Las sociedades confucianas creen el individuo existe en el contexto de la familia, de una sociedad civil, y el gobierno no debe tomar el papel que pertenece a la familia o al individuo. En occidente piensan que el gobierno debe satisfacer las necesidades de todos cuando la familia falla—. En Singapur dependemos de la fortaleza de la familia y la responsabilidad del individuo para mantener una sociedad sólida y ordenada, una cultura de trabajo, ahorro, respeto y altos niveles de educación.”

“La democracia liberal necesita desarrollo económico, educación, clase media e instituciones políticas y legales que protejan a la sociedad, la libertad y los derechos humanos. Necesita una sociedad civil que, aun con puntos de vista diferentes y hasta conflictivos, estén dispuestos a cooperar unos con otros. La democracia liberal funciona sólo cuando la gente tiene la “cultura y tolerancia” para que una minoría acepte el derecho de la mayoría de ejecutar sus planes, no sabotearlos, y esperar la siguiente elección trabajando éticamente para convertirse en gobierno persuadiendo a los votantes con ideas inteligentes.”

Celebrando una cena para el ex Presidente de Alemania, Helmut Schmidt, éste pregunta si en el corto plazo China podría ser un país democrático. Lee Kuan Yew explota en una sonora carcajada ante la idea que una nación de 1300 millones de habitantes, la mitad analfabetas, pudieran elegir un Presidente—mucho menos legislar. Procede luego a explicarle cómo la estrategia de China ha sido, primero, provocar desarrollo económico en zonas especificas estableciendo el esquema de libertad estilo Hong Kong. Segundo, proceder luego extenderlo al resto del país, pero dando a su gente libertad para elegir.

Cierra Lee: “Si China hubiera tratado de hacerlo en todo su gigantesco territorio y a base de coerción, estarían enfrentando un fracaso peor que el que sufrieran con el comunismo.”

Singapur y México contabilizaban ingresos per cápita similares en los años 70. El nuestro en estos momentos no llega a 10,000 dólares, mientras que el de Singapur se aproxima a los 50,000. Bloomberg acaba de informar cómo Singapur le arrebata a China el lugar #1 en crecimiento económico a nivel mundial. Termina Lee Kuan Yew afirmando: “Construir las democracias de occidente tomó siglos. En Singapur sólo nos tomó 35 años porque primero provocamos desarrollo económico, y una sociedad responsable e independiente de su gobierno.”

¿Será por eso que la democracia de Venezuela reclutó al gorila de Chávez? ¿Podrá México disponer de otros 100 años, aplicando las mismas recetas, para que nuestra nueva democracia funcione? Aterradora pregunta.

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