Ubicada a las puertas del Atlántico y con una porosa frontera, Venezuela se convirtió en lugar de tránsito de cocaína hacia mercados internacionales, según la ONG International Crisis Group, que atribuyó además el fenómeno a la corrupción y a una ineficaz vigilancia estatal.
“Venezuela se ha convertido en un lugar de transbordo del transporte de cocaína hacia los mercados internacionales”, especialmente Europa y Estados Unidos, dijo el miércoles el director para América Latina de International Crisis Group, Javier Ciurlizza.
“Es un fenómeno que ha ocurrido en los últimos cuatro años y ha aumentado de una manera geométrica”, agregó el investigador al presentar un estudio sobre la violencia en Venezuela, que recoge decenas de entrevistas y estudios de campo en Caracas y los estados fronterizos.
Pese a no ser un país cultivador de hoja de coca ni un productor de droga, Venezuela, al norte de Suramérica y con salida al océano Atlántico, tendría condiciones favorables para ser una ruta del tráfico de drogas como cocaína y marihuana, explicó Ciurlizza, en un encuentro con la prensa en Caracas.
Las rutas del Caribe y el Pacífico y los caminos terrestres, vigilados de cerca por los operativos antinarcóticos de Colombia, Estados Unidos y México, “dejan al Atlántico como la ruta más barata” para lograr que la cocaína llegue a su destino, señaló el investigador.
Pero además, el estudio cita como otras causas la corrupción, debilidades en el gobierno venezolano para aplicar la ley, la supuesta colaboración de altos rangos militares con las bandas criminales y una porosa frontera con Colombia, el mayor productor de cocaína en el mundo, con 350 toneladas en el 2010, según cifras de la Organización de Naciones Unidas.
“Es una combinación de todo eso (…) y del hecho de que no haya un enfrentamiento categórico por parte del Estado”, señaló Silke Pfeiffer, directora del programa Andes de Crisis Group.
Por su lado, el gobierno venezolano defendió precisamente el miércoles su combate contra el tráfico de drogas.
El ministro del Interior, Tareck El Aissami, destacó la “política clara, seria y transparente” del gobierno “en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y contra las organizaciones criminales que pretenden utilizar nuestro territorio para este delito”.
El gobierno estadounidense sostiene que Venezuela ha fracasado en la lucha antinarcóticos, pero Caracas asegura que esa acusación forma parte de una “política de agresión” en contra del presidente Hugo Chávez, que ordenó la expulsión de la DEA (la oficina antidrogas estadounidense) en el 2006.
Las autoridades venezolanas decomisaron 29,750 kilos de droga en lo que va de año, informó El Aissami, al dar a conocer los resultados de un operativo contra el narcotráfico en la frontera con Colombia.
En Venezuela podrían participar bandas nacionales e internacionales vinculadas a grupos colombianos o a grandes carteles mexicanos como Los Zetas y el de Sinaloa, según el estudio de esta ONG presidida por Louise Arbour, ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.
A pesar de ello, el auge del narcotráfico no ha incidido directamente en la violencia en Venezuela, a diferencia de México, donde 41,000 personas han sido asesinadas desde diciembre del 2006 por la lucha entre cárteles y el enfrentamiento con las autoridades, dijeron los investigadores.
“En Venezuela hay muchas oportunidades para un comercio de la criminalidad organizada que no necesita ejercer la violencia todavía para imponerse”, dijo Ciurlizza.
Pero sí advierten que el narcotráfico ha sido un catalizador indirecto de la violencia promovida por bandas que luchan por el control del “microtráfico” en las barriadas populares de Venezuela, un país donde en el 2010 hubo al menos 14,000 asesinatos, según datos oficiales.
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