Luis González de Alba
Señor o señora secretario o secretaria de Hacienda, lo que para 2012 haiga en este país sin calzones:
Si no hay una revisión de tabuladores que impida a diputados ganar más de 400 mil pesos ¡al mes!, este abril de 2012 no pagaré impuestos. Y hagan como les dé su gana. Voy a la cárcel de nuevo y con gusto. No pagaré un solo peso. Nada.
Los partidos se repartirán cifras en las decenas de miles de millones de pesos, ya no importa si son 10, 20 o 30 mil millones: de cualquier manera, no los imagino. Ya qué más da.
Luego de decirnos, en la contra-reforma del 2007 por la que se tragaron al IFE, que harían obligadamente gratuitos los tiempos de radio y tv para así ahorrarnos a los contribuyentes esos pagos que van a “la mafia del duopolio”, no se recortaron ni un centavo:
El Niño Verde, con esa eterna expresión de idiocia, recorrerá la Riviera franco-italiana en yate repleto de champaña Dom Perignon; las familias propietarias de los “partidos” Verde y Convergencia, el PT creado por los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari para aplastar al PRD, y el Panal de La Maestra cuyo ingresos son incalculables, aunque su plaza siga siendo de profesora con licencia sindical, retozarán entre billetes.
¿Saben cuánto gana la diputada de la simple y llana Asamblea del DF, por el partido que pone primero a los pobres, Edith Ruiz Mendicuti? Gana 409,000.00 pesos ¡al mes!!! Dato de Rafael Pérez Gay en El Universal. De ahí, cien mil se los lleva por presidir una comisión, la de cultura, que no deseaba, dicho por ella misma, y en la que no tiene nada qué hacer, según se comprueba cada que abre la boca.
¿Cómo podemos seguir tolerando esos salarios? Lo de menos es que desde su secretaría de “Cultura” diga que Un tranvía llamado deseo es de José Emilio Pacheco... Uta, pudo decir al menos Arthur Miller o Jean Genet, sino que, por culta que fuera, no puede ganar 409,000.00 pesos al mes. Repartidos en un año sería un buen sueldo. Al mes, un médico del IMSS gana 5 mil 288 pesos y .76 centavos.
Además, no tiene esa mujer en qué gastarlos, porque a los diputados, senadores y demás fauna les pagamos viajes, coches, viáticos de todo, notas por sus comilonas en El Cardenal, gasolina, chofer, ayudantes... que mandan a recoger los niños a la escuela o a hacerles el súper... Las senadoras piden salón de belleza en el nuevo Senado (inútil para la Ruiz Mendicuti, con tres papadas gordas en acordeón)...
No puede ser. ¡No puede ser!
Cuando mi abuela materna quería poner de ejemplo a alguien, decía: ¡Te voy a dar a beber sus meados! He hallado de quién dar un sorbo a nuestros políticos de todos los partidos, a la señora siempre desgreñada que fue del PMT al PRD y de allí al PT para conseguirle a López Obrador los millones extra que se lleva una fracción parlamentaria y sin importar los veinte años de estar acusando al PT de ser creación de Salinas contra la izquierda.
Un sorbo a AMLO, urgido de capital porque dice tener 35 mil comités seccionales… ¿Atendidos por voluntarios? Vale, pero pagan teléfono, luz, papelería…. ¿Le ponemos 100 diarios? Son 105 millones al mes. ¿Ve por qué hizo top secret los costos de los segundos pisos? Y las giras diarias, ¿de a cómo son? Como él diría: ¿Quén pompó?
“Mientras esperaba que el señor Lilienblum escribiese una respuesta, aquel mocoso de quince años sacó del bolsillo el paquete de tabaco y, sin darse cuenta, actuando como un hombre, cogió el cenicero y la caja de cerillas. El señor Lilienblum se apresuró a ponerle la mano sobre los dedos, lo detuvo, salió rápidamente de la habitación, volvió al cabo de un rato, y le dio otra caja de cerillas que había cogido de la cocina y le explicó que las cerillas que estaban sobre la mesa del salón habían sido compradas con el presupuesto del comité de Jibat Zion, y que sólo se podían usar en las reuniones del comité y únicamente para los cigarros de los miembros del comité. En suma, los bienes públicos eran bienes públicos, no algo disponible para cualquiera…”
Amós Oz: Una historia de amor y oscuridad.
Lo dicho: debo estar viejo y furioso contra este país de cínicos, ladrones y señoras Mendicuti, porque me hace llorar. Por lo pronto, deberíamos dar a nuestra clase política un trago de meados del señor Lilienblum, como recetaba mi abuela.
Un país de ladrones, porque el político no es sino un mexicano común al que se añaden poder y dinero público.
De cómo una bellísima mujer hace todo por destruir su vida, y casi lo consigue: Olga (Planeta, 2010).
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