Crisis de la deuda
Beijing
Los líderes europeos llegaron ayer a un acuerdo para reducir la deuda griega. Esperan que los países prósperos de fuera de la UE contribuyan en parte a la financiación del plan de rescate. China, con la mayor reserva de divisas, se ha convertido en el principal objetivo.
La Europa desarrollada recurre a China para obtener financiación. Esto chirría tanto entre los habitantes de Europa como en los de China. Algunos europeos sostienen que Europa aún no se encuentra en una situación tan crítica como para tener que suplicar al gigante asiático. Aparentemente, la mentalidad dominante cree que la UE debe instar a China a que proporcione fondos, aunque no debe concederle otros beneficios.
En China, la cuestión está generando intensos debates. Muchas personas no pueden comprender por qué China debe ayudar a Europa, cuando su propia ciudad de Wenzhou se encuentra sumida en una crisis de financiación.
China y Europa no son esos amigos íntimos que se tienden sin dudar una mano cuando el otro sufre una crisis. Ambas partes están haciendo cálculos en este momento. Las opiniones públicas complican aún más la situación: en ambas partes, existen analistas no profesionales que dan prioridad a alimentar el creciente populismo.
Los mercados deben abrirse
Quizás el grado de participación de China en el plan de rescate de la eurozona se ha decidido por los intereses comunes y la desconfianza mutua entre ambas partes. China no se quedará al margen, ya que sus intereses están estrechamente ligados a Europa en la era de la globalización.
Pero por otro lado, China no dará una "gran sorpresa" a Europa. Incluso las economías más prósperas dentro de la eurozona se muestran reticentes a ayudar a Grecia. Al ser un agente externo, China no puede solucionar un problema que únicamente podrán resolver los propios miembros de la eurozona.
Si la UE realmente quiere la financiación de China, debe considerar la posibilidad de abrirle más sus mercados, así como pasar a considerarla como economía de mercado. Si considera que estas concesiones no merecen la pena, China no le obligará a continuar.
Para los chinos, no tiene sentido relacionar el plan de rescate de la eurozona con la crisis de la deuda de Wenzhou. El rescate implicaría el uso de las reservas de divisas, que no se pueden emplear para salvar a las empresas abandonadas por los jefes a la fuga en Wenzhou.
Una Europa tacaña
Como potencia mundial, China debe ayudar a otros países que se hayan visto afectados por una crisis o un desastre. Los chinos deben comprender que un país que sólo vela por sus propios intereses y no se preocupa por sus valores suscitará antipatía.
Pero los europeos también deben reflexionar sobre sus reproches a China por ser tacaña. Discriminan el sistema chino y no quieren exportar tecnologías a este país. Cuando una empresa china adquiere una empresa en Europa, la opinión pública local se escandaliza. Temen que el gigante asiático aprenda demasiado de ellos y tenga más éxito. Quieren seguir basándose en sus activos de siempre y seguir siendo líderes.
Esta mentalidad hace que Europa parezca tacaña. La participación de China en el plan de rescate de la eurozona no debe politizarse en exceso. Debe ser un acuerdo civilizado y las normas tácticas están más que claras para las dos partes implicadas.
Contrapunto
¿Ignorar los derechos humanos por la generosidad china?
Europa está “tentando al dragón” para salvar la eurozona, titula Gazeta Wyborcza. Pero según el diario de Varsovia, esto puede conllevar un alto precio. “Europa tiene puestas sus esperanzas en China. Un país que lleva a cabo el mayor número de ejecuciones del mundo y manda a los disidentes a campos de trabajo. Un Estado que persigue a los tibetanos y al pueblo uigur y que censura Internet”.
“Contar con China para reforzar el FEEF, los líderes europeos deberían responder a una pregunta básica”, plantea Gazeta Wyborcza. “Si cogen los miles de millones [de China] para salvar a Grecia o Italia, ¿tendrán el valor de condenar la violación de derechos humanos en el Tíbet o en Sinkiang? [...] Puede que Europa se amilane ante la posibilidad de que Pekín establezca unos límites o simplemente puede que parezca insensato, puesto que no se suele pedir ayuda y simultáneamente dar lecciones [al donante]”.
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