Cuando lo leí no podía creerlo. En efecto, las declaraciones de autoridades del BCRA diciendo que el que compra dólares hace un mal negocio es un calco de “el que apuesta al dólar pierde” o “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. Si es así, ¿por qué sacaron la gendarmería, la prefectura y la AFIP a la calle, si, como ellos dicen, el Central tiene tanto poder de fuego? Solo les falta sacar a la calle a los boy scouts y a los bomberos para intentar frenar la corrida cambiaria.
Argumento de las autoridades del Central para convencer a la gente que no compre dólares: "La gente que tiene ingresos y que compra dólares con su sueldo o con su jubilación, más allá de estar haciendo un mal negocio, lo que tiene que hacer solamente cuando lo hace es dar información". Veamos primero la última parte del párrafo. ¿Acaso es un delito comprar dólares? ¿Por qué una persona, con el fruto de su trabajo, tiene que informar por qué compra dólares? Para eso está su declaración jurada anual de ganancias y bienes personales donde detalla cuánto ganó y qué hizo con la plata. Pedir información adicional es una clara muestra de desesperación para intimidar a la gente. Pero como la gente no es tonta, si los controlan por el mercado oficial se va al marginal e igual va a comprar dólares.
Veamos la primera parte de la afirmación. La gente que tiene ingresos y que compra dólares está haciendo un mal negocio porque hubiese ganado más colocándose a tasa de interés que le ganó al dólar. ¿Qué nos están diciendo? Que la gente haga una bicicleta financiera. Venda dólares, aproveche estas tasas y gane mucho en dólares. Ganar mucho quiere decir cobrar tasas inconsistentes con el sistema productivo. Una propuesta típica de lo que llaman la patria financiera. Te doy tasa y dame dólares para que no se me complique el escenario económico.
Pero analicemos un poco más este punto. ¿Qué tasa de interés le pagan a un pequeño inversor? Hasta $ 100.000 pueden pagarle el 12 o 13 por ciento anual. ¿Gana o pierde? Contra la inflación pierde. Es decir, al final del período, aún con los intereses ganados, pierde parte de su capital y gana frente al dólar si es que el tipo de cambio no se mueve. Todo depende de lo que las autoridades del BCRA entiendan por hacer un buen negocio. Si apostaron a vender dólares, colocarse en pesos y volver a comprar dólares, ganaron. Bicicleta financiera. Si apostaron a vender dólares, colocarse a tasa y quedarse en pesos, perdieron porque la inflación les comió parte del capital. Lo que se llama tasa de interés negativa.
Por otro lado, ¿tan estúpida es la gente que no advierte el negocio que le proponen desde el Central? El problema es si la gente confía en que el tipo de cambio se mantendrá quieto por un largo período. Por ahora la gente no cree eso y el gobierno hace lo imposible para que la gente confirme sus sospechas. Si, el gobierno saca a la calle a la Gendarmería, a la Prefectura y a la AFIP, el mensaje que está enviando es que el Central no está en condiciones de controlar la corrida cambiaria. Es más, si además tienen que pedirle plata prestada a otros bancos centrales para disimular la caída de las reservas, todo indica que no hay tanta pólvora en la santabárbara para seguir aguantando.
El señor que va a la ventanilla del banco o a la casa de cambio no tiene idea sobre cuál es la política monetaria del BCRA. No sabe que el Central está emitiendo moneda a tasas del 40% (por cierto, ya llegamos a la serie T de los billetes de 100 pesos. Todo un símbolo de emisión monetaria descontrolada). Como decía, ese señor desconoce cuánto está emitiendo el Central, pero resulta que va al supermercado y los datos que Moreno informa de inflación no coinciden con la mayor cantidad de platita que tiene que sacar del bolsillo cuando llega a la caja con un carrito que cada vez llena menos, con productos que faltan y otros que tiene menos contenido o menor cantidad. ¿Vio el lector el tamaño de los rollos de papel higiénico? ¿Qué significa esto? Que la gente no tiene que seguir los indicadores económicos para saber que el dólar está barato. Solo le basta con ver cómo el billete de 100 pesos se le evapora en dos pavadas que compra. Ese señor dice: “acá algo va a pasar”. Y el “algo va a pasar” significa que imagina algún cimbronazo económico. ¿Qué hace ante esa incertidumbre? Compra dólares para proteger sus escasos ahorros que en Argentina es algo así como el arca de Noé cuando se viene el diluvio.
A ese señor, lo que le proponen las autoridades del Central es que se quede en pesos para que el gobierno pueda licuarle su capital y no le entorpezca la fiesta de consumo. Más que defenderlo en sus inversiones, parecen estar tratando de convencerlo de que deje la plata para que el Estado pueda aplicarle más fácilmente el impuesto inflacionario, pero el señor “desinformado” no quiere pagar más impuesto inflacionario, por lo tanto compra dólares.
Si uno ve lo que está haciendo el gobierno, advierte que se viene una profundización del modelo. ¿Por qué cambiar si con esta política ganamos las elecciones por afano? Ese mayor populismo implica más gasto público, y el gasto público requiere más financiamiento. Como la plata no alcanza, todos perciben que se financiarán con más inflación o con nuevas confiscaciones. En cualquiera de los dos casos, toda una invitación para incentivar la compra de dólares.
A esto hay que agregarle a un BCRA que se esmera en entregar dólares a precios de liquidación. Para ser más claro: ¿por qué la gente consume mucha energía en sus casas? Porque el precio es artificialmente barato. ¿Qué ocurre entonces? Que la demanda crece más rápido que la oferta y hoy tenemos una explosión de importaciones de combustibles para sostener el sistema energético, explosión que les pega en el saldo de balance comercial. Ahora bien, si la gente consume más energía porque es artificialmente barata, ¿por qué no va a comprar dólares si están baratos respecto a lo que hicieron y a lo que van a hacer? Porque aclaremos que aquí nadie espera una avalancha de ingresos de dólares por inversiones, y con la soja en U$S 500, ni los dólares comerciales les alcanzó para financiar la fuga de capitales del primer semestre.
¿Qué dice la ley de la oferta y la demanda? Que cuando el gobierno pone un precio máximo aumenta la demanda y disminuye la oferta. Si el Estado se pone muy pesado, aparece el mercado negro donde se comercializa el producto a precios más alto pero no hay faltante. Pregunta, ¿por qué la ley de la oferta y la demanda va a funcionar diferente para el dólar y, además, bajo un gobierno kirchnerista? Ellos creen que la política domina la economía o que con un simple DNU pueden derogar la ley de la oferta y la demanda.
Recuerdo que hacia el final del gobierno militar, cuando la economía estaba fuera de control, las tasas de interés subían constantemente. En el medio de ese lío económico un general golpeó sobre la mesa y ordenó que las tasas de interés tenían bajar. Bien, el actual gobierno se maneja con el mismo criterio. Golpean sobre la mesa, amenazan y ordenan que la ley de la oferta y la demanda se comporte de acuerdo a sus criterios. No comprenden que la ley de la oferta y la demanda es un problema de la praxeología que es la ciencia que estudia la estructura de la lógica de la acción humana. Este término fue originalmente utilizado por Alfred Espinas pero ampliamente desarrollado por Ludwig von Mises en su tratado de economía La Acción Humana.
Como aporte, si es que el gobierno quiere tomarlo o bien descartarlo, sugiero que lean La Acción Humana y verán que la praxeología explica el comportamiento humano, la teoría del valor y cómo esta influye en la ley de la oferta y la demanda. Si leen atentamente La Acción Humana posiblemente descubran porque hay una corrida cambiaria que no se frena con la gendarmería en la calle sino que la economía es la ciencia de la acción humana. Y la acción humana puede tener un comportamiento cuando vota pero otro muy distinto cuando se trata de defender sus ingresos y ahorros. Así de fácil.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario