Militares mexicanos señalan que el gobierno prepara el escenario para la intervención de Estados Unidos; la relación de la CIA con el narcotráfico ha sido comprobada en otros paíes pero ¿están también operando en México y para qué?
La revista Contralínea publicó hace unos días un extenso artículo donde cita a altos militares en activo -que prefirieron mantenerse anónimos- los cuales señalan que la guerra contra el narcotráfico está siendo manipulada desde Estados Unidos para desmebocar en una intervención militar estadounidense, como último recurso salvador ante el caos que reina en el territorio nacional. Si bien la revista Contralínea no es una de las fuentes más prestigiosas en materia periodística, la realidad nos dice que actualmente no se pudede confíar en ninguna fuente informativa sin tener reparos (¿Televisa, El Universal, Proceso? o incluso ¿El País, The New York Times, The Guardian?) puesto que los medios se han convertido cada vez más en actores políticos, implicados en una confusa madeja de intereses económicos, agendas ocultas y simulacros masivos. Por esta razón el ejercicio crítico actualmente se debe aplicar a cada pedazo de información, tomando en cuenta de donde proviene y en que contexto de signos está entrelazada. Esta información -fundamentalmente: que Estados Unidos es un agente provocador del narcotráfico en México con el fin de desplegar su ejército y participar en las labores de combate- horada en el miedo popular del intervencionismo, y si bien explota cierta sospecha conspiranoica, también se apuntala en un patrón de conducta histórico que liga a Estados Unidos y a sus agencias de inteligencia con el narcotráfico y con la utilización -y elevación- de conflictos internos para legitimar una intervención política en territorio extranjero.
Veamos primero lo que dice Contralínea:“Institucionales, acostumbrados a callar sus diferencias con los civiles y renuentes a comentar las discrepancias al interior de las Fuerzas Armadas, esta vez los militares prefieren hablar. Señalan que parte de la violencia que se ha desatado en las últimas semanas podría ser “inducida”. Y acusan al gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa de preparar el “escenario” para una intervención estadunidense abierta.
“Aseguran contar con información de que los atentados con carros bomba (uno realizado en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 16 de julio, y dos más en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el 26 de agosto de 2010) pudieron no ser obra de las bandas de narcotraficantes. Incluso, es probable que no hayan sido realizados por mexicanos”
Lo que se esboza aquí es la teoría bien conocida de que Estados Unidos no sólo es respondable del problema del narcotráfico al ser el mayor consumidor de sustancias prohibidas en el mundo y vendiendo armas a los narcos mexicanos, sino que este país -o algunas facciones dentro de su gobierno- fomenta la guerra con el narcotráfico,como negocio y como estrategia desestabilizadora ¿con el fin de? Algunos dirían: de tomar control total del mundo, el impuslo expansionista irrestañable irracional. O ¿tal vez controlar la frontera para controlar todo tipo de terrorismo autofabricado o extraño que pueda acecharlos proveniente de México, un país desordenado en el cual no se puede confíar? Otros: es un plan maestro macabro que busca instaurar a contratistas militares estadounidenses, recibiendo ellos mismos el dinero del Plan Merida, para luchar contra el narco (algo similar a lo hecho en Irak). O aún más conspiracionistas: buscan el colapso del estado mexicano, la nacionalización del petróleo y la creación de un estado supranacional norteamericano.
Estas son teorías que difícilmente pueden ser probadas y rayan en el extremismo del res cogitas, sin embargo si analizamos algunos hechos concretos tal vez podamos encontrar un punto intermedio.
Los documentos de WikiLeaks muestran que Estados Unidos tiene injerencia en la estrategia militar en la guerra contra el narco y que busca aumentar su influencia en los mandos militares y modernizar el ejército. Estos cables muestran también que Estados Unidos duda seriamente de la capacidad de las fuerzas de seguridad mexicanas y del mismo carácter del presidente Felipe Calderón (demostrando en este caso cierta sensatez ante lo evidente). Pero a la vez van acompañados de las declaraciones de Hillary Clinton -la espía en jefe como revela el WikiGate- del pasado septiembre en las que señala que lo que sucede en México es “narcoinsurgencia” comparable con Colombia, un país en el que Estados Unidos tiene bases militares. Existen numerosoas voces de militares y políticos estadoundidenses que han manifestado las dudas que tienen de que el estado mexicano pueda resolver por sí solo el problema del narcotráfico, incluyendo al ex director de inteligencia nacional Dennis Blair.
Otro tema relevante es el entrenamiento de militares mexicanos en Estados Unidos, el cual se ha incrementado notablmente en los últimos años. Esto genera ciertas sospechas no sin fundamentos teniendo en cuenta la historia de los militares latinoamericanos entrenados en Estados Unidos, como por ejemplo Noriega, Torrijos o el Genral Hugo Banzer. Estos ilustres dictadores y también agentes de la CIA, estudiaron en la oscuramente famosa Escuela de las Ámericas, una escuela militar que ahora puede contar entre sus egresados al comando militar foxiano de los zeta (el cinéfilo recordará en la pelícual “El Infierno” cuando El Beni dice en inglés que sus nuevos compañeros parecen entrenados spor la CIA), (el cosnpiracionista recordará que Osama bin Laden también fue entrenado por la CIA en la Operación Contra en Pakistán, dirigida por el omnipresente, en materia de lodo político, George H. W. Bush) Valdría la pena preguntarnos ¿hasta que punto los zetas han olvidado a los manejadores que los entrenaron?
La Escuela de las Américas, hoy tiene el geopolíticamente correcto nombre de Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (¿un cambio de nombre orientado a lavar su osucuro pasado?) . En Fort Bening, Georgia, se entrenan militares y agentes de inteligencia de distintos países. Entre los logros indirectos de esta institución están la dictadura militar boliviana, la guerra sucia argentina a través de su graduado Leopoldo Fortunato Galtieri, y recientemente el golpe de estado hondureño. Y claro la creación de una red de narcotráfico a través de Panamá con la figura clave de Manuel Noriega, amigo personal del ex director de la CIA, George H. W. Bush.
(Por otra parte, el presidente de Colombia Alvaro Uribe también ha sido vinculado con el narcotráfico, según este documento que circula en internet, Uribe fue considerado uno de los 100 narcotraficantes más peligrosos según la CIA).
Según investiadores como Daniel Estulín, famoso por exponer al Club Bilderberg, el dinero de la droga es lavado por Wall Street impúnemente, algo que ha sido comprobado al menos en los casos de Wachovia-Well Fargos, quienes lavaron dinero de narcotraficante mexicanos; se cree que el dinero lavado del narco sustenta las operaciones militares conocidas como Contras y black ops. Estulín ha ido más allá y señala que el millonario especulador George Soros fondea al narco mexicano.
“Los préstamos interbancarios fueron fondeados por dinero originado en el tráfico de drogas y otras actividades ilegales… Existen signos de que algunos bancos fueron rescatados de esta forma”, dijo en un reporte del 2009 Antonio María Costa, el zar de las drogas de la ONU.
La cuestión de fondo es si Estados Unidos, particularmente la CIA, participa de forma encubierta no combatiendo el narco, sino fomentándolo, estratégicamente impuslándolo en algunas partes, en otras fomentando el enfrentamiento y en algunos casos ellos mismos fungiendo como el “narco”. Cualqueira que estudie un poco el modus operandi de la CIA, se dará cuenta que esta agencia en muchas ocasiones ha sido parte de la red de distribución de sustancias ilegales que supuestamente combate alrededor del mundo. Algunas personas incluso llaman a esta compañía en inglés Cocaine Importers of America.
Una de las preguntas con cierta lógica que se hacen las personas es, ¿por qué si conocemos los nombres de los grandes capos de la droga colombianos y mexicano por qué no conocemos los nombres de los capos de la drogas estadoundidenses? Está pregunta ha inspirado varios documentales: ente ellos “In Search for the Real American Drug Lords“, del investigador Daniel Hopsicker o “Collapse” de el ex agente de la DEA, Michael Ruppert, quien revela que cuando trabajaba en la policía anti narcóticos de Los Angeles fue reclutado por la CIA para vender cocaína.
Gary Webb, periodista del San Jose mercury News publicó en 1996 una historia en la que mostraba que la cocaína que alimentó la epidemia del crack de los ochenta en California provenía de una misma fuente, la misma que estaba aliementando guerrillas en Centroamérica (la CIA). La historia de Webb en su momento fue bien recibida por la prensa y calificada como bien investigada el mainstream. Sin embargo, poco después la historia fue sepultada y Webb acabó perdiendo su trabajo.
Sobre el posible involucramiento de la CIA en el negocio del opio y la heroína en Afganistán, hemos escrito un artículo aquí.
Uno de los temas quizás demasiado pantanosos y peligrosos para investigar -equivalente a investigar la posible relación de Salinas de Gortarí con el cártel de Sinaloa- es la relación de la familia Bush con el negocio de la droga, algo que tal vez ayuda a escalerecer el enigma de los capos inviisble de Estados Unidos. Uno de los capos más famoso de la historia de Estados Unidos es Barry Seal, quien coincidentemente fuera agente de la CIA, ligado a la operación 40, la cual ha sido ligada al asesinato de Kennedy. Seal volaba aviones con cocaína desde Medellín a Estados Unidos. Barry Seal fue arrestado por traficar cocaína de los Ochoa a Estados Unidos pero luego fue perdonado y convertido en un informate para el gobierno, sin embargo existe información incontrovertible de que Seal ya trabajaba para el gobierno antes de ser detenido, ya que utilizaba aviones que habían sido comprados por compañías fachadas de la CIA los cuales guardaba en Mena, Arkanasas, estado entonces gobernado por nada menos que Bill Clinton. Seal fue clave en la operación de Reagan en contra del gobierno sandinista de Nicaragua, al incautar evidencia de que los sandinistas vendían cocaína.
Seal supuestamente fue asesinado por miembros del cártel de Medellín, aunque Hopsicker señala que podría haber sido asesinado por la CIA, precisamente por su relación con el hijo del ex director de la agencia, George W. Bush. Aparentemente existiría un video en el que Bush Jr. aparece volando el avión de Barry Seal; Seal según Hopsicker tenía información que podía incriminar a los Bush cuando fue asesinado.
Es cierto que no tenemos pruebas de operaciones de narcotráfico de la CIA en México, pero creemos que existen razonables dudas en este sentido; este artículo es sobre todo el ejericio de arrojar una línea de investigación.
En México existen varios medios que estudian seriamente al narco y sus relaciones con el gobierno, les proponemos que estudien también al narcotráfico y sus relaciones con el gobierno de Estados Unidos, tal vez así se aclare de forma contundente porque esta guerra no puede ser ganada y muestre que la sangre que asola el territorio está siendo derramada en vano: peones sacrificados en un adjedrez ajeno.
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