09 octubre, 2011

Ex peligro para México

Luis Petersen Farah

López Obrador aprovechó para insistir que su manejo de la economía no sería ideológico, sino que privilegiaría el juicio práctico, y que continúa en su postura de que el candidato de la izquierda debe ser el que salga adelante en las encuestas... Ah, y que él no es Chávez.


Fue en Monterrey, por increíble que parezca. Andrés Manuel López Obrador tuvo esta semana una audiencia inusual en su reunión con la iniciativa privada y con líderes de opinión. Cerca de mil quinientos asistentes.


Algunos empresarios de mucho peso en la economía, otros con un liderazgo reconocido y otros que claramente habían apoyado a otras fuerzas políticas, ahora hicieron el caldo gordo al mismísimo Peje, en una ciudad donde El Legítimo desató hace unos años verdaderas pasiones en su contra y donde no fueron pocas las empresas que alertaron a sus empleados a no votar por él.


A partir del miércoles, para la iniciativa privada regiomontana el Peligro para México lleva un prefijo ex. El empresario que más apoyo financiero otorgó a Fox fue Alfonso Romo. Uno de los industriales panistas más beligerantes ha sido Fernando Canales. Ahí estaban. Y Santos, Clariond, Gutiérrez Muguerza y Fernández Garza. Y Turner, que desde la plataforma de Morena ha sido promotor de estos encuentros. Además asistieron varios representantes de organismos intermedios.


El punto no puede pasar desapercibido en una ciudad donde la izquierda ha sido tradicionalmente desarmada y donde la iniciativa privada ha ejercido un liderazgo firme y de línea inamovible. Una ciudad, también, donde estos liderazgos han flaqueado y perdido su capacidad de resolver necesidades básicas de la población.


López Obrador, por supuesto, aprovechó para insistir que su manejo de la economía no sería ideológico, sino que privilegiaría el juicio práctico, y que continúa en su postura de que el candidato de la izquierda debe ser el que salga adelante en las encuestas. Ah, y que él no es Chávez.


El mensaje del empresariado regiomontano no puede ser otro que la decepción frente a las opciones políticas existentes. En Monterrey se respira nostalgia por liderazgos fuertes para una zona del país donde alguien mandó al diablo las instituciones, no de manera verbal sino real, y donde las autoridades no han logrado recuperarlas.


¿Estamos ante un compló de la IP, esta vez a favor del Peje? Aunque es una ciudad donde pocos se mueven solos, sin duda hablamos de un número importante de empresarios grandes, medianos y pequeños de quienes lo menos que se puede decir es que buscan otras opciones.


En Nuevo León están dispuestos a dar lo que sea por resolver la crisis de inseguridad, están dispuestos a apoyar las propuestas que juzguen mejores aunque los temas partidistas e ideológicos pasen a segundo plano. La inseguridad desespera. Y en una de ésas, abre el coco. O hace perder la memoria.

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