18 octubre, 2011

Granados Chapa

Por: SERGIO SARMIENTO
JAQUE MATE

Miguel Ángel Granados Chapa ha sido desde hace mucho tiempo un periodista indispensable. La precisión de su lenguaje y sus datos, sus definidas opiniones y su honestidad inquebrantable han marcado siempre su trabajo.

A Granados Chapa nunca le ha gustado ser protagonista de la información. Este viernes 14 de octubre anunció su retiro con dos escuetas frases al final de su columna Plaza Pública: "Ésta es la última vez que nos encontramos. Con esta convicción digo adiós." Muchos de sus compañeros de trabajo sabíamos que sufría de una enfermedad que lo había obligado a suspender publicaciones y su programa de radio.

Nadie podría acusarnos a Miguel Ángel y a mí de coincidir en nuestras opiniones. Alguna vez un lector me preguntó si nos poníamos de acuerdo antes de escribir nuestras columnas... para tratar el mismo tema con puntos de vista contrarios. En las diferencias como en las coincidencias, sin embargo, ha sido siempre un gran maestro.

Granados Chapa nació el 10 de marzo de 1941 en Pachuca, Hidalgo. Estudió derecho y periodismo en la UNAM. En 1964 fue reportero del semanario Proceso. Dos años después se integró a Excélsior donde llegó a ser subdirector editorial y funcionario de la cooperativa. Salió del diario en 1976 tras el golpe que destituyó a Julio Scherer de la dirección general.

Pasó con Scherer a Proceso, semanario del que fue director gerente en 1976-1977. Ocupó los cargos de coordinador de noticiarios del canal 11 de televisión (1977), director general de Radio Educación (1977-1980), subdirector de Unomásuno (1982-83) y subdirector y director de La Jornada (1984-1990). Empezó la columna Plaza Pública en 1977 en Cine Mundial; la cual llevó posteriormente a La Jornada, El Financiero y Reforma; numerosos periódicos la reproducían y la llevaban a todo el país. Su programa radiofónico, transmitido durante años en Radio UNAM, se llamaba también Plaza Pública. Fue además consejero electoral del IFE en 1994-1996 y candidato del PRD y el PT al gobierno de Hidalgo en 1998.

Granados Chapa ha recibido casi todos los reconocimientos a los que podría aspirar un periodista mexicano. En 1981, cuando estaba en el Unomásuno, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo por artículo de fondo. En el 2004 fui presidente del jurado que lo eligió como ganador del mismo premio, pero ahora por trayectoria periodística. En 2008 recibió la medalla Belisario Domínguez del Senado. Ese mismo año fue electo miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua.

Sus encuentros con la censura han sido igualmente notables. En 1993 fue despedido del Núcleo Radio Mil por presiones de la autoridad federal, que pedía la destitución del periodista a cambio de renovar la concesión de una emisora del grupo. En 2004 fue objeto de un juicio civil por daño moral promovido por el político hidalguense Gerardo Sosa Castelán por el libro La Sosa Nostra de Alfredo Rivera, del cual él había escrito el prólogo.

Granados Chapa supo rechazar los intentos por comprar su conciencia. Él mismo ha narrado en Plaza Pública cómo declinó una oferta de Carlos Hank González, cuando éste era regente de la ciudad de México, para darle una casa y resarcir la pérdida de otra (que alquilaba) por la construcción de un eje vial.

Yo espero todavía que la despedida sea temporal. Perdimos en 2010 la lectura obligada de Germán Dehesa. Sería difícil resignarse un año más tarde a no leer ya a Granados Chapa. México necesita voces precisas, inteligentes y honestas.

LA INAUGURACIÓN

Realmente espectacular fue la inauguración de los Juegos Panamericanos en Guadalajara este 14 de octubre. Una buena fiesta, por supuesto, no resuelve los problemas del país; pero tener un momento de festejo, incluso en los momentos más difíciles, se vale. Me sorprendió, debo decir, el entusiasmo con que el público del estadio OmniLife recibió al presidente Calderón.

Facebook: Sergio Sarmiento (oficial)

"Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción".

José Ortega y Gasset

No hay comentarios.: