El país registra 16 asesinatos diarios
Es el paso obligado de la droga y además centro de lavado de dinero
La violencia consume el 60% del presupuesto de los hospitales
Con una media que oscila entre los 16 y 17 asesinatos diarios, la inseguridad es la principal preocupación de los guatemaltecos. La debilidad del Estado, incapaz de cumplir con su misión de ofrecer seguridad y justicia, favorece tanto elcrecimiento de la delincuencia común, como la consolidación de las pandillas juveniles –las temibles maras– y el asentamiento de las cúpulas del narcotráfico, que en su huída de México y Colombia, donde son reprimidos con firmeza, han encontrado en la región un paraíso de impunidad.
“Esto es algo que está ahí y que el Estado debe de enfrentar sin políticas adecuadas, sin instituciones, lo que crea las condiciones perfectas para que el crimen organizado se asiente y siga desarrollándose”, comenta Lorena Escobar, analista en materia de seguridad de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes, independiente).
Según Escobar, Guatemala es una excelente “estación de servicio” para los carteles del narcotráfico. La falta de controles permite que este país brinde a esas mafias una infraestructura impecable para el tráfico de armas. Su ubicación geográfica, a medio camino entre los países productores del Cono Sur y el gran mercado estadounidense, lo convierte en lugar de paso obligado para los cargamentos de cocaína, mientras que también ofrece oportunidades ideales para el blanqueo del dinero. Sin olvidar a los migrantes clandestinos, que en su extrema vulnerabilidad, son utilizados como medio de transporte de la mercancía ilícita.
No obstante, la analista de Asíes cree que Guatemala está dando pasos en la dirección correcta para superar un estado decosas que pone en alto riesgo la existencia misma del Estado. “Aunque faltamucho camino por recorrer”, señala, “algo de mucho valor es que los guatemaltecos hemos empezado a romper la cultura del silencio, herencia de la época más dura de la guerra interna, cuando el señalar, el acusar y el exigir incluso derechos consagrados en las leyes, podían causar la muerte del ciudadano”.
Ese romper el silencio y la firmeza de lasnuevas generaciones para exigir que se cumpla la ley, concluye, han permitido la extradición de mafiosos a Estados Unidos, el encarcelamiento de delincuentes o que se impidiera la candidatura anticonstitucional de Sandra Torres. “Pero”,subraya, “la respuesta tiene que ser regional, como multinacional es la agresión de las mafias de narcotraficantes”.
En esta última apreciación coincide el coronel (retirado) Mario Mérida, antiguo jefe de la Inteligencia Militar (G-2),quien considera que la respuesta tendría que darse en tres niveles, y aventura porcentajes. Un 50%, señala, corresponde a cada uno de los países. Un 25% debe darse dentro del Tratado Marco de Seguridad Democrática, firmado por los gobernantes centroamericanos en 1995, que contempla como prioridad absoluta el combate a la pobreza y a la extrema pobreza, como causal primaria de la violencia.
El último cuarto de la estrategia “debe tratarse a nivel continental. El primer esfuerzo corresponde a los países productores, que deben extremar la vigilancia para que la droga no viaje a Centroamérica, mientras que estos gobiernos deben presionar a los países de mayor demanda”. Mérida subraya que, en el caso de Estados Unidos y de acuerdo a la filosofía norteamericana, la mercancía se mueve con mucha libertad a lo interno”.
No es una tarea fácil. Mérida señala la debilidad institucional centroamericana y recuerda la necesidad de profesionalizar, a la brevedad, a los cuadros que vayan a combatir a estas mafias, sin perder de vista la tremenda asimetría que existe entre nuestros depauperados países y la riqueza sin límites de las mafias. Para ilustrarla recuerda que un zar antidrogas de México recibía de los carteles 400.000 dólares mensuales, mientras que el sueldo promedio de un juez en Guatemala anda por los1.100 euros.
Un aspecto poco conocido,pero no por ello menos dramático, es el costo social de la violencia. En materias como la Sanidad, los hospitales públicos, saturados por los heridos de bala que diariamente llegan a las emergencias, dejan de atender casos graves,al extremo de que hay denuncias de pacientes que mueren en casa por falta deatención. Según el jefe de Cirugía del Hospital San Juan de Dios, Fernando Solares, la atención a las víctimas de la violencia consume el 60% delpresupuesto del hospital más importante de Guatemala.
De acuerdo a estadísticas del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), hasta el 31 de agosto 2.233 personas, entre ellas 306 mujeres, 8 niñas y 37 niños, han muerto violentamente en las calles de Guatemala. 86 comerciantes y 66 chóferes de autobuses han sido asesinados por pandilleros que reclaman una extorsión semanal cada vez mayor. Las estadísticasde los hospitales del Estado confirman que 888 pacientes (168 mujeres, 14 niñasy 26 niños) han ingresado a las emergencias con heridas de bala. La violencia consume el 60% del presupuesto de los hospitales nacionales.
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