08 octubre, 2011

¿Indignación contra el capitalismo ó contra el mal gobierno?

Godofredo Rivera

Si los estadounidenses se dicen “indignados” por la crisis de desempleo que los agobia, deberían ser más cautelosos a la hora de buscar culpables. Ya están en numerosas marchas protestando contra “el sistema”, cuidado señores.

No es en el sector privado, la banca comercial y menos el mercado de capitales de EU en dónde está la causa de la actual crisis. En todo caso, fue en esos sectores en donde se han manifestado las secuelas de la crisis. Y mucho menos es la “codicia capitalista”, como le han hecho llamar algunos socialistas que lideran las marchas, un causal de la debacle financiera estadounidense.

Gracias a la “codicia capitalista” es que tuvimos y tenemos (el mundo, no sólo EU) a innovadores como Steve Jobs, ó a los Gates, Buffet, Walton, etc., todos emprendedores exitosos generadores de riqueza a gran escala, sí, esos capitalistas exitosos (sin ayudas y privilegios del gobierno como sucede en los países latinoamericanos) tan despreciados y odiados por los socialistas.

Los estadounidenses deberían de ser más agudos y no dejarse llevar por los socialistas como sucede en países algunos países europeos ó Chile en Latinoamérica. No fueron las fallas de mercado el causal de la crisis, sino las fallas de gobierno, de gobiernos cada vez más intervencionistas.

Puede entenderse la frustración de millones de personas de EU que están sin empleo ó que perdieron sus casas en la crisis inmobiliaria, pero el capitalismo no es la causa. Y menos aún culpables son los inmigrantes latinoamericanos y mexicanos, a quienes ya se les señala como uno de los factores del desempleo y por ello se están creando verdaderas leyes al más puro estilo nazi para deportar en masa a millones de indocumentados. De proseguir con esa fatal política, los estadounidenses terminarán por hundirse más.

La causa principal de la debacle estadounidense la encontramos en las erróneas políticas fiscales y monetarias (en su momento escribiré detalles sobre ésta), en las insensatas políticas públicas de vivienda y en las regulaciones cada vez más onerosas sobre el sector privado-especialmente en materia ambiental- desde hace ya algunos años. Y en todo ello, quién está detrás es el mismísimo gobierno.

No quiero decir por supuesto que no haya habido abusos de algunos participantes del sector privado, que sin ética engañaron sobre los rendimientos a sus clientes. Pero ello sucede en todas partes y para ello está la ley para sancionar. No puede ser causa de toda una debacle financiera la existencia de unos cuantos defraudadores.

Lo cierto es que en EU cada vez más las políticas públicas se diseñan de manera socialista. Lo que pasó con las hipotecarias gubernamentales Fanny Mae y Freddie Mac que obsesivamente buscaban dotar de vivienda a todo estadounidense, independientemente de si podían costearla ó no. Parece que en EU los políticos no entienden que los subsidios a la vivienda sólo benefician a las grandes constructoras y que con el tiempo, se terminan construyendo más casas que luego ya nadie compra, pues se desinfla la burbuja inmobiliaria. Un empresario sólo ofrece producir más si ve una potencial demanda; con los subsidios esas decisiones se distorsionan y terminan en miles de casas sin habitar como sucede en España. No es falla de mercado sino de gobierno.

Otro detalle, la mayoría de los estadounidenses que poseen casa propia, no es por obra y magia del gobierno, sino porque son los más productivos y de mayores ingresos. Además la vivienda no es como creen los políticos (incluyendo a los panistas en México), un “motor del desarrollo” y menos algo apremiante para un ser humano. Un dato curioso para los políticos obsesionados con que “todo mundo tenga vivienda”. En Suiza, uno de los países con mayor calidad de vida, menos de una tercera parte de los suizos habitan en su propia casa.

La política agresiva de soporte y subsidios gubernamentales a la vivienda llevó a desarrollar nuevos productos financieros “ingeniosos”, y hacer creer que la riqueza era infinita, inacabable, y apoyada en la ubre gubernamental. Y pensar que muchos tercos siguen pensando que el gobierno no puede quebrar, claro que puede, y cuando lo hace se lleva entre los pies a millones de contribuyentes, como hoy lo atestiguan EU y los países europeos.

En materia fiscal el gobierno estadounidense ha pasado de ser hace algunos años un gobierno acreedor, a uno de los deudores más altos del orbe. Tal irresponsabilidad fiscal comienza con George Bush (hijo) y termina siendo dramática con el keynesiano y socialista presidente Obama.

Los “indignados estadounidenses” deberían ocuparse en mirar menos a Wall Street y ver los errores garrafales del mandatario populista que eligieron. Les recuerdo algunos datos que son públicos en EU. Y no me refiero a los paquetes multimillonarios que han llevado a la deuda gubernamental casi a colapsar (para rescatar empresas privadas y supuestamente reducir el desempleo), sino a proyectos más pequeños de política pública errónea que en conjunto nos dan cuenta de los errores colosales de Obama. He aquí algunos.

Un pueblo de Florida ha recibido 128 millones de dólares para construir un puente que conectaría las localidades de Stuart y Palm City. Pero es innecesario, según los propios habitantes de la zona: ya existe un puente cercano que cumple tal función. Además, las parcelas necesarias para su construcción no se prevén adquirir hasta 2011.

Otro caso paradigmático es el de Perkins (Oklahoma), en donde los vecinos tendrán que pagar más impuestos debido, precisamente, al plan de estímulo de Obama. La localidad ha recibido 1.44 millones de dólares para construir una nueva depuradora de aguas residuales. Sin embargo, el municipio debe cumplir una serie de requisitos federales para usar la subvención, hasta el punto de que el coste de la planta ha pasado de los 5.26 millones inicialmente previstos a un total de 7.2 millones de dólares. Como resultado, el precio del alcantarillado ha subido un 60%.

El Estado de Wisconsin tiene 1256 puentes deficientes que deberían ser reparados. Pese a ello, el Gobierno de Washington ha destinado 15.8 millones de dólares para reformar 37 puentes rurales que casi nadie utiliza (por muchos transitan menos de 100 vehículos al día).

Algo similar sucede con el aeropuerto de Johnstown (Pennsylvania), que dispondrá de 800,000 dólares para repavimentar una pista de aterrizaje en donde casi no aterrizan aviones, o la inversión de 1 millón de dólares en un lago de Oklahoma que no existe.

El Gobierno también se gastará 10 millones de dólares para renovar una estación de tren abandonada hace 30 años, ubicada en Lancaster County (Pennsylvania). Por otra parte, el Gobierno pretende construir en Lake Jackson (Florida) una eco-ruta (sí, el lector está leyendo bien) para evitar que las tortugas de la zona crucen la carretera y sean atropelladas (¿¿??). ¿Precio?: 3.4 millones de dólares.

Destaca, igualmente, que la Seguridad Social ha remitido cheques de estímulo de 250 dólares a 10.000 personas que ya han fallecido. De hecho, algunos de los beneficiarios murieron hace más de 30 años.

Mientras, la localidad de Town of Union (New York) se llevó toda una sorpresa al recibir 578,661 dólares del plan de estímulo de Obama para ayudar a los vagabundos. Curiosamente, las autoridades locales no solicitaron ningún dinero: no consta que existan personas sin techo en sus calles.

Otros proyectos curiosos financiados por Washington son los siguientes: 20,000 dólares para un congelador de esperma de peces; 644,000 dólares para construir un estacionamiento público que ningún vecino quiere; 1.5 millones de dólares para colocar una valla en un puente con el fin de prevenir suicidios; 356,000 dólares para que la Universidad de Indiana investigue la forma en que los niños diferencian el acento extranjero del acento nativo; 462.000 dólares para reformar los baños del Parque Nacional de Missouri.

Puentes que no cruzan ningún río, carreteras que no llevan a ningún lado, obra pública innecesaria que no sacará de la crisis a EU.

Y por razones de espacio no sigo, pero qué quede claro, los estadounidenses deberían estar más indignados con el derroche de su gobierno, con la mala asignación de los recursos escasos, que con el capitalismo que hizo hasta ahora a EU el país más innovador de la tierra.

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