26 octubre, 2011

La evidencia sobre el vínculo Talibán-Pakistán


Insurgentes
Los servicios de inteligencia de EE.UU. han acusado en reiteradas ocasiones a Pakistán de jugar a dos bandos: aliado de la Casa Blanca en público y secreta fuente de entrenamiento y armas de su enemigo en Afganistán.
En una celda en las afueras de Kabul, la inteligencia afgana mantiene detenido a un joven que asegura haber sido reclutado a principios de año por los poderosos servicios secretos de Pakistán, el ISI.
El prisionero dice que fue entrenado para perpetrar un atentado suicida en la intensificación de la estrategia militar del Talibán contra la coalición de fuerzas occidentales: y su preparación contó con la supervisión del ISI en un campamento de Pakistán.
Tras dos semanas de entrenamiento, fue enviado a Afganistán.
"Éramos tres. Nos pusieron en un vehículo negro con cristales oscuros. La policía no lo paró porque era obviamente del ISI. Nadie se atreve a parar esos autos. Me dijeron ‘tú recibirás tu chaleco con explosivos, y después irás y lo detonarás".


Las bases talibán en Pakistán

El hombre reclutado para hacer un atentado suicida cambió de opinión en el último momento. Después fue capturado por la inteligencia afgana.
Su relato coincide con los informes que han convencido a los estadounidenses de que, como sospechan, en la última década Pakistán ha estado armando y apoyando en secreto al Talibán en su intento de recuperar influencia sobre Afganistán.
Talibán
Insurgentes del Talibán le revelaron a la BBC el apoyo que reciben de Pakistán.
Los primeros indicios llegaron en 2002, cuando el Talibán comenzó a lanzar ataques cerca de la frontera desde sus bases en Pakistán, pero se intensificaron a partir de 2006 con el recrudecimiento de los atentados.
El punto de inflexión a ojos de Washington fueron los atentados de Bombay, cuando diez hombres armados mataron a 170 personas dos semanas después de la victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales de noviembre de 2008.
Pese a los reclamos de Pakistán que dicen que no tuvieron nada que ver con el ataque, la CIA recibió informes que supuestamente demostraban que el ISI estuvo directamente implicado en el entrenamiento de los autores.
El presidente Obama ordenó revisar toda la estrategia de inteligencia en la región y se lo encargó al veterano oficial de la CIA Bruce Riedel.
"Nuestra propias fuentes de inteligencia no dejaban margen a duda. En Afganistán, vimos una insurgencia que no podía ser que sólo contara con un apoyo pasivo del ejército de Pakistán y de los servicios de inteligencia de ese país, sino con un soporte activo".

Entrenamiento y provisión de logística

Pakistán ha insistido en negar la acusación.
"Al inicio de las operaciones con aviones espía, le avanzábamos a Pakistán dónde iban a ser y siempre resultaba que el objetivo ya no estaba allí. No había que ser Sherlock Holmes para atar cabos"
Riedel
Pero la BBC ha hablado con numerosos activistas del Talibán, tanto de rango medio como comandantes, que han ofrecido evidencias detalladas de cómo el ISI trabajó en reconstruir, entrenar y apoyar la insurgencia durante la guerra contra EE.UU. en Afganistán.
"Para un combatiente hay dos cosas importantes, los suministros y un lugar para ocultarse", explica un comandante talibán cuyo nombre de guerra es mulá Qaseem. "Pakistán juega un rol significativo. Primero al proveer un refugio, lo que es muy importante. Y segundo, porque nos dan armas".
Otro comandante insurgente, Najib, cree que "como Obama desplegó más tropas en Afganistán e incrementó sus operaciones en el país, Pakistán dio su apoyo para un aumento talibán también".
Najib afirma que sus milicianos recibieron un camión de suministros con "500 minas con control remoto, 20 cohetes lanzagranadas con 2.000 o 3.000 granadas, AK-47, ametralladoras, etc.".

Militares paquistaníes

Las pruebas del apoyo de Islamabad al Talibán están a la vista en la frontera que los insurgentes cruzan a voluntad.
Según Riedel, los recientes ataques con aviones no tripulados han resultado cada vez más letales contra el Talibán después de que no se avanzaran informes de inteligencia a Pakistán.
"Al inicio de las operaciones con aviones espía, le avanzábamos a Pakistán dónde iban a ser y siempre resultaba que el objetivo ya no estaba allí. No había que ser Sherlock Holmes para atar cabos".
La captura y muerte de Osama bin Laden siguió el mismo modelo: los estadounidenses actuaron por su cuenta, para humillación de Pakistán. La confianza entre los dos aliados nunca estuvo tan baja.
Bin Laden fue la razón de la invasión de Afganistán y el derrocamiento del gobierno Talibán que se negaba a entregarlo. Su muerte resulta ahora en la eliminación de uno de los principales obstáculos para avanzar hacia la paz.

Conversaciones de paz

Pero quienes aseguran que la mano oculta de Pakistán ha estado detrás del conflicto temen ahora que también pongan trabas a las negociaciones de paz.
El año pasado, en la ciudad paquistaní de Karachi, el mulá Baradar, número dos de la estructura Talibán, fue capturado por el ISI.
Rabbani
El atentado contra el expresidente Rabbani congeló las conversaciones de paz con el Talibán.
En secreto, Baradar había contactado con el gobierno de Afganistán para discutir un acuerdo para poner fin a la guerra.
Lo había hecho sin la autorización de los servicios secretos paquistaníes y fue detenido "para que volviera a ser tenido bajo control", según una fuente diplomática británica.
Más recientemente, Hawa Nooristani, miembro del Alto Consejo para la Paz de Afganistán, dijo que había convocado una reunión secreta.
Esperando por ella estaba un comandante de la facción más beligerante de la insurgencia, la red Haqqani, el primero en llevar adelante atentados suicidas en Afganistán. Para su sorpresa, querían conversaciones para negociar la paz.
"Me dijo que era vital que la inteligencia paquistaní no supiera nada de la reunión, que no quería comunicárselo porque el ISI no quería la paz en Afganistán y todavía ahora siguen entrenando nuevas unidades del Talibán", asegura Nooristani.
"También tenía miedo que los paquistaníes lo arrestaran porque vive en ese país y dice que sería muy fácil que lo detuvieran".
El gobierno afgano comenzó las conversaciones de paz con el Talibán pero las abandonaron después de que el negociador jefe, el expresidente Burhanuddin Rabbani, muriera en un atentado bomba.
"No podemos ignorar nuestros intereses de largo plazo porque esta es nuestra propia área"
Athar Abbas, ejército de Pakistán
Cualquier futuro acuerdo de paz tendrá que ser pactado con Pakistán, ha venido declarando desde entonces el presidente Karzai.
Para los asesores políticos estadounidenses como Bruce Riedel, el mensaje es claro: "El ISI puede no estar en condiciones de llevar al Talibán a la mesa de negociaciones, pero puede estropear cualquier proceso de negociación. Hasta ahora, hay muy pocos indicios, que haya visto, de que los paquistaníes tengan interés en un acuerdo político".
Al tiempo que niega los vínculos con el Talibán, Islamabad insiste en que no hace más que lo que cualquier país en circunstancias similares.
"No podemos ignorar nuestros intereses de largo plazo porque esta es nuestra propia área", dijo el general Athar Abbas, portavoz del ejército de Pakistán.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, en una visita reciente a Pakistán dijo que ese país "tiene un importante papel que jugar, pueden ser útiles, indiferentes o dañinos".
Pero los que, como Riedel, temen que las fuerzas desatadas en la última década de guerra pueden ser una obsesión para el mundo entero.
"No hay una pesadilla peor para EE.UU., Europa y el mundo en el siglo XXI que un Pakistán que se sale de control bajo la influencia de fuerzas extremistas, con armas nucleares... lo que está en juego es enorme".

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