Andrés Oppenheimer
CIUDAD DE MEXICO — Un grupo de 46 políticos y académicos mexicanos, procedentes de todo el espectro ideológico, conmocionaron la política nacional esta semana con una audaz propuesta para acabar con la parálisis política del país: obligar a quien resulte electo en el 2012 a formar un gobierno de coalición.
La propuesta, que ocupó grandes titulares en las primeras planas de los principales periódicos, fue firmada por varios aspirantes presidenciales de los tres partidos más importantes, incluyendo al jefe de gobierno capitalino Marcelo Ebrard, del centro-izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), el senador Manlio Fabio Beltrones, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Santiago Creel, del centro-derechista Partido de Acción Nacional (PAN), así como por el escritor Carlos Fuentes y varios académicos prominentes.
Aunque otros políticos expresaron reservas sobre la propuesta, hay gran consenso en que México debe hacer algo para cambiar su disfuncional sistema de tres partidos fuertes, en el que dos partidos opositores sistemáticamente bloquean las propuestas legislativas del partido gobernante.
De manera muy semejante a lo que está ocurriendo actualmente en Washington, la falta de un gobierno capaz de hacer aprobar leyes ha tenido un enorme impacto negativo en México en la última década, haciendo prácticamente imposible que los presidentes recientes pudieran lograr hacer muy necesarias reformas energéticas, laborales y fiscales. Como resultado, la economía mexicana ha venido creciendo a un ritmo mucho más lento que la de otros países latinoamericanos, incluso antes de sufrir el impacto de la crisis económica estadounidense del 2008.
“Es una buena idea”, me señaló Robert Pastor, un experto en México de American University y autor del nuevo libro “La Idea de Norte-America”, refiriéndose a la propuesta del gobierno de coalición. “Refleja el deseo de todos los partidos de pasar a un modelo más eficiente”.
Según la nueva propuesta, el congreso mexicano aprobaría una enmienda constitucional alentando a los futuros presidentes a formar gobiernos de coalición. También se crearía el cargo de “jefe de gabinete”, cuyos nominados deberían ser ratificados por el Senado, y servirían de eslabones entre el jefe de estado y el congreso.
En una entrevista telefónica, el senador Beltrones, del PRI, me dijo que la enmienda constitucional sería de cumplimiento optativo para los futuros presidentes, pero los alentaría a formar gobiernos de coalición. Aunque se han dado casos aislados de presidentes mexicanos que han invitado a políticos de oposición a sus gabinetes, dichos nombramientos muchas veces eran vistos como “acuerdos oscuros” que traicionaban lealtades políticas y la voluntad de los votantes, señaló.
“Poner esto en la constitución sería re-educar a quienes vivimos en el sistema presidencialista y movernos a una cultura de la negociación”, me señaló Beltrones.
El ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, el PRI, el actual favorito en las encuestas para ganar las elecciones del 2012, no ha firmado la propuesta de un gobierno de coalición. Los partidarios de Peña Nieto prefieren una ley de “sobre-representación” parlamentaria que daría al partido ganador de las elecciones presidenciales una mayoría automática en el Congreso.
El Ministro de Gobierno del presidente Felipe Calderón, Francisco Blake Mora, a su vez, ha señalado que prefiere otros mecanismos para llegar a un gobierno funcional, como adoptar el sistema de la segunda vuelta para elecciones presidenciales, cosa de que el ganador tenga un mandato. Calderón ganó las elecciones del 2006 con menos del 1 por ciento del voto.
El ex canciller Jorge G. Castañeda, autor del nuevo libro “Mañana o Pasado”, me dijo que no firmó la propuesta de crear gobiernos de coalición entre otras cosas porque no tiene muchas posibilidades de concretarse.
Castañeda señaló que Peña Nieto controla a 200 legisladores que no van a aprobar la propuesta, porque creen que su candidato ganará las elecciones cómodamente, y no necesitará ayuda de la oposición para gobernar.
“Además, lo importante es estar de acuerdo en un programa de gobierno, más que en el procedimiento”, dijo Castañeda. “Quieren hacer un gobierno de coalición, pero ¿coalición para hacer qué?”
Mi opinión: No me queda duda de que uno de los principales problemas de México en los últimos años ha sido una arquitectura política que no le permite gobernar a ningún presidente. No sé si la solución es crear el cargo de jefe de gabinete, o adoptar elecciones con la posibilidad de una segunda vuelta, o alguna otra variante, pero cualquiera de esas alternativas sería mejor que el actual sistema de tres partidos fuertes, con dos que no dejan gobernar al que está en el poder.
Creo que es bueno instalar el tema como un asunto prioritario, no solo en México, sino también en Estados Unidos, donde las trabas políticas en el congreso son en gran medida la causa por la cual no se logra terminar con la actual crisis económica que afecta a todo el mundo. Tal vez ha llegado el momento en que Washington —al igual que México— debería empezar a debatir nuevas formas para destrabar su parálisis política.
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