JOSEFA SUAREZ
AFP
BUENOS AIRES -- El extinto mandatario Néstor Kirchner y su esposa y sucesora, Cristina Fernández de Kirchner, cambiaron la cara del peronismo de derecha de los años 90 con un perfil de centroizquierda basado en la defensa de los derechos humanos, explicaron analistas.
Pese a su sesgo progresista, en sus ocho años de gestión el kirchnerismo sigue manteniendo a polémicos dirigentes distritales y a alcaldes acusados de corrupción en la pobre y populosa periferia de Buenos Aires.
“Con los Kirchner hay un cambio de orientación ideológica copernicano en relación al liberalismo de los dos mandatos de Carlos Menem (1989-99) y que se orienta hacia la centroizquierda con relatos que recuperan los años 70 y el primer peronismo”, dijo el sociólogo Ricardo Rouvier.
Rouvier, director de la consultora homónima y profesor de la Universidad de Buenos Aires, se refirió a la violenta década del siglo pasado, en la que los Kirchner militaron en las filas del peronismo radicalizado en la Universidad de La Plata (60 km al sur de Buenos Aires), donde muchos de sus compañeros fueron asesinados o están desaparecidos tras el golpe de Estado de 1976.
Los Kirchner formaron una sociedad amorosa, política y profesional que funcionó durante 35 años hasta la muerte del ex mandatario hace casi un año.
Ellos recuperaron también las banderas de justicia social del tres veces presidente Juan Perón (1946-52, 1952-55 y de 1973 hasta su muerte en 1974) y de su esposa Eva Duarte (Evita).
“La ruptura con el menemismo no es solo relativa al plano discursivo. Pese a que Carlos Menem llegó al poder con el partido peronista, su gestión estuvo plenamente encuadrada en el paradigma del Consenso de Washington, es decir, desregulación del Estado y desmantelamiento del aparato productivo”, afirmó a la AFP la socióloga Doris Capurro, directora de la encuestadora Ibarómetro.
Sin embargo, para otros estudiosos, la posibilidad de los gobiernos peronistas de oscilar en el espectro ideológico no es nada más que pragmatismo.
“El neoliberalismo de Menem fue un fenómeno de circunstancia, no ideológico. Perón pudo haber hecho lo mismo porque el peronismo original da para moverse flexiblemente dentro de amplios límites de ideas y de enfoque de política de gobierno”, afirmó el sociólogo Manuel Mora y Araujo a la AFP.
En este marco, el analista, profesor universitario de extensa trayectoria y director de la consultora IPSOS-Mora, entiende que “el kirchnerismo es anticonservador pero no necesariamente puede ser asimilado a una izquierda consistente, en ninguna de sus tradiciones: la marxista autoritaria, la socialdemocracia o la neopopulista tipo (el presidente de Venezuela, Hugo) Chávez”.
Néstor Kirchner (2003-2007) llegó al poder en medio de una de las mayores crisis económicas y sociales que sacudieron al país, con la integración regional como prioridad en su agenda externa.
Con ese objetivo, desempeñó en 2005 un papel central, junto al brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el cubano Fidel Castro y Chávez, en el rechazo al ALCA en una reunión en Mar del Plata (sur), en la que estaba presente el presidente estadounidense George W. Bush.
Para los presidentes latinoamericanos que encarnaban por entonces el giro a la centroizquierda de la región, el Área de Libre Comercio de las Américas era una cuña en la unidad del subcontinente.
La unidad regional alcanzó un hito con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), de la cual Néstor Kirchner fue su primer secretario general.
“El peronismo de este capítulo kirchnerista está obviamente a la izquierda, como lo indican, entre otras, la fuerte decisión de la integración de América Latina y el rol que le asigna a la Unasur”, sostuvo Capurro, directora también de la consultora Capurro y Asociados.
Otra bandera kirchnerista es la de los derechos humanos: la anulación de las leyes de amnistía que se habían votado después de la dictadura (1976-83) permitió hasta ahora condenar a 240 personas, mientras que más de 800 están siendo procesadas.
Esta política recibió el beneplácito de las principales organizaciones humanitarias, pero también algunas críticas.
“Me repugna el uso político de los derechos humanos. Lo hacen para agitar y agitar y seguir usando el tema con fines políticos”, opinó Julio Strassera, fiscal en el histórico juicio a las Juntas Militares en la gestión de Raúl Alfonsín (1983-89).
Un lastre del peronismo del que los Kirchner intentaron desprenderse pero no pudieron son los “Punteros” (jefes barriales) y los “Barones del Conurbano” (alcaldes) de la periferia de Buenos Aires, un bastión ineludible al momento de las elecciones.
“Los intendentes del Conurbano están ligados a la corrupción, mafia, gatillo fácil y el narcotráfico”, denunció Fernando Solanas, cineasta, diputado y ex candidato a presidente por Proyecto Sur (centroizquierda).
Si la mandataria consigue el domingo su reelección, como anticipan los sondeos, completará al término de su mandato 12 años de gestión kirchnerista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario