Godofredo Rivera
Hace unas décadas, cuando todavía existía la Unión Soviética y el mundo estaba inmerso en el clímax de la guerra fría, frecuentemente se anunciaba una especie de competencia técnica entre EU y la propia URSS sobre cuál de los 2 países graduaba más ingenieros y científicos al año. Las estadísticas favorecían cada año por mucho a la Unión Soviética. Esto era interpretado por los socialistas como muestra contundente del triunfo del “socialismo científico” sobre el “capitalismo de clases y explotador”.
Pero entonces, ¿Por qué era muy superior el nivel de vida de los estadounidenses respecto al de los soviéticos de la época (conclusión dolorosa y siempre negada también por los socialistas de aquellos tiempos)?
Lo cierto es que no es el número de ingenieros ó científicos lo que hace la diferencia en el desarrollo de cualquier nación y menos cuando éste no surge por orden espontáneo, sino por dictado de los gobiernos socialistas de la planificación central, de los burócratas que creen que planean mejor que empresas e individuos. El número de los profesionales de la ingeniería y de las ciencias en la Unión Soviética era mayor simple y sencillamente porque esa era la orden de los burócratas que, vía la planificación central, determinaban la “cantidad óptima” de especialistas.
En EU, por el contrario, el número de ingenieros y científicos (exceptuando a los militares) respondía al orden espontáneo de los mercados. La causa militar, que sin duda tuvo influencia en diversas innovaciones tecnológicas, era minoritaria. Las grandes universidades asentadas en Cambridge ó California eran resultado de la libre iniciativa de los particulares, sí, del intercambio voluntario que reina en los mercados, que vía sólidos derechos privados de propiedad y un eficiente funcionamiento del mecanismo de precios, señalaba qué actividades y profesiones eran las más rentables como para asignarles los recursos adecuados.
Los grandes adelantos, las patentes eran productos de los mercados libres de occidente, incluyendo a EU. En los países socialistas en cambio, se escogía qué sectores industriales y científicos debían apoyados con recursos gubernamentales y qué sectores no valía la pena apoyar (en México, en particular la izquierda sigue atrapada en éste sofisma).
Sobra decir que todas las universidades eran del Estado. Los países socialistas crearon sus propias organizaciones para premiarse por sus adelantos. La realidad es que muchos de las innovaciones socialistas eran copia producto del espionaje industrial y militar a occidente.
Fue hasta el colapso soviético en que occidente se enteró de la cruda realidad. Ingenieros, científicos y astronautas estaba empobrecidos y desempleados y muchos tratando de escapar a occidente. El desmantelamiento de las repúblicas soviéticas dejó a Rusia en su justa dimensión, un país con un desarrollo tecnológico similar al de México ó Brasil y muy alejado de EU.
Lo anterior viene a colación, porque recientemente en México se han anunciado nuevos planes de inversión en la ciencia y la tecnología, todo desde el mismísimo gobierno. Es al revés señores políticos, y tal como lo demuestra el fracaso soviético, no es con grandes cantidades de dinero y numerosas universidades estatales como se apuntala a la ciencia y la tecnología (véase ese elefante blanco llamado CONACYT), sino al contrario, primero, consolidando los mercados libres, reforzando la protección a los derechos privados de propiedad, mejorando la educación básica (secuestrada por el nefasto sindicato) y en el caso de México, abriendo los sectores energéticos a la inversión privada (por ejemplo, si se permitiera inversión privada en todos los sectores de la petroquímica ó la refinación, México se convertiría en pocos años en un líder en creación de patentes en estos campos y superaría con mucho a las logradas por el burocrático Instituto Mexicano del Petróleo).
El actual gobierno panista se parece a los viejos gobiernos soviéticos, persiguen la peligrosa falacia de que construir más y más escuelas de todos los niveles (y hospitales), llevará al país al desarrollo. Únicamente se fijan en la cobertura educativa (ahí están los legisladores con su nueva ocurrencia “bachillerato obligatorio” para todos) y no en lo más importante, la calidad, esa que sí genera capital humano. Tener más y más universidades estatales no significa mayor y mejor talento humano.
Si se requieren más ingenieros ó científicos, es el mercado quien da las señales mediante alta paga a estos profesionales. En México esto está divorciado, se canalizan recursos millonarios a la formación de técnicos y lo único que se logra es que pocos sean empleados en los campos para los que se formaron.
Se escucha con frecuencia entre algunos periodistas y políticos bisoños, “en México sobran filósofos, licenciados y faltan ingenieros”; aún cuando esto fuera verdad, no es un burócrata estatal quien decidirá el tamaño óptimo de filósofos, poetas ó ingenieros. A cuba no le sirve de nada tener a miles de jóvenes graduados de ingeniería ó medicina si el mercado les paga menos de 50 dólares al mes.
Si sobran licenciados es porque no se dejan funcionar libremente a los mercados; las universidades estatales subsidian de más a carreras que probablemente el mercado valora menos (checar el interesante libro de Ricardo Estrada, del CIDAC, Profesionistas en vilo). Si los marxistas se vendieran al mercado y no estuvieran refugiados en las distintas universidades estatales, ya no existirían, pues son un verdadero lastre para la libre empresa y la mentalidad emprendedora. ¿Quién les pagaría por sus falsos dogmas? Unos poquitos fanáticos y se morirían de hambre.
En éste momento sólo una minoría de los estudiantes estadounidenses están inscritos en doctorados en ciencias tanto en EU como en el extranjero. La gran mayoría de los estudiantes de doctorado en estos campos son de origen asiático. ¿Se volvieron de repente los gringos “taraditos” como para estar sólo una minoría de ellos inscritos en los doctorados en ciencias? Eso pensaría un analista bisoño, y la respuesta es un rotundo no. Hay que ver el mecanismo de precios. En éste momento, la paga de un graduado universitario, tal vez con un MBA es muy superior en una gran corporación trasnacional ó financiera (sí, a pesar de la actual crisis) que lo que se gane como académico de tiempo completo en un universidad estadounidense promedio. ¿Significa que la ciencia es despreciada en EU? Tampoco y ello lo demuestra al seguir siendo EU el líder en generación de patentes.
Lo que ocurre es más sencillo. Hay sobre oferta de doctores en ciencias en especial de extranjeros (para ellos sí les sigue siendo rentable un doctorado en ciencias comparado con lo que ganarían en sus países de origen) y la paga lo dice todo. En éste momento en EU un ingeniero ó licenciado con maestría es mayormente remunerado en el sector servicios que en la estancia de un doctorado que además puede durar hasta 10 años (un costo de oportunidad enorme).
Si luego hay escasez de científicos, el mercado vía los precios lo señalará y se traducirá en una paga mayor que en el resto de los sectores. Es el mercado, no el Estado, quien asigna mejor los recursos a la ciencia y define qué profesión es más valiosa y rentable y viceversa.
Los nuevos innovadores en EU hoy son los Gates, Dell ó Zuckerberg (una ofrenda al gran Steve Jobs, donde quiera que se encuentre) algunos de ellos sin graduarse de los estudios universitarios pero empleando con su gran talento y creatividad en sus corporaciones a miles de doctores en ingeniería ó ciencias. Esa es hoy la dinámica del desarrollo científico y en México y Latinoamérica se sigue tercamente apostando por el modelo socialista al estilo soviético. En vez de abrir más los mercados, de hacer que las universidades públicas se vendan al mercado, se apuesta por subsidios y más subsidios “a la ciencia” que sólo crearán más y más burocracias académicas con un mínimo de innovaciones.
Sólo vea el lector las características de un sector desarrollado por los Estados con fines más bien políticos, militares y no de mercado. Me refiero a la ámbito espacial, está quebrado y con naves muy deterioradas. Cómo le hace falta a éste sector el libre impulso de las inversiones privadas.
Las grandes inversiones privadas desde el siglo XIX fueron el detonante y la causa de que surgieran grandes centros científicos en EU. El gobierno después jugó un papel marginal.
En México peligrosamente se apuesta a lo contrario se cree que es el gobierno quien debe ser el motor de la ciencia. Eso es falso y parece más bien fascista.
Ojalá en EU recuerden el porqué han sido grandes en ciencia y tecnología. De seguir los pasos socialistas y keynesianos, no me queda la menor duda, a EU le pasará lo de Argentina, regresará al subdesarrollo.
Definitivo, mayores escuelas gubernamentales no se traducen en mayor talento humano.
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