Muy lamentable ha resultado observar el espectáculo que han dado los políticos y los partidos con el debate de la reelección.
Ana Paula Ordorica
No pasó la reelección en el Legislativo. Una vez más, en México, nos quedamos con la idea de que el elector tiene la suficiente inteligencia para acudir a las urnas a dar el voto a favor de un político una vez, pero que no la tiene para acudir una segunda ocasión con el fin de premiar o castigar a ese político.
Pero, además de dejar de lado esta oportunidad, tanto para ciudadanos como en el caso de legisladores, muy lamentable ha resultado observar el espectáculo que han vuelto a dar los políticos y los partidos con este debate: lo que menos les importa es el país. Primero pierden a México antes que una batalla con el contrincante.
Y, por ello, la reelección legislativa fue rechazada con el voto del PRI en la Cámara de Diputados, aun cuando algunos de esos mismos legisladores se reunieron previamente con los senadores, en Comisiones Unidas del Congreso, para sacar un documento supuestamente consensuado que no generaría problemas para lograr finalmente una reforma política de gran calado.
En ese consenso, el PAN cedía a la ratificación del gabinete a cambio de que el PRI aceptara en el Senado y en San Lázaro la reelección de legisladores.
La vox pópuli es que los diputados del PRI se echaron para atrás del compromiso previamente pactado con los senadores por instrucciones del famoso diputado 501, Enrique Peña Nieto. El tema es que no es la primera vez que estamos ante una iniciativa que no tendría problema en salir y que por mezquindades políticas se queda en el limbo.
Ahí está la reforma laboral que el PAN le aprobó al PRI y que luego los mismos diputados del Revolucionario Institucional acabaron por enterrar.
Ayer, cuando Cuauhtémoc Cárdenas recibió la medalla Belisario Domínguez, el fundador del PRD pugnó por llegar a pisos mínimos de coincidencia entre los partidos políticos, para sacar adelante, no lo necesario, sino lo posible, en un país que lleva décadas de crecimiento mediocre… de desempeño mediocre.
Hace poco nos quejábamos de que lo posible no era suficiente. Pues hoy, lo que ayer era posible se ve lejano porque los acuerdos a los que llegan los políticos no se están respetando. Porque los políticos hoy están perdiendo lo único que no pueden darse el lujo de perder: su palabra.
Apostilla: mi colega y admirado amigo Pedro Ferriz de Con ha juntado cinco millones de firmas pidiendo que se eliminen los plurinominales. Sobre el tema hemos conversado y creo que los pluris tienen su función y lo mejor es mantenerlos.
No obstante, es indignante que esas cinco millones de firmas no hayan puesto en la mesa de discusión del Legislativo el tema. Y que la voz de un solo ciudadano, Enrique Peña Nieto, pronunciándose por la reducción de 100 pluris, sí pueda meter el tema en agenda.
Por eso, porque los políticos se dan el lujo de no escuchar a cinco millones de ciudadanos, es que estamos como estamos.
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