El narcotráfico, ¿futuro rector de la economía mundial?
Joan Manuel Riera Casany
Gracias a la globalización los narcotraficantes están consiguiendo enormes ganancias, ganancias que gracias a los paraísos fiscales se blanquea con inversiones en la bolsa, en deuda pública o en negocios legales. Para colmo Antonio Maria Costa, director ejecutivo de la Oficina Contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas (UNODC) ha manifestado que el dinero procedente del tráfico de estupefacientes ha sido usado para mantener bancos a flote en la crisis financiera mundial. La UNODC ha hallado evidencia de que "préstamos interbancarios eran financiados por dinero que se originaba del comercio de drogas y de otras actividades ilegales". Los beneficios en dinero negro que genera el narcotráfico son blanqueados totalmente gracias a los paraísos fiscales. En 2005 eran 73 paraísos fiscales, y casi todos ellos son países pequeños, micro estados.
Los paraísos fiscales no solo mueven al año 600 mil millones de dólares provenientes del narcotráfico, la trata de blancas, el tráfico de personas o el tráfico de armas, sino que son tapadera para el dinero proveniente de sobornos y corrupciones y el total de dinero es de aproximadamente los 1.500 millones. El lavado de dinero representa entre el 2 y el 5% del PIB mundial, como comparación vale saber que las deudas públicas en todos los mercados internacionales es de 5.000 millones de dólares. Por desgracia, el impacto económico del comercio de las drogas ilegales ha creado una industria que sostiene muchas economías en todo el mundo.
Si se acabara con la economía de Estados Unidos bajaría entre un 19% a un 22%. (Consejo de la Unión Europea "estrategia europea de lucha contra las drogas 2000-2004) con lo cual parece evidente que a las grandes potencias no les interesa el objetivo "un mundo libre de drogas" fijado en la Convención de la ONU para el periodo 1998/2008 ya que el narcotráfico está, desgraciadamente, potenciando su economía.
Estados Unidos y organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), pretende acelerar este proceso de globalización que es muy beneficioso para los países ricos, las multinacionales y los negocios ilegales, pero tristemente fatídico para los países pobres en los que su riqueza disminuye o se estanca.
Las grandes multinacionales han tenido y tienen como objetivo ganar y monopolizar mercados y destruir a la competencia. El comercio mundial, presenta grandes desigualdades, más de un 50%, y la inversión de capital en el extranjero, más de un 75%, se concentran en tres economías: EEUU, Japón y la UE y excluye áreas enormes del planeta, como África y los países en vías de desarrollo, marginándolas de los flujos de mercancías y de capitales.
Gracias a la globalización el narcotráfico se ha convertido en una verdadera multinacional que pone en circulación enormes cantidades de capitales, utiliza una fuerza de trabajo importante, medios de transporte, la corrupción y todas las formas de presión y de influencia. La globalización ha internacionalizado el narcotráfico poniendo en contacto a todas las mafias y organizaciones criminales de todo el mundo y los paraísos fiscales aseguran la impunidad y el blanqueo de dinero negro del crimen organizado, del narcotráfico, del terrorismo, del tráfico de armas, del tráfico de personas y de la corrupción en general.
Con el dinero blanqueado en paraísos fiscales se desequilibra la economía de los países en los que invierte. La globalización, dicen sus defensores, que conduce al progreso y al bienestar mundial; pero no creo que el progreso y el bienestar mundial sea acrecentar las diferencias entre países ricos y pobres y, mucho menos, engrandecer al narcotráfico, el trafico de armas y el trafico de personas.
Pese a ello la Convención de la ONU sobre drogas celebrada recientemente en Viena, a pesar de reconocer los fracasos de la actual política, da más de lo mismo para el período 2009/2019. Seguiremos con tolerancia cero al uso de sustancias declaradas ilícitas y nada de políticas de reducción de daños. Una prueba evidente del terrible error que se está cometiendo es que el texto final de la declaración no pudo ser consensuado al oponerse 26 países, la mayoría europeos, que intentaron infructuosamente que el concepto de Reducción del daño se incluyera en el texto.
La globalización contribuye a aumentar el consumo y el narcotráfico, el fenómeno de las drogas se mundializa y la globalización depende cada vez más de las drogas y todo lo que ésta última conlleva, produciendo una narcotización de la globalización. Como consecuencia, si el narcotráfico está en la bolsa, en la deuda pública, en las multinacionales y, para más colmo, con la crisis ha entrado en la banca, es muy difícil que los países se decidan a sustituir la actual política de prohibición y castigo, a pesar de su fracaso, por otra más humana y efectiva. Y no parece una utopía que con el tiempo el narcotráfico sea el que dirija la economía internacional si nadie le pone remedio.
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