El presidente de Estados Unidos aseguró que "no existe discusión" respecto a la presunta participación iraní en el plan para cometer un atentado en suelo estadounidense, luego de que medios de prensa y analistas echaran un manto de dudas sobre la denuncia realizada el martes.
El plan es parte de un "patrón de comportamiento peligroso y temerario del gobierno iraní", subrayó Obama que, sin embargo, no quiso decir qué representantes de Teherán podrían estar en conocimiento de los supuestos planes.
En tanto, el New York Times editorializó diciendo que altos funcionarios estadounidenses buscan explicar por qué la Fuerza "Quds", la temida elite dentro de la poderosa Guardia Revolucionaria iraní, intentó orquestar de un modo tan amateur un ataque de tan alto riesgo y consecuencias.
Ante la perpelejidad y dudas que gatilló la grave acusación, Obama insistió en que su administración "puede sustentar" las denuncias sobre la conjura para asesinar a un diplomático saudita, y "demostrar" al mundo que se trató de conducta temeraria por parte del gobierno de Irán.
Obama afirmó en la conferencia en la Casa Blanca, donde lo acompañó el presidente surcoreano Li Myung-bak, que no habrá dudas sobre lo que sucedió, según informó la agencia de noticias DPA.
En Irán, en tanto, el gobierno volvió hoy a rechazar de modo enfático las acusaciones estadounidenses, mientras el Ayatollah Alí Jamenei dijo que el supuesto complot fue urdido en Washington "para distraer a los estadounidenses de sus propios problemas económicos traumáticos".
Jamenei pidió a los clérigos musulmanes que eviten sucumbir a un "plan estadounidense para dividir a chiítas y sunnitas" durante una reunión con autoridades religiosas en la provincia occidental de Kermanshah.
Irán tiene una población de mayoría musulmana chiíta y sus líderes describieron como "buenos" los nexos con Arabia Saudita, donde gobierna una monarquía wahabita, corriente ultraconservadora del Islam sunnita.
Las palabras de Jamenei se produjeron en momentos en que el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Alí Akbar Salehi, calificó como "nueva campaña de propaganda" las acusaciones estadounidenses.
Tales imputaciones pretenden "desviar la atención de los actuales acontecimientos en la región y más allá", expresó Salehi al canal Press TV, tras subrayar que debido a la ola de despertar islámico (en países árabes), Estados Unidos está perdiendo sus aliados regionales.
Añadió que la economía norteamericana "está hecha trizas y los estadounidenses tomaron las calles para protestar contra las políticas de su gobierno, por lo que ellos necesitan una forma de escape, y eso es exactamente lo que hacen ahora".
La Liga Arabe, en tanto, condenó hoy el supuesto atentado planeado por Irán, según señaló la organización en un comunicado en el que asegura que "estos actos, que violan los valores religiosos y los principios humanos, minan los esfuerzos para promocionar la paz y la seguridad internacionales y la estabilidad en Medio Oriente".
En el texto, difundido en El Cairo, la Liga Arabe advirtió de un "impacto negativo" del supuesto complot en las relaciones de Irán con el mundo árabe.
En Londres, en tanto, el secretario de Asuntos Exteriores, William Hague, dijo a la Cámara de los Comunes que el supuesto complot "parece constituir una importante escalada en el patrocinio de Irán al terrorismo fuera de sus fronteras".
Y agregó que el gobierno británico estaba "en estrecho contacto con las autoridades estadounidenses para acordar una respuesta internacional junto a Washington, el resto de la Unión Europea y Arabia Saudita".
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