A nueve meses de la elección presidencial, el partido amarillo no sólo se partió en dos en su dirigencia, sino en su Consejo Nacional
Ricardo AlemánEl partido emblema de la izquierda mexicana, el PRD, se fue al caño.
Y es que, a nueve meses de la elección presidencial de julio de 2012, el partido amarillo no sólo se partió en dos en su dirigencia nacional, sino en su Consejo Nacional. Peor aún, en las calles hoy aparecen dos facciones, dos grupos, dos proyectos y dos ambiciones presidenciables —irreconciliables— que obedecen, respectivamente, a los proyectos electorales de Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador.
¿Pero qué está pasando en el PRD? ¿Por qué es importante —para los ciudadanos de a pie— que ayer domingo el PRD haya cancelado la elección de sus consejeros, en por lo menos cinco entidades del país? ¿Qué debemos entender de esa pelea y cómo va a repercutir en la elección presidencial de 2012? ¿Cómo va a impactar en la selección del candidato presidencial de las llamadas izquierdas? Vamos por partes.
Desde hace más de un año, aquí denunciamos la existencia de una alianza político-electoral de Andrés Manuel López Obrador con un sector del PRI de Enrique Peña Nieto. El objetivo de la alianza era, en primer lugar, reventar la posibilidad de una coalición electoral PAN-PRD en el Estado de México, bajo la batuta de Marcelo Ebrard. Pero en el fondo lo que buscaban Peña y AMLO era romper la expectativa de esa misma alianza PAN-PRD, pero en la elección presidencial. ¿Por qué? Porque una coalición PAN-PRD era y es veneno puro para las aspiraciones presidenciales de AMLO y de Peña Nieto.
Como todos saben, la alianza AMLO-Peña funcionó a la perfección en el Estado de México. Pero el segundo paso era dinamitar la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard; aspiración que —a pesar de lo declarado por las partes— mantiene viva la posibilidad de concretar la alianza presidencial PAN-PRD. Por eso la pregunta: ¿Cómo destruir la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard y, con ello, toda posibilidad de una alianza presidencial entre la derecha y la izquierda?
La respuesta es elemental: la destrucción de la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard pasa por la destrucción del Partido de la Revolución Democrática. Y es que, por increíble que parezca, resulta que para las ambiciones presidenciales de AMLO, el PRD ya es un estorbo. Es decir, si el partido amarillo no está con López Obrador, no será para nadie.
Por eso, utilizando la influencia del PRI de Peña Nieto en el Tribunal Electoral federal, los lopezobradoristas impugnaron la integración del Consejo Nacional del PRD —el máximo órgano del gobierno del partido—, que está en manos de Los Chuchos. ¿Por qué quitarle el control del PRD a Los Chuchos? Otra vez elemental, porque Los Chuchos no sólo son los dueños del PRD, sino los principales aliados de Marcelo Ebrard. Con esos antecedentes, y gracias a la influencia del PRI, el pasado 28 de agosto el TEPJF resolvió que el PRD debía reponer la integración de su Consejo Nacional.
Así, la dirigencia del PRD programó la elección de su Consejo Nacional y de los conejeros estatales para el domingo 23 de octubre; para ayer domingo. Y, en prevención de la madre de todas las batallas, Los Chuchos movieron todas sus piezas y prepararon todo para reeditar su mayoría en el Consejo Nacional, incluso en el Distrito Federal, gracias a la influencia del gobierno de Marcelo Ebrard. ¿Pero, qué creen?
Resulta que, en las semanas y los días previos al domingo 23, los escuderos de AMLO, René Bejarano y Dolores Padierna —entre otros, como Martí Batres—, intentaron negociar la entrega de 50% de los lugares del Consejo Nacional y la mayoría en el DF, en previsión de imponer al candidato a jefe de Gobierno capitalino. La advertencia fue contundente. O Los Chuchos entregaban lo reclamado por los escuderos de AMLO o reventaban al partido.
Ni Los Chuchos ni Marcelo Ebrard aceptaron el chantaje y, el resto, lo vimos desde la madrugada del domingo. Al más puro estilo mafioso, Bejarano y Padierna reventaron la elección en el DF, Veracruz, Oaxaca y en otras entidades. Pero como reventar la elección era una consigna, desde días antes, Bejarano y Padierna tenían preparados a cientos de acarreados que fueron movilizados desde la misma madrugada y la mañana del domingo. Y, como fue evidente, los dos bandos intercambiaron dimes y diretes sobre la responsabilidad en la destrucción del PRD.
Destrucción que está a la puerta de la esquina. Sólo falta saber quién “jaló la cadena” para que el PRD termine en el caño.
¿Tenían dudas de que López Obrador es capaz de todo para cumplir sus ambiciones? Al tiempo.
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