El PRI decidió que se irán con elección abierta a toda la ciudadanía. El PAN optó por una en la que sólo podrán votar militantes
Ana Paula OrdoricaEsta semana definieron tanto el PRI como el PAN el método de selección de sus candidatos. El PRI decidió que se irán con elección abierta a toda la ciudadanía. El PAN optó por una elección en la que sólo podrán votar militantes activos y adherentes, es decir, un universo de casi un millón 800 mil panistas.
La primera reacción a esta definición ha sido que el PRI es más democrático que el PAN por abrirse a todos los ciudadanos. Esta lectura no toma en cuenta que el PRI ha optado en anteriores ocasiones por este método abierto, mientras que el PAN siempre, siempre, siempre, ha optado por una elección cerrada, de acuerdo con sus estatutos. Hasta el año 2000, sólo los militantes activos, es decir, aquellos que pagan cuotas al partido, fueron los encargados de votar por su candidato a la Presidencia.
En 2000, Vicente Fox y sus Amigos de Fox abrieron por primera vez la selección del candidato a la Presidencia a lo que luego se convertiría en la figura de los adherentes del partido.
Ahora Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel preferían la alternativa de tener una elección abierta a toda la sociedad, mientras que Ernesto Cordero indicó que él no tenía preferencias sobre el método de selección: “Como quieran, quiero y como se acomoden puedo”, dijo.
Aun cuando en realidad, por ser el candidato que cuenta con el respaldo del presidente Calderón, el método que acabó definiendo el partido le asegura posibilidades de triunfo en una elección que hoy lo tiene en un muy lejano tercer lugar.
Lo cierto es que aun cuando el PAN hubiera querido hacer una elección abierta a toda la ciudadanía, dos obstáculos se lo impidieron. En primer lugar el altísimo costo de esa consulta abierta, que los panistas calcularon en aproximadamente 300 millones de pesos. Esa cantidad de recursos está hoy fuera del alcance del PAN, principalmente por las artes de las finanzas de su ex presidente nacional, César Nava. Artes que, por el bien de la rendición de cuentas, debieran ser ventiladas, pero ese es otro tema.
En segundo lugar, el PAN iba a meterse en un circo para definir la ponderación de cada voto. Para los panistas de cepa es completamente inaceptable que el voto de un miembro activo del partido valga lo mismo que el de un adherente. Y ni qué decir de que esos votos pesen lo mismo que los de un ciudadano común y corriente que no es panista.
Lástima por el PAN, ya que la elección abierta hubiera permitido que el partido llevara a cabo campaña abierta a toda la sociedad desde ahora y no hasta febrero, cuando se defina quién se queda con la candidatura. Sin embargo, esa es la historia, esa es la tradición del partido y no por ello se le puede calificar como menos democrático.
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