La presidenta argentina, Cristina Kirchner, en un acto reciente. | Efe
- En 2011, el Ministerio de Planificación ha transferido 518 millones a Aerolíneas Argentinas
- Air Transport World clasificó a la aerolínea como la tercera empresa con más pérdidas acumuladas durante el 2010 en todo el mundo
- Las últimas encuestas indican que Fernández obtendría más del 52% del sufragio
Ramy Wurgaft | Buenos Aires
Mientras que los países vecinos achican sus gastos, a fin de paliar el inevitable coletazo de la crisis global, Argentina sigue festejando al son de la economía electoral del gobierno. Lejos de escuchar las advertencias que recibe de organismos multinacionales como el FMI –el aguafiestas de siempre- o de un político versado en el tema, como el candidato a presidente del Partido Socialista Obrero de España (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, la administración Kirchner decidió expandir el gasto fiscal para mantener en pie su onerosa política de subsidios.
Por medio de dos decretos, la Casa Rosada incrementó en más de 1.000 millones de dólares la cuota destinada a mantener congeladas las tarifas del gas y de la electricidad, que los argentinos consumen a destajo y la de los combustibles que mueven al transporte público. Sólo hasta junio del 2011 –un año signado por las elecciones primarias de agosto y las generales del próximo 23 de octubre- el gobierno había desembolsado 4.875 millones de dólares, para mantener la ilusión de que el "modelo de crecimiento con justicia social" de Cristina Fernández de Kirchner está por encima de las leyes que rigen la economía del resto del mundo.
El caso de Aerolíneas Argentinas refleja con todas las luces, la manera en que funciona el modelo que ha llevado a Cristina a la cúspide de su popularidad y que garantiza su reelección con un porcentaje inédito de votos. Las últimas encuestas indican que la candidata del Frente Para la Victoria (FPV) obtendría más del 52% del sufragio, superando la votación que recibió Carlos Menem al postular a un segundo mandato en 1995.
En lo que va del 2011, el Ministerio de Planificación ha transferido 518 millones de dólares a la empresa que la revista Air Transport World, clasificó como la tercera con más pérdidas acumuladas durante el 2010, en todo el mundo.
A mediados de mayo, el gerente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde y su número dos, Axel Kicillof, garantizaron a la comisión de finanzas del Congreso, que dentro de un año (a mediados del 1012) la empresa bandera se volvería autosuficiente.
Pues bien, el primero en poner en duda ese pronóstico es Julio de Vido, el titular de la cartera de Planificación. Hasta hace tres años, el influyente ministro compartía la conducción de la empresa con el grupo español Marsans. Tras la estatización de la compañía en abril del 2009 y el nombramiento de Mariano Recalde como gerente, el papel de De Vido se redujo al de proveedor de recursos para ese tonel sin fondos, que actualmente pierde 1,9 millones de dólares al día.
Pero ni con ser uno de los miembros más antiguos del gabinete y el que más fácil acceso tiene a la presidenta, Julio de Vido ha logrado poner fin a la gravosa gestión de Recalde. La explicación radica en que el abogado es uno de los más influyentes miembros de La Campora, el ala juvenil del gobierno de Cristina F. de Kirchner.
Bajo la tutela de Máximo Kirchner, el hijo de la presidenta, el grupo de yupis se ha convertido en una usina especializada en la fabricación de altos funcionarios. No bien ocupó el sillón gerencial de Aerolíneas, Recalde removió a casi toda la plana mayor, llenando las vacantes con gente de La Campora: jóvenes bien parecidos y mucho mejor vestidos que los funcionarios que seguían la moda desprolija de Néstor Kirchner. Pero que a juzgar por los balances de Aerolíneas, dejan bastante que desear en el plano administrativo.
A tal punto que los seis sindicatos que conforman la empresa, incluyendo a los que son afectos al kirchnerismo. "La preocupación de todos es que con estos muchachos, la compañía se vuelva inviable en el mediano plazo, no importa cuánto dinero salga del bolsillo de los contribuyentes", confió un dirigente gremial, al diario La Nación.
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