LONDRES (Dow Jones)--Tal vez sea otoño en el hemisferio norte, pero ya se observan algunos brotes verdes, al menos para los más optimistas frente al dólar.
Después de un año de desaliento sobre la capacidad de la economía estadounidense de experimentar una recuperación, están apareciendo las primeras señales reales de un repunte.
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Por supuesto, el crecimiento aún es tentativo y esas primeras señales -o brotes- aún podrían marchitarse, pero deberían ser suficientes para darle cierto sostén, por ahora, a los optimistas sobre el rumbo de dólar.
De hecho, esas señales bien podrían ser suficientes para convencer a la Reserva Federal de que deje de lado las sugerencias sobre una mayor flexibilización monetaria, lo que daría una razón firme a los optimistas para comenzar a comprar nuevamente la moneda estadounidense.
Los indicadores económicos de Estados Unidos han mostrado una mejora durante todo el mes y el informe del PIB del tercer trimestre, publicado el jueves, fue la cifra más significativa.
No sólo la economía creció a una tasa anual del 2,5% durante el trimestre (frente al 1,3% del segundo trimestre), sino que el consumo privado aumentó un 2,4% y las inversiones fijas crecieron casi un 14%.
Esta es la noticia positiva que muchos han estado esperando por meses: el consumidor estadounidense nuevamente se está estabilizando.
Otros indicadores positivos podrían estar por venir. El martes y el jueves se publicarán las cifras del ISM (gerentes de compras) y se espera que estas muestren una mejora en la actividad manufacturera y de los servicios. En tanto, el viernes se dará a conocer el informe sobre las nóminas de empleo no agrícola, que podría confirmar que el empleo en el sector fabril está comenzando a estabilizarse.
Pero el principal factor determinante para el dólar será la próxima reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Fed y la conferencia de prensa de su presidente, Ben Bernanke, prevista para el miércoles.
Dado el decepcionante desempeño económico previamente este año, se espera que el banco central reduzca sus proyecciones para el crecimiento del 2011.
Hasta ahora, también se esperaba que la Fed continuara dando señales sobre la posibilidad de nuevas medidas de flexibilización cuantitativa para impulsar a la economía del país.
No obstante, si ahora es menos probable que se produzca otra recesión, no existe una necesidad apremiante para una tercera ronda de flexibilización cuantitativa y, como los sugiere la abrupta caída de los precios de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, la tendencia para los rendimientos en Estados Unidos es hacia un alza.
Este ajuste a las expectativas económicas y de los rendimientos en Estados Unidos se produce en un momento interesante, justo cuando la eurozona parece estar resolviendo su crisis de la deuda soberana, pero en momentos en que las tasas europeas podrían comenzar a caer.
Aunque las mejores perspectivas para la economía mundial, así como una actitud más relajada de los inversionistas sobre la zona del euro, deberían ayudar a impulsar la percepción sobre el riesgo global y reducir el respaldo al dólar como lugar de refugio, el cambio en las expectativas para los rendimientos en Estados Unidos y la eurozona generarían un movimiento opuesto.
Al mismo tiempo, en la próxima reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, programada para el jueves, el nuevo presidente de la entidad, Mario Draghi, bien podría sugerir que el banco está listo para comenzar a revertir los aumentos en las tasas de interés realizados este año por su predecesor, Jean-Claude Trichet.
Y, en un mundo que posiblemente se deje llevar más por los rendimientos que por el riesgo, una vez más, el dólar debería atraer un mayor interés que el euro.
-Por Nicholas Hastings
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