DAVID COTTLE
LONDRES (Dow Jones)--Los líderes del Grupo de 20 naciones industrializadas y emergentes probablemente estén preparándose para su viaje a Cannes esta semana, pero, al menos en los mercados de divisas, hay pocas señales de que se vaya a gestar una suerte de cooperación internacional en la reunión.
En cambio, están proliferando escaramuzas dispersas a través de todas las líneas de fuego del mercado de divisas, y todas las principales monedas están involucradas. Los bancos centrales de Suiza y Japón han intervenido fuertemente y de manera unilateral en los mercados este año, en un esfuerzo por ahuyentar a los inversionistas de sus cada vez más apreciadas monedas de refugio, cuya fortaleza perjudicaba a las economías locales. Japón se vio forzado a hacerlo nuevamente esta semana.
European Pressphoto Agency El Reino Unido, en tanto, optó el mes pasado por comenzar a imprimir libras nuevamente con un segundo programa de flexibilización cuantitativa. En Washington se están considerando las posibilidades de un tercer programa. Además, un controversial proyecto para aplicar aranceles comerciales a los países con "monedas subvaluadas" fue aprobado en el Senado, pese a las oscuras advertencias de China acerca de que una promulgación de esa ley significaría una guerra comercial.
Y en cuanto a la zona euro, bueno, es obvio que está luchando por su mera existencia.
Ahora, lamentablemente para aquellos que hace tiempo esperan un poco de estabilidad, analistas de Credit Agricole consideraron esta semana que es poco probable que de la cumbre del G-20 surja algo en términos de directrices de política cambiaria coordinada.
Y, dijo el banco, si no lo hace, podríamos ver un número cada vez mayor de naciones que toman la política cambiaria "en sus manos", lo que eleva las posibilidades de un conflicto a gran escala. Sus analistas también creen que los pedidos de un nuevo orden cambiario solo serán atendidos si los guardianes de las monedas de reserva del mundo usan cada oportunidad estratégica para debilitarlas. Incluso proponen los estándares del oro como una posibilidad.
Ahora, es fácil burlarse cuando alguien menciona un retorno al oro, pero hay que recordar que la última vez que algo así fue sometido a discusión fue a comienzos de la década de los 80, cuando las economías desarrolladas luchaban contra una persistentemente alta inflación.
En 2011, el foco no está en la inflación sino que en los propios fundamentos del dinero en circulación. Y el sistema actual es claramente inestable, y sin duda se vuelve más inestable cada día. Si no puede encontrar el escurridizo equilibrio, entonces la responsabilidad de hallar una alternativa creíble recaerá en los opositores del oro.
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