ESTADOS UNIDOS
Por Michael Tanner
Mientras el presidente Obama sigue basando sus esperanzas de reelección en cebar el resentimiento contra ese "uno por ciento" de la ciudadanía que, supuestamente, no "paga lo justo", la evidencia más reciente apunta a que el injusto es el propio presidente Obama. |
Ciertamente, los ricos están ganando menos ahora. De hecho, hoy hay un 39% menos de millonarios que en 2007. Entre los superricos, el declive ha sido aun más pronunciado: el número de estadounidenses que ganan más de 10 millones de dólares al año ha caído un 55%. Tal vez alguien debería decírselo a los indignados: la desigualdad está reduciéndose.
Ahora bien, resulta que esa merma en las ganancias –y en el número– de los ricos está relacionada con un mayor desempleo y con un aumento de la pobreza en general. Todos somos más pobres, pero al menos somos igualmente más pobres. ¡Bravo!
¿Será que los ricos desempeñan un papel importante en nuestra economía, por ejemplo, en la creación de empleo? Después de todo, ¿qué piensa el presidente que hacen los ricos con su dinero, enterrarlo en el jardín? Como todo el mundo, o lo gastan o lo invierten o lo ahorran.
Por lo que hace a eso de que no pagan lo justo, la Tax Foundation informa de que el 1% más rico del país aporta el 36,7% de todo lo recaudado con el impuesto sobre la renta, cantidad que, verdaderamente, parece desproporcionada. Los superricos, una minoría en ese minoritario 1%, poseen el 8% de todo el ingreso y pagan un 17% de todo lo recaudado por el referido impuesto.
Warren Buffett podría, como él mismo dice, estar pagando menos impuestos, proporcionalmente, que su secretaria, pero su caso sería claramente una excepción. De hecho, la presión tributaria que soportan los ricos ha subido en los últimos años y ahora promedia el 24%, frente al 11% que, también en promedio, pagan los demás. Por cierto: como señala la Tax Foundation, la razón por la que Buffett y otros como él pagan proporcionalmente menos es porque gran parte de sus ingresos proviene de ganancias del capital y dividendos; pero "el ingreso derivado de estas fuentes ya ha sido tributado vía impuesto a los ingresos corporativos, que no está incluido en el presente estudio".
Todo esto puede ayudar a entender por qué, a pesar de las manifestaciones de Occupy Wall Street, el respaldo a la redistribución de la riqueza viene disminuyendo. Según la Encuesta Social General, el número de estadounidenses que cree que el Gobierno debe reducir la brecha de ingresos entre ricos y pobres ha caído sustancialmente, hasta el punto de que sólo un cuarto de la población respalda firmemente tal idea. Ah, y el descenso más pronunciado se da no entre los ricos sino entre la clase trabajadora.
Tal vez ese 99% que no forma parte del exclusivo 1% a que tanto alude Obama no se sienta tan atraído como cree el presidente por la lucha de clases. Tal vez se sienta más identificado con lo que en su día dijo William J. H. Boetcker –por mucho que tantos atribuyan la cita a Abraham Lincoln–:
No se puede fortalecer a los débiles debilitando a los fuertes. No se puede subir el sueldo al trabajador disminuyendo las ganancias del jefe. No se puede ayudar a los pobres acabando con los ricos.
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