01 noviembre, 2011

¿Cuánto más tolerará Peña a Moreira?

Ricardo Alemán

El problema para Humberto Moreira —líder nacional del PRI— ya rebasó la hipótesis sobre si existen o no irregularidades fiscales en su gestión como gobernador de Coahuila. Está claro que el ex mandatario y su sucesor fueron pillados en manejos poco claros.

No, en realidad, el problema para Moreira hoy es mucho mayor. Y tienen que ver con las repercusiones político-electorales que producen y producirán las revelaciones más recientes sobre presuntos o reales cochupos fiscales cometidos durante la gestión de Moreira como gobernador de Coahuila. ¿Y cuáles son esas repercusiones?

Que al tiempo que crece el “cochinero tricolor” que involucra al líder nacional del PRI, se debilitan las amarras que lo sostienen en el máximo cargo de dirección del partido. En otras palabras, que en la medida que se eleva la intensidad mediática y política del escándalo de los Moreira —escándalo de 30 mil millones de pesos—, en esa misma medida se acelera la caída del jefe nacional del PRI.

En todo caso, la interrogante crece si apelamos, de manera directa, a los objetivos políticos del escándalo. ¿Por qué razón y por cuánto tiempo va a sostener Enrique Peña Nieto a Humberto Moreira, si el líder del PRI ya es un lastre para las aspiraciones presidenciales del mexiquense? Y, en ese caso, la respuesta no se puede encontrar más que en el cajón del pragmatismo.

Es decir, que el carismático líder nacional del PRI, Humberto Moreira, permanecerá en el cargo hasta en tanto no se convierta en lastre insostenible para su principal promotor, el más aventajado presidenciable.

En realidad, la pregunta tendrá que ir dirigida al mexiquense. ¿Cuánto tiempo más va a aguantar el señor Enrique Peña Nieto a su protegido, Humberto Moreira? ¿Cuánto falta para que el descrédito de la gestión de Moreira en Coahuila sea un efecto negativo para la campaña de Peña Nieto?

Y es que “el librito” del pragmatismo del viejo PRI dice que, si a partir de hoy son más claras las evidencias de que en la gestión de Moreira —como gobernador de Coahuila— se trampearon documentos oficiales para recibir millonarios créditos de la banca privada, entonces a partir de hoy se debe iniciar la cuenta regresiva para la gestión de Moreira al frente del PRI.

Es otras palabras —y siempre según las reglas básicas de la política—, que estarían contados los días de Moreira al frente del PRI. Pero más aún, si el escándalo crece, como es previsible, la vida política de Moreira al frente del PRI se reducirá en esa proporción.

En cualquier caso, lo que sin duda evalúan en el cuartel de guerra del aventajado Enrique Peña Nieto, es que el daño ya está hecho, que ya nada ni nadie podrá salvar a Humberto Moreira del señalamiento de transa y que, salvo que en una jugada de alta escuela, el equipo de Peña Nieto saque las manos lo más rápidamente posible, esa imagen de transa se trasmitirá a Peña Nieto, con toda la carga negativa que ello implica.

Pero también se deben tomar en cuenta las variables del otro extremo. Si bien es cierto que Moreira habría sido pillado con los dedos en la puerta en cuanto a las transas financieras, también es verdad que desde el poder presidencial se han lanzado potentes misiles para demoler al líder nacional del PRI. ¿Por qué tumbar a Moreira? Porque en política, cuando no se tienen misiles que destruyan la cabeza del adversario, lo más recomendable es destruir los pies. ¿Y eso que tiene que ver con Moreira?

Que en el tablero de los estrategas del virtual candidato presidencial del PRI, Moreira es uno de los soportes de la campaña de Peña Nieto. Por eso fue llevado al PRI. Pero también por eso los misiles en su contra, porque políticamente es el más vulnerable de quienes soportan la candidatura de Peña Nieto. ¿Se imaginan el golpazo para Peña Nieto si el presidente del PRI, al que empujó como punta de lanza para sus aspiraciones presidenciales, es derribado en medio de un escándalo por obtener créditos de manera irregular y mediante engaños?

El golpe podría ser letal, a pesar de que —con razón o sin ella—, Peña Nieto y el PRI en pleno acusaran al gobierno federal de emprender una persecución perversa contra Moreira. Sin embargo, hay una salida de filigrana que no se ha descartado. Que Humberto Moreira se retire, para que el escándalo que lo tiene atrapado se investigue y para, con ello, dejar a salvo al candidato presidencial del PRI. ¿Tendrán esa estatura? Al tiempo.

EN EL CAMINO

No, policía suiza no, gobernador Aguirre, pero sí una policía eficaz.

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