SALTILLO.- Contratar deuda pública no es necesariamente malo. El problema surge cuando es excesiva, no es transparente y no se utiliza en proyectos que generen recursos o productividad.
Grecia es ejemplo de un país que cometió los tres pecados. Su deuda pública alcanzó el 142.8 por ciento de su Producto Interno Bruto en el 2010 y sigue al alza. El Gobierno la contrató sin advertir a los ciudadanos de lo que estaba haciendo y utilizó cifras falsas ante los acreedores. Utilizó el dinero, por otra parte, para financiar gasto corriente y no para aumentar la productividad.
Hoy Grecia está quebrada. A pesar de la quita de 50 por ciento que los gobiernos europeos han impuesto a los bancos acreedores, el nivel de vida de los griegos caerá de forma importante en los próximos años. Las deudas que supuestamente generarían prosperidad han provocado miseria.
Coahuila avanza por un camino similar. Su deuda pública aumentó de 300 millones de pesos en 2006 a 33 mil 867 millones en el 2011. El ex Gobernador Humberto Moreira reconocía solamente 8 mil millones antes de dejar el poder, pero el nuevo régimen de Jorge Torres se vio obligado a buscar una reestructuración de la deuda con los bancos acreedores y a transparentar el monto.
No hay claridad sobre el uso dado a los recursos. Las cifras del quinto y el sexto informes de gobierno, el último de Moreira y el único de Torres, ofrecido este 4 de noviembre, se contradicen. La información disponible sugiere, sin embargo, que poco se utilizó para proyectos que generen ingresos y permitan amortizar la deuda. Los gobiernos de Moreira y Torres están dejando al nuevo régimen de Rubén Moreira, hermano de Humberto, una deuda que rebasa los 12 mil 500 pesos por cada hombre, mujer y niño de la entidad.
No son muchos los coahuilenses que se dan cuenta de la enormidad de esa deuda o del peso que tendrá sobre las finanzas públicas de su estado en los próximos años. Humberto Moreira sigue siendo popular entre los coahuilenses. Rubén fue electo Gobernador con una mayoría abrumadora. El informe de gobierno de Torres, con acarreo de simpatizantes en autobuses y golpeadores que confrontaron a un pequeño grupo que protestaba por la deuda, fue un ejercicio reminiscente de los tiempos del PRI más oscuro.
Humberto Moreira, presidente nacional del PRI, se dice víctima de un linchamiento por parte de los medios de comunicación, el PAN y el Gobierno federal. Las cifras del endeudamiento del Estado, sin embargo, no dejan duda de un comportamiento irresponsable.
Ni un país, ni un estado, ni una familia pueden depender indefinidamente del endeudamiento para producir crecimiento. Esto lo vemos con claridad en el caso de Grecia. Tarde o temprano llega el momento de pagar. El Gobierno griego pensó que podía llevar a su país al primer mundo con subsidios y créditos. Hoy todos vemos que esto es imposible, como lo atestiguamos también en la docena trágica mexicana de 1970 a 1982.
La deuda pública de Coahuila cumple con todos los requisitos para generar temor e incertidumbre. Ha crecido de forma espectacular, no se ha contratado de forma transparente y no ha sido utilizada en proyectos que generen recursos para la amortización. Hay razones para estar indignados. Incluso los coahuilenses que hoy rinden pleitesía a los hermanos Moreira se darán cuenta tarde o temprano del costo de la deuda que les ha sido heredada.
La deuda terrorífica
Sólo recuerdo que era un día de diciembre. Tengo en la memoria el año, pero no el día exacto. Debe ser por lo espeluznante del asunto que está bloqueado en mi cabeza. Estoy seguro que no soy el único al que le pasa, estoy convencido que son millones los que sufren por algo así.
Como comentaba, era casi fin de año en 1994, vivía en una euforia generalizada en materia económica, tenía coche, casa, tarjetas de crédito y todo era posible, promisorio, hasta aquella tarde. Fría, quizá no tanto, pero yo la recuerdo helada, tal vez por las circunstancias. Un nuevo presidente había asumido el cargo en el país y aun no cumplía ni el mes cuando el mundo se oscureció.
No, no fue un eclipse, ni tampoco fue un momento en que salieran zombis o un virus nos invadiera para acabar con la humanidad, aunque estoy seguro que muchos lo hubieran preferido. Porque la vida se acabó en ese instante, para muchos metafóricamente, para otros literalmente.
Después de todo, qué puede ser mas espantoso que un día te despiertes y sepas que ya no tienes nada. Sólo deudas, pero no las mismas, sino algo tan horripilante que recordarlo aún me hace un hueco en el estómago. Para mí, que sólo me ocupaba por estudiar y trabajar no era relevante lo que pasara en un lugar llamado Bolsa Mexicana de Valores, ni que hubiera algo denominado capitales golondrinos. Ahora ya sé que son esos monstruos que acabaron con millones de vidas.
En un abrir y cerrar de ojos, tus tarjetas de crédito había duplicado lo que les debías por la simple y sencilla razón de que la tasa de interés subió de forma exponencial. Pequeños empresarios vieron impagables sus pagarés y comenzó el camino al infierno, embargos, cierre de fuentes de trabajo, desempleo, desesperación, terror.
Nada como tener un nivel de vida y que te lo arrebaten de un tirón. Peor para quienes tuvieran alguna deuda en dólares, en un santiamén la paridad pasó de 3.00 pesos por dólar a 6.00. Imagínate deber el doble sólo porque alguien no hizo bien las cuentas en eso que llaman administración federal.
La piel se enchina sólo de pensarlo y recordar lo que vino después; si una situación de este tipo es escalofriante, que te agarre en plena época navideña es como sentir que un asesino de película te persiga por tu casa por horas para que al final sepas que aún falta lo peor.
Así fue en aquella ocasión. Para los muy jóvenes es un mito, casi una leyenda urbana, para otros es un recuerdo que queremos reprimir, pero no se va, se queda contigo, te trauma y atemoriza con cada vaivén económico en puerta. Es vivir con miedo para siempre. Es una historia de terror que nunca se olvida.
Por Miguel Ángel Castillo
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La crisis de diciembre de 1994 fue la última verdadera gran crisis que hemos tenido. Pero ya habían habido otros. La peor fue lad e 1982 que duró prácticamente 6 años. México cayó en cesasión de pagos, es decir, ya no pudo pagar su deuda. Lo mismo que está sufriendo Grecia hoy en día. Lo que sufrió Argentina hace 10 años. Eso México ya lo vivió en 1982 y duró 6 años. Inflaciones de 3 dígitos. Los precios subían todos los días, los salarios no. No había clase media, sólo unos cuántos ricos, y la gran mayoría en la pobreza, viviendo al día. No había créditos, todo debía ser de contado. Yo si me acuerdo, yo si tengo memoria.
Se habla de la crisis del 2008-2009, y si nos pegó y dolió. Aumentó el desempleo, más gente sin trabajo o ganando menos. Pero quienes vivimos la de diciembre del 1994 sabemos que la de éstos últimos años no es comparable con lo que sucedía antes. Y todo porque el gobierno federal gastaba más de lo que recibía. Por endeudarse para aumentar la cantidad de burócratas y políticos viviendo del Erario. No hay lonche gratis, todo cuesta. El gobierno no genera riqueza, la quita vía impuestos, y la mal reparte dizque para ayudar a los que menos tienen, pero sólo lo hacen para administrar la pobreza y que los pobres sigan votando por una despensa.
Y los que nos sumieron en las peores crisis económicas ya vienen de regreso, y no han cambiado. Siguen gobernando (SIC) y administrando (SIC) el Erario igual que antes. Ahí está Coahuila de ejemplo, también Nuevo León, o Tamaulipas. Medítalo.
sábado, noviembre 05, 2011
Sin vergüenza (PRI y Moreira)
Ejemplos que demuestran que nuestro sistema de justicia es una auténtica burla hay muchos.A nivel local está el caso Fernando Larrazabal, que da náusea, y aún así la ciudadanía de Monterrey le sube la calificación en encuestas. A nivel nacional, el "moreirazo": nos deja en shock el descaro con el que se manejaron los fraudes en Coahuila, y a pesar de esa situación, a Humberto Moreira se le mantiene como dirigente nacional del PRI.
El descaro llega a tal grado que la Secretaria General del PRI, Cristina Díaz, sin recato alguno defiende a Humberto Moreira minimizando evidencias y pruebas fidedignas de falsificación de documentos y de enriquecimientos inexplicables.
Además, Cristina argumenta que todo se trata de "una guerra de lodo" en contra del PRI.
Luego de las contundentes pruebas que se han ventilado, esta señora, haciendo alarde de poder, dice que el juicio político en contra de Moreira no prospera por la representatividad que tiene el PRI en la Cámara.
Las declaraciones de la ex Alcaldesa de Guadalupe nos permiten visualizar la clase de ética que maneja. Probablemente es muy similar a la que ejerce la "monarquía Moreira", cuyos integrantes han sido muy hábiles para tejer sus relaciones.
Por un lado, le enseñan al pueblo a no pensar, entreteniéndolo con migajas de subsidios, entregando despensas a las familias, enseres domésticos, uniformes escolares, zapatos para los niños y no sé cuántas cosas más.
Para la gente pobre, estas dádivas significan un escape de la miseria, de ahí que ésa sea la forma como se consiguen los votos a la hora de las elecciones.
Lo que llama la atención es que hoy Moreira, en vez de responder a los fraudes y a la megadeuda que dejó en Coahuila, afirma que todo esto es un linchamiento político.
"Bueno, ése es el costo por haber transformado a mi tierra", agrega. ¡Qué descaro!
El jueves pasado, en el Sexto Informe de la actual Administración coahuilense, a cargo del Gobernador interino Jorge Torres López, apareció Moreira creyendo que su entrada sería triunfal.
Sin embargo, al ser cuestionado sobre la enorme deuda que dejó en su Estado, se embrolló de tal forma con los números, que dio pena ajena.
Por otro lado, el Gobierno interino (manejado por Moreira) preparó a su gente para evitar que los panistas y la fundación de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila se acercaran al Teatro de la Ciudad, lugar del Informe.
Líderes, acarreados y policías estatales arremetieron contra los grupos manifestantes, arrebatándoles las mantas que decían "Gracias a la deuda nos cancelaron los programas sociales. Nos robaron".
Las imágenes del zafarrancho indignaban, y los dizque guardianes del orden sometían a golpes arrastrando, esposados, a ancianos, mujeres y hasta jóvenes, casi niños.
Esa muestra de barbarie me llevó a recordar el movimiento del 68, donde los jóvenes primero fueron sometidos a golpes y encarcelamientos, y después la cosa terminó en cientos de crímenes y desaparecidos.
Observar ese poderío que se ostenta en Coahuila -donde se gobierna abusando del poder- nos lleva a pensar en ese regreso de la tradición dictatorial latinoamericana.
Es momento de recordar aquella famosa frase que mencionó en México hace 21 años el escritor Mario Vargas Llosa: México es la dictadura perfecta. ¡Claro!, al siguiente día de esta declaración, a Vargas Llosa lo invitaron a abandonar el País.
Y si bien es cierto que Humberto Moreira dejó a su hermano Rubén en la Gubernatura con el fin de que le cuidara su honor, la lógica nos indica que Humberto no seguirá por mucho tiempo en la dirigencia nacional tricolor, ya que casi seguro es que el primer interesado en que el "moreirazo" se aleje de su imagen es el precandidato presidencial de PRI, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, también es verdad que lo más probable es que el PRI cobije a Humberto Moreira, dándole una diputación federal o una senaduría para otorgarle fuero, convirtiéndolo así en intocable por la justicia.
¿Dónde está el nuevo PRI?
La verdad, ante todos los desmanes y la corrupción que vivimos, está como para que se reinvente totalmente México.
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