17 noviembre, 2011

El DF, y las migajas, para Marcelo

El verdadero monarca de las llamadas izquierdas, AMLO, designó como virrey del DF a Ebrard. Ricardo Alemán

Para Jorge y Bibiana, por su felicidad.

Como si se tratara de una graciosa concesión del poder supremo, de un premio de consolación o, incluso, del favor del monarca en turno, el candidato presidencial de las izquierdas le hizo el favor a Marcelo Ebrard de permitirle que eligiera a su sucesor en el Distrito Federal.

En su discurso de unción como máximo jerarca de las llamadas izquierdas mexicanas, Andrés Manuel López Obrador dijo: "Expreso que respaldaré a Marcelo Ebrard en la orientación política que él defina, en el marco de la legalidad, y de la democracia, para seguir gobernando la Ciudad de México". ¿Qué quiere decir lo anterior?

Poca cosa, que generoso como es, el ratificado monarca de las izquierdas palomeará la decisión que tome Marcelo Ebrard para elegir a su sucesor. ¿Y cómo debe ser entendido eso? En efecto, como la ratificación de que el verdadero monarca de las llamadas izquierdas se llama AMLO, y que este monarca designó como virrey del Distrito Federal a Marcelo Ebrard. Es la nueva izquierda mexicana, ejemplo de independencia y democracia.

Viene a cuento porque, en sus tiempos de jefe de Gobierno, el señor López Obrador nunca pidió el aval de nadie -y menos de Cuauhtémoc Cárdenas, su padre político- para ungir a Marcelo Ebrard como su sucesor en el GDF. Es decir, que el pasado martes no presenciamos la unción del candidato presidencial de las izquierdas, sino que vimos el regreso de una de las más perniciosas prácticas del viejo PRI -y que combatió la izquierda histórica-, la unción del jefe máximo, al estilo del viejo PRI, pero en las izquierdas.

Por lo pronto, el monarca Andrés López ya autorizó al virrey del Distrito Federal que elija al candidato a jefe de Gobierno que podría suceder a Marcelo Ebrard. Lo curioso es que esa concesión graciosa que otorgó el monarca de las izquierdas a Marcelo Ebrard ha sido vista por algunos como un triunfo del jefe de Gobierno. ¿De verdad creen que las migajas que le dejó AMLO a Marcelo son un triunfo? ¿Qué no es un derecho político de Marcelo la promoción del que podría ser su sucesor?

Y si partimos de la idea de que ese es un derecho político de Marcelo, entonces tendremos que concluir que en la negociación que hizo candidato a AMLO, en realidad Marcelo sólo recibió migajas. ¿Por qué? Porque no podrá ser ni diputado ni senador -por mandato constitucional- y sólo le queda convertirse en jefe real de lo que queda del PRD. ¿Por qué del PRD? Porque AMLO es dueño del PT y del otrora Convergencia, y el tabasqueño se ha propuesto desaparecer al PRD.

Pero si Marcelo deposita su capital político en el partido amarillo y logra jefaturarlo, desde esa trinchera podrá poner condiciones a AMLO, y hasta apoyar a otro candidato presidencial, si es que ocurriera que no crece el monarca Andrés López. Es decir, que el único refugio independiente -para no ser arrollado por AMLO- de Marcelo, es tener su propio partido. Pero para eso tendrá que negociar con Los Chuchos. ¿Y eso qué significa? Que tendrá que pactar las candidaturas al GDF, delegaciones, diputados locales, federales y senadores.

Por lo pronto, se abren importantes posibilidades para que se convierta en candidata al Gobierno del Distrito Federal la líder de la Asamblea del Distrito Federal, Alejandra Barrales, quien a su favor tiene un atributo nada fácil de conseguir: la bendición simultánea de AMLO y de Marcelo y que, por su condición de género -mujer, joven y habilidosa-, aparece como la candidata ideal del PRD frente a Beatriz Paredes, que sin duda será la abanderada del PRI.

Frente a la asambleísta Alejandra Barrales aparece el senador Carlos Navarrete, quien es parte de la triada que jefatura Los Chuchos y tiene una importante ventaja en las encuestas, pero no cuenta con la bendición de AMLO. Le sigue, en el mismo orden, el procurador Miguel Ángel Mancera, quien está bien posicionado en las encuestas y tiene la virtud de no militar en partido político alguno. Y, al final, aparece Mario Delgado, secretario de Educación del GDF y "delfín de Marcelo". ¿Quién será el bueno? ¿El que elija Marcelo o el que sea palomeado por AMLO? Al tiempo.

EN EL CAMINO

En días, aparecerán dos nuevos libros de Enrique Peña: uno con discursos, artículos y entrevistas, prologado por Heriberto Galindo y, el otro, con ensayos del mexiquense. Por cierto, en la gira de Peña por Washington y Nueva York se ganó a las audiencias al preguntarles si querían que les respondiera en inglés o en español.

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