Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- Hacia dónde va Manlio Fabio Beltrones Rivera? ¿Es real su búsqueda por la candidatura presidencial del PRI? ¿Está presionando con su presencia para sólo negociar una buena posición en caso de que gane el PRI en el 2012 o será el verdadero poder tras el poder los próximos seis años; o será quien, finalmente, ejerza la presidencia con inteligencia y sin ocurrencias? ¿Se prestaría a hacerle el juego a Enrique Peña Nieto únicamente para que éste pueda hacer precampaña?
Preguntas como las anteriores se han vuelto frecuentes entre la militancia priista… y más allá.
Cierto es que Enrique Peña Nieto tiene la presencia en medios y la juventud que Beltrones carece. Sin embargo, los verdaderos líderes del PRI y aún la propia militancia sabe que en estos momentos, ante el aumento de la violencia, la mayor presencia de grupos del crimen organizado, el fracaso de la economía mexicana y el desastre en materia laboral que se vive, no es precisamente una cara bonita lo que se necesita para gobernar el país.
Más de un político opositor a él y entre sus propios correligionarios, a Beltrones le reconocen habilidad para negociar y capacidad para operar; han llegado ha decir que es “un hombre de Estado”. Lo cierto es que se trata de un político que a lo largo de los años ha logrado establecer puentes políticos con Estados Unidos, el empresariado mexicano, las fuerzas armadas, la Iglesia y hasta con la oposición.
Pero también se le ha señalado como un hombre siniestro que ha podido establecer ligas con seres oscuros y míticos, como el narcotraficante Amado Carrillo, El señor de los cielos.
Este aspecto, su presunto nexo con un ala del crimen organizado, ya forma parte de las historias que se han formado en torno a su figura, así como aquello de que se trata de uno de los políticos más informados del país. Su historia negra corre de la mano de su exjefe y mentor, Fernando Gutiérrez Barrios, pero también de su mano corren las habilidades y estrategias aprendidas.
Se dice de él que no puede poner un paso en Estados Unidos por el supuesto vínculo con el crimen organizado; pero lo cierto es que sus viajes a ese país y búsqueda de políticos estadunidenses han sido constantes. Él mismo se ha encargado de tratar de borrar la imagen de ser siniestro ligado a dudosos grupos de poder.
Del lado de Enrique Peña Nieto, el joven político mexiquense, poca gente lo ve como un hombre de poder. Políticos de todos los partidos lo tachan de ser un hombre del “viejo régimen”, de ser el mejor representante de la parte dinosáurica y caduca del PRI. Pero también se le ve como el priista que puede recuperar la Presidencia de la República para su partido. Incluso, militantes priistas lo ovacionan cuando aparece, como si en él vieran al salvador. Otros muchos recuerdan que en su gestión como gobernador del Estado de México, los cárteles de Los Zetas y de los Beltrán Leyva encontraron un buen escondite y área de operación en territorio mexiquense.
En esta guerra por la Presidencia, ningún candidato ni precandidato quedará exento de que se le ligue con el crimen organizado, pero probarlo será poco menos que imposible.
De ambas figuras se dice mucho pero lo más recurrente es que como candidato Peña sería excelente; pero pésimo Presidente de la República; mientras que de Beltrones la opinión es en contrario: excelente presidente pero un pésimo candidato. Una decisión y análisis de los priistas no debiera ceñirse a ese tipo de comentarios, sino a los alcances políticos de ambos y qué tanto podrían hacer para pacificar este país, en caso de que gane el PRI.
Lo cierto es que uno y otro son parte de un organismo político que durante décadas demostró todo el abuso que puede ejercerse sobre un pueblo, y aunque no es exclusivo del PRI, sino de quien ejerce el poder, este punto le resta presencia a ambos y abona a la suspicacia de quienes tienen memoria.
Ambos precandidatos han tratado de mantenerse en los medios de comunicación; así, mientras Peña Nieto se reúne con el expresidente de Ignacio Lula Da Silva, el sonorense Beltrones anda de gira por Chiapas, por Yucatán… aprovechando los informes de sus compañeros senadores para dejarse ve entre la gente.
Sus giras han provocado dudas entre quienes aseguraban que sólo estaba de comparsa de Peña Nieto. Y es que, por ejemplo, Beltrones fue invitado por la senadora Maria Elena Orantes, de Chiapas, a su informe para que se placeara entre la gente, y no hay que olvidar que Orantes fue una cercana colaboradora de Elba Esther Gordillo. Es decir, pareciera que Beltrones sí esta jugándosela en serio y trata de buscar cada día más aliados a su proyecto.
Otro punto que llama la atención es su disposición a establecer alianzas “con los maestros” y ha dicho que su partido no puede ir sin el apoyo de los maestros.
¿Y su pleito con Elba Esther Gordillo, la maestra? Pues nada, que ya es cosa del pasado. Desde diciembre del año pasado ambos políticos limaron asperezas, tuvieron acercamientos y parece que hoy, uno y otro, se pueden sentar para formar futuras alianzas.
Peña Nieto ha dicho desde un principio que buscará el apoyo de “la maestra”, así es que no es de extrañar que Gordillo coquetee con ambos. Finalmente, cualesquiera que sea el candidato la va a arropar a cambio de toda su estructura electoral que tiene dentro del magisterio.
El enfrentamiento entre los equipos de ambos precandidatos ha sido evidente, pues mientras Beltrones propone algo en el Senado y es respaldado por sus compañeros de partido, en la Cámara de Diputados, los simpatizantes de Peña lo frenan e imponen con su mayoría los dichos del mexiquense. Un ejemplo claro fue la reelección de diputados federales que impulsó Beltrones: una vez aprobada en el Senado, fue vetada por los diputados “peñistas” el mismo día.
Mientras los equipos y seguidores de uno y otro se enfrentan, los precandidatos se reúnen, cenan, se ponen de acuerdo para ciertos tema y hacen pactos de no agresión en sus presentaciones públicas.
La pregunta sigue siendo si entre ellos ya existe algún acuerdo, de ser así él único que tiene algo que perder es Beltrones, pues echaría por la borda todos los puntos que ha logrado a su favor en estos cinco años como senador.
Para Beltrones esta es su oportunidad para ser presidente de la República, en cambio, Peña Nieto puede tener otros momentos, por ello, de haber un acuerdo y ser todo una farsa el único y gran perdedor sería Beltrones Rivera.
Para saber si esto es una farsa o no, quedan un par de semanas. Las verdaderas intenciones del sonorense se sabrán al tiempo.
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