17 noviembre, 2011

En España la crisis tirará a la izquierda

Enrique Campos Suárez
Es un hecho que los socialistas españoles no imaginaban que la fecha que habían aceptado para adelantar las elecciones generales coincidiría con el peor punto de la crisis financiera.
Este domingo se ve venir un aplastante triunfo de la derecha española que habrá de atropellar al gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La izquierda habrá de pagar en las urnas su impericia para manejar la crisis, pero también tiene que enfrentar la realidad de ser el partido gobernante durante una de las peores crisis en la historia moderna de la españa democrática.


Ese pueblo no va a olvidar los efectos de la dictadura en la población y tantos años de pobreza. Por eso ahora que la democracia es una práctica tan regular, se desquitan con los gobernantes.
Así que, después del domingo ya será preocupación de Mariano Rajoy y del Partido Popular (PP) buscar la forma de levantar el vuelo español.
Por lo pronto, no hay un solo frente económico donde el país ibérico se salve. El peor dato para los políticos gobernantes y de hecho para todos es el alto nivel de paro.
La tasa de desempleo de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es de 8.2 por ciento. Un nivel alto, propio de una economía mundial estancada. Pero el nivel español alcanza 22.6 por ciento.
Pero la tasa de desempleo entre los jóvenes españoles alcanza la increíble cifra de 46.2 % o, lo que es lo mismo, la mitad de los jóvenes menores de 25 años que busca trabajo en ese país lo encuentra, el resto no tiene ocupación alguna.
Y esos jóvenes que solían ser los más enamorados de las ideas progresistas que enarbola el PSOE son los que ahora le van a dar el triunfo a los conservadores del PP.
Otro dato totalmente impopular, incompatible con las aspiraciones electorales del partido gobernante, es el estancamiento económico, tendiente a una recesión. Durante el segundo trimestre del año la economía ibérica sólo creció 0.2% y el trimestre pasado el resultado fue cero crecimiento.
Y con todos estos problemas estructurales molestando el desempeño económico, lo que más le pega a la gente, está la otra crisis: la financiera producto de la avaricia e impericia política.
España, como muchos otros países de desarrollo similar en Europa, financió su boleto hacia el primer mundo con deuda. Algunos como Italia pidiendo prestado a manos llenas y otros como el caso español gastando más de lo que ganaban.
Es un hecho que España y su deuda equivalente a 61% de su Producto Interno Bruto no es tan escandalosa como la de Italia, que tiene que enfrentar pasivos equivalantes a 120% de su PIB. Es más, la deuda ibérica es menor a la alemana de 83 por ciento.
Uno de los grandes lastres españoles está en su déficit fiscal, que el año pasado alcanzó 9.3% de su ecomomía y la promesa era que este año se ubicara en 6%, pero crecer también fue una promesa que hoy vemos que no se podrá cumplir.
Entonces, los mercados ya encarrerados con Italia y la reacción que esperan provocar en el Banco Central Europeo para que entre al rescate y entonces en la especulación haya ganancias han empezado a presionar duramente a España, llevando sus tasas de interés a niveles históricos cada vez más cercanos a 7 por ciento.
Y así, con este complicado escenario, los socialistas llegan a las elecciones en la fecha que ellos mismos eligieron y mandan a su candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, a una masacre electoral.
Pero al mismo tiempo, de poco podrán alegrarse Rajoy y los populares, porque el gobierno que van a tomar será entregado con pincitas. Y más les vale no llegar a quitar esos alfileres porque todo se viene abajo.
Que vean la experiencia griega. Allá los izquierdistas le arrebataron el poder a los derechistas cuando iniciaba la crisis y sólo lo hicieron para agravar las cosas y ser desterrados del poder por la mala.
Así que si alguien ve llorando este próximo domingo por la noche allá en Madrid a Mariano Rajoy y al resto de los integrantes del Partido Popular no hay mucho de que espantarse, simplemente alguien les habrá avisado que ganaron las elecciones.

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