Por Robert P. Murphy.
En una economía monetaria, la moneda está en un lado de todas las transacciones y por tanto reduce la cifra de precios relevantes. La relación de intercambio directo entre dos productos puede calcularse fácilmente mediante sus respectivos precios monetarios. El “precio” o poder adquisitivo del dinero es la panoplia de bienes y servicios por los que se puede intercambiar una unidad de dinero.
Las proyecciones individuales de oferta y demanda en una economía monetaria vienen determinadas por los mismos principios aplicables a una economía de trueque. La escala de valores de un individuo contiene unidades del producto dinero así como todos los demás productos y servicios y el individuo realizará intercambios en el mercado para conseguir el grupo de bienes (incluyendo unidades del producto dinero) que crea que le proporcionarán la mayor utilidad. Ha habido distintos intentos de evaluar la “plusvalía” total de la que disfrutan los individuos por la existencia de los mercados, pero estos procedimientos sufren de errores metodológicos. Los individuos se benefician de intercambios voluntarios, pero no tiene sentido preguntarse en cuánto se benefician, porque la utilidad no es una magnitud cardinal.
La utilidad de vender un bien por dinero es el valor del uso más valorado al que puede dedicarse el dinero adicional (ya sea para gastarlo en consumo, inversión o añadirlo al balance de efectivo). La utilidad de comprar un bien con dinero es el valor del fin (consumo, producción o venta futura) más valorado al que puede dedicarse el bien.
Al contrario de lo que pasa con la posición de otros bienes, el economista debe ofrecer alguna explicación de la posición precisa del dinero en las escalas de valores de los individuos. En resumen, el economista debe explicar, no solo los precios relativos de los bienes reales, sino asimismo sus precios nominales (en dinero). Por ejemplo, ¿por qué los precios en dinero no son el doble, o la mitad, de los que son en realidad?
Para explicar el poder adquisitivo del dinero (PAD) actual, el economista se basa en las previsiones actuales del PAD futuro. Es decir, la gente ahora mismo renuncia a otros bienes a cambio de unidades de dinero, porque espera que estas unidades de dinero sean intercambiables por otros bienes en el futuro. Las previsiones actuales del PAD futuro, a su vez, se explican por los recuerdos de los precios del pasado inmediato de la gente, es decir, por el PAD pasado.
Por tanto, en definitiva, el PAD de hoy está muy influido por el PAD de ayer y a su vez el PAD de ayer estuvo muy influido por el PAD de anteayer, y así sucesivamente. Remontaremos esta explicación hasta el momento en que no había medios de intercambio y (lo que es ahora) el producto dinero se valoraba solamente por su uso directo en el consumo o la producción. (Éste es el famoso teorema de la regresión o de la regresión monetaria de Mises).
Los bienes duraderos generan un flujo de servicios a lo largo del tiempo. El precio de un servicio es el precio de alquiler o contratación del bien y se determina por la productividad o utilidad marginal del servicio. La compra directa de un bien duradero es su valor capitalizado y tiende a igualarse al valor presente (descontado) de flujo total esperado de servicios futuros
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