Por Carroll Ríos de Rodríguez
Los guatemaltecos queremos saber cómo el equipo de gobierno que se está conformando en estos días, piensa cumplir con sus dos promesas interconectadas: garantizar nuestra seguridad y crear un entorno amigable al crecimiento económico.
De su parte, los futuros gobernantes y legisladores, sobre todo quienes se asoman al poder por vez primera, están ávidos de buenos consejos. Así las cosas, me vino a la cabeza la pregunta: ¿Qué le recomendaría el Dr. Manuel Ayau (Muso) a los colaboradores del presidente electo, general Pérez Molina? Y es que el Dr. Ayau ofrecía directrices acertadas y oportunas, con buen humor y cortesía.
Se afirma que hoy somos más violentos y más pobres que antes, pero ambos males nos han desvelado por décadas. Por ello, tiene un timbre actualísimo un artículo escrito hace 25 años por el Dr. Ayau, Fomento de la Violencia y la Pobreza. Está incluido en un compendio de artículos por el mismo autor, publicados bajo el título de Sentido Común, 50 años de Congruencia Liberal. (UFM, 2011) Nos recuerda Juan Maegli, amigo de Muso y motor detrás de esta compilación, que la columna dominical en Prensa Libre del doctor se llamó, con tino, Sentido Común. El Dr. Ayau hizo gala de este don desde que empezó a dictar clases amenas y escribir para El Imparcial, El Gráfico, Tópicos de Actualidad, del Centro de Estudios Económico-Sociales, y más.
La frase medular del artículo en cuestión es la siguiente: “[C]uando un Gobierno sí cumple con su prioritaria función de proteger a las personas ante posibles violaciones de sus derechos individuales, las relaciones entre ellas serán pacíficas (porque se castiga la violencia), carentes de engaño (porque se castiga el fraude), honradas (porque se castiga el robo) y, por lo tanto, no podrá nadie hacer fortuna, cualquiera que sea su propósito o intención, sin propiciar el correspondiente beneficio a la sociedad”.
¡Cuántas lecciones encierra! Muso repetía constantemente que únicamente saldríamos de pobres propiciando la acumulación de capital, la inversión y el ahorro— de allí vendrían los empleos necesarios y la riqueza duradera.
Como garante de los derechos personales, el Gobierno faculta la cooperación social al prevenir y castigar los actos antisociales. La mayoría de personas empleamos medios lícitos para alcanzar fines también lícitos, procurando un mayor bienestar. Cooperando unos con otros libre y voluntariamente, se genera un gana-gana; servimos al prójimo en lugar de aprovecharnos de él. Pero si el Gobierno es negligente, o se extralimita en sus funciones y pisotea los derechos individuales de unos para privilegiar a otros, aun con loable intención, abre la puerta para abusos. No sólo llega a cometer actos violentos, sino nos empobrece, al entorpecer los intercambios pacíficos y distorsionar los incentivos económicos. Muso explica de mil maneras esta intuición en otros textos. Sería provechoso, tanto para futuros funcionarios como para nosotros, invertir parte de este tiempo de transición releyendo sus escritos…
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