Andrés Oppenheimer
Si las biografías políticas de los recientes presidentes de Estados Unidos y sus encargados de relaciones exteriores dicen algo sobre cuales son las regiones que más les interesan —y yo creo que sí—, el nuevo libro de la ex Secretaria de Estado Condoleezza Rice habla por sí mismo: alrededor del 98 por ciento de sus páginas se refieren al Medio Oriente, Rusia y Asia, y un 2 por ciento a Latinoamérica.
Rice, cuyo jefe, el ex presidente George W. Bush, prometió durante la campaña del 2000 convertir a Latinoamérica en un “compromiso fundamental” de su presidencia, dedica sólo dos de los 58 capítulos de su libro de memorias, “No Higher Honor” (Ningún honor más alto) a America Latina. O sea, le dedica a la región unas 15 páginas de un volumen de 766 páginas.
Pero el libro de Rice no es diferente de otros libros de memorias políticas escritos por presidentes recientes y ex secretarios de estado en lo que se refiere a los temas a los que dedican la mayor parte de sus obras. Veamos:
• Hojeando el libro de memorias de George W. Bush, publicado recientemente, y titulado “Decision Points” (Puntos de Decisión), dudo de que las páginas referidas a Latinoamérica lleguen al 0.5 por ciento de las 497 páginas de la edición de bolsillo.
No pude encontrar en el índice del libro de Bush ni una sola referencia a Brasil, la octava economía del mundo. Sólo hay unos párrafos sobre Venezuela, y referencias aisladas a México y Chile, en general vinculadas con las posturas de esos dos países en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
• En la biografía política del ex presidente Bill Clinton, “My life” (Mi vida), publicada en el 2004, sólo hay unas 10 páginas del volumen de 957 páginas que se refieren a Latinoamérica, o alrededor del 1 por ciento del libro. Y esas 10 páginas están casi por completo dedicadas a Haití y a Cuba.
• En las memorias de la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright, “Madame Secretary”, del 2003, hay alrededor de una docena de referencias a “Latinoamérica” en el libro de 562 páginas, sin contar las menciones en un anexo con la bitácora de sus viajes por el mundo, y algunos párrafos dispersos sobre Cuba y Haití.
Volviendo al libro de Rice que acaba de salir, hay que decir que contiene algunas referencias inusualmente sinceras sobre varios líderes latinoamericanos, que resulta interesante leer.
Cuando escribe sobre el año 2007, describe a la pareja presidencial de Argentina como “los siempre difíciles Kirchner”.
Refiriéndose a los líderes con los que se encontró en la asunción de la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, escribe que el presidente izquierdista de Bolivia, Evo Morales, “parecía completamente perdido. No tenía ideas, solamente eslóganes”. Rice añade que el gesto de Morales de entregarle públicamente como regalo un ukelele decorado con hojas de coca en esa ocasión “fue harto revelador sobre su inmadurez”.
Rice confiesa que para fines del primer período presidencial de Bush, en el 2004, el presidente venezolano Hugo Chávez y sus seguidores estaban cobrando fuerza “como resultado de nuestra desatención” hacia Latinoamérica. Agrega, con una mezcla de esperanza y resignación, que “ya llegaría el momento, más tarde, de hacer algo al respecto, si el presidente (Bush) era reelecto”.
Por supuesto, Bush terminó su segunda presidencia sin convertir a Latinoamérica en una prioridad de su política exterior.
Y uno ya puede prever que las biografías políticas del presidente Obama y de la Secretaria de Estado Hillary Clinton, una vez que dejen sus cargos, no serán muy diferentes. Ya tenemos un indicio de ello en el número de este mes de la revista Foreign Policy, en el que la Clinton publica un artículo titulado “El siglo del Pacifico de Estados Unidos”, cuyo subtítulo empieza diciendo que “el futuro de la geopolítica se decidirá en Asia, no en Afganistán ni en Irak”.
Mi opinión: La confesión de Rice sobre la “desatención” de Washington a Latinoamérica confirma lo que muchos sabemos, pero los ocupantes de la Casa Blanca siempre niegan.
No hay dudas de que Estados Unidos tenía que centrarse en el terrorismo islámico después del 11 de Septiembre del 2001, y que China será su principal desafío en el futuro próximo.
Pero también es cierto que Estados Unidos exporta tres veces más a Latinoamérica que a China. En total, el 43 por ciento de las exportaciones de Estados Unidos van a Latinoamérica y Canadá, y con el crecimiento de las clases medias de los países latinoamericanos, ese porcentaje podría aumentar aún más.
Además, América Latina es fuente cada vez más importante de petróleo, y es la región que más impacto tiene sobre Estados Unidos en temas como la inmigración y el narcotráfico. Latinoamérica merece algo más que el 2 por ciento de la atención de los líderes estadounidenses.
Rice, cuyo jefe, el ex presidente George W. Bush, prometió durante la campaña del 2000 convertir a Latinoamérica en un “compromiso fundamental” de su presidencia, dedica sólo dos de los 58 capítulos de su libro de memorias, “No Higher Honor” (Ningún honor más alto) a America Latina. O sea, le dedica a la región unas 15 páginas de un volumen de 766 páginas.
Pero el libro de Rice no es diferente de otros libros de memorias políticas escritos por presidentes recientes y ex secretarios de estado en lo que se refiere a los temas a los que dedican la mayor parte de sus obras. Veamos:
• Hojeando el libro de memorias de George W. Bush, publicado recientemente, y titulado “Decision Points” (Puntos de Decisión), dudo de que las páginas referidas a Latinoamérica lleguen al 0.5 por ciento de las 497 páginas de la edición de bolsillo.
No pude encontrar en el índice del libro de Bush ni una sola referencia a Brasil, la octava economía del mundo. Sólo hay unos párrafos sobre Venezuela, y referencias aisladas a México y Chile, en general vinculadas con las posturas de esos dos países en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
• En la biografía política del ex presidente Bill Clinton, “My life” (Mi vida), publicada en el 2004, sólo hay unas 10 páginas del volumen de 957 páginas que se refieren a Latinoamérica, o alrededor del 1 por ciento del libro. Y esas 10 páginas están casi por completo dedicadas a Haití y a Cuba.
• En las memorias de la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright, “Madame Secretary”, del 2003, hay alrededor de una docena de referencias a “Latinoamérica” en el libro de 562 páginas, sin contar las menciones en un anexo con la bitácora de sus viajes por el mundo, y algunos párrafos dispersos sobre Cuba y Haití.
Volviendo al libro de Rice que acaba de salir, hay que decir que contiene algunas referencias inusualmente sinceras sobre varios líderes latinoamericanos, que resulta interesante leer.
Cuando escribe sobre el año 2007, describe a la pareja presidencial de Argentina como “los siempre difíciles Kirchner”.
Refiriéndose a los líderes con los que se encontró en la asunción de la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, escribe que el presidente izquierdista de Bolivia, Evo Morales, “parecía completamente perdido. No tenía ideas, solamente eslóganes”. Rice añade que el gesto de Morales de entregarle públicamente como regalo un ukelele decorado con hojas de coca en esa ocasión “fue harto revelador sobre su inmadurez”.
Rice confiesa que para fines del primer período presidencial de Bush, en el 2004, el presidente venezolano Hugo Chávez y sus seguidores estaban cobrando fuerza “como resultado de nuestra desatención” hacia Latinoamérica. Agrega, con una mezcla de esperanza y resignación, que “ya llegaría el momento, más tarde, de hacer algo al respecto, si el presidente (Bush) era reelecto”.
Por supuesto, Bush terminó su segunda presidencia sin convertir a Latinoamérica en una prioridad de su política exterior.
Y uno ya puede prever que las biografías políticas del presidente Obama y de la Secretaria de Estado Hillary Clinton, una vez que dejen sus cargos, no serán muy diferentes. Ya tenemos un indicio de ello en el número de este mes de la revista Foreign Policy, en el que la Clinton publica un artículo titulado “El siglo del Pacifico de Estados Unidos”, cuyo subtítulo empieza diciendo que “el futuro de la geopolítica se decidirá en Asia, no en Afganistán ni en Irak”.
Mi opinión: La confesión de Rice sobre la “desatención” de Washington a Latinoamérica confirma lo que muchos sabemos, pero los ocupantes de la Casa Blanca siempre niegan.
No hay dudas de que Estados Unidos tenía que centrarse en el terrorismo islámico después del 11 de Septiembre del 2001, y que China será su principal desafío en el futuro próximo.
Pero también es cierto que Estados Unidos exporta tres veces más a Latinoamérica que a China. En total, el 43 por ciento de las exportaciones de Estados Unidos van a Latinoamérica y Canadá, y con el crecimiento de las clases medias de los países latinoamericanos, ese porcentaje podría aumentar aún más.
Además, América Latina es fuente cada vez más importante de petróleo, y es la región que más impacto tiene sobre Estados Unidos en temas como la inmigración y el narcotráfico. Latinoamérica merece algo más que el 2 por ciento de la atención de los líderes estadounidenses.
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