Pero de todas maneras se les filtró el contenido del documento “Unidad, ¿Para qué?”, en el que el senador anuncia oficialmente que no se va a registrar como aspirante a la candidatura presidencial del PRI.
La muy entendible noticia no sorprendió a nadie. Fue adelantada por dos muy buenos reporteros (Raymundo Riva Palacio y Carlos Loret de Mola) desde la semana pasada.
Pero más allá del argumento sobre la necesidad de no fracturar al PRI o de la queja de que hay grupos que actúan por interés personal o de grupo dentro del tricolor, hay un dato incontrovertible que definitivamente pesó en la anunciada decisión: si el sonorense encabezara las preferencias electorales, no estaríamos hablando de su renuncia a participar.
Manlio se cuidó de no mencionar explícitamente los cambios que Moreira le hizo a la convocatoria —quitó los candados que impedían a gobernadores y líderes de los sectores pronunciarse en la elección interna— que, en corto, critican duramente los miembros más destacados de su primer círculo. No dejó dudas. Se va a sumar a Peña.
La decisión obliga al PRI a buscar su Everardo Moreno bis. Se habla de Manuel Ángel Núñez Soto, pero se ve difícil. El ex gobernador de Hidalgo tiene cosas mejores que hacer que convertirse en patiño de Peña Nieto, para que el mexiquense tenga acceso a spots de radio y televisión en la precampaña.
Se casa el próximo diciembre.
Localizamos a Rosario Guerra, ex diputada federal del PRI, en el hospital ABC. Sigue internada. La trasladaron antayer de la clínica Londres. ¿Diagnóstico? Contusión cerebral severa.
La lesión es resultado de la incursión, el pasado viernes, de porros armados con picos y tubos en un evento del PRI convocado selectivamente para registrar las planillas al Consejo Político de este partido en la ciudad.
Un grupo de mujeres golpeadoras —afines al heredero del Rey de la Basura, Cuauhtémoc Gutiérrez— le reventó a palos la cabeza. Y eso poco después de que fue golpeada brutalmente —“con la mano cerrada”— por el violentísimo dipuhooligan, Christian Vargas, según la propia Rosario.
Hay 16 lesionados que requirieron atención médica. Cinco con costillas rotas. Tres de ellos hospitalizados. Todos de la famosa Planilla Blanca, opuesta al famoso Gutiérrez.
La también dirigente del movimiento Somos la Tercera Opción acusa a los diputados locales de PRI, Israel Betanzos y al propio Vargas, vinculados al mencionado líder de los pepenadores, de la salvaje agresión.
Ya se interpusieron las denuncias respectivas ante el Ministerio Público. La bronca es que Betanzos y Vargas tienen fuero. Hay que esperar sentencia para pedir juicio político y eventualmente retirarles la inmunidad parlamentaria.
Por increíble que parezca, Vargas justifica el trancazo que le asestó a Rosario con el argumento de que ésta le aventó café hirviendo. Ella jura que el asambleísta la empujó, luego de que se negara a darle los papeles de registro de la Planilla Blanca. “Tú no eres autoridad electoral”, le dijo Rosario.
El dipuhooligan enfureció. Vino el jaloneo. El café se derramó en la ropa del asambleísta. De la furia a la violencia. ¡Sopas! “Me dio con la mano cerrada en el rostro y ahora me quieren aplicar aquello de que ‘le pegué porque ella se lo buscó’. Me conoces. ¿Te imaginas si yo me portara como el dipuholligan? Ni que estuviera loca, me cae…”
Y eso que estamos en la semana de la erradicación de la violencia contra las mujeres.
La bronca en el PRI-DF es de fondo. Hay muchos intereses en juego. Nada menos que la Ciudad de México. El PRD ha perdido influencia. Las encuestas colocan adelante a Beatriz Paredes en las preferencias electorales. Eso, sumado al “efecto Peña”, trae muy nerviosos a los amarillos.
El dipuhooligan y Betanzos responden a los intereses de Cuauhtémoc Gutiérrez. El heredero del Rey de la Basura busca el control, como sea, del tricolor local. “No quiere a Beatriz Paredes como candidata. Tampoco quiere coaliciones. Dice que Moreira es un mentiroso. En síntesis: no quiere que el PRI le gane al PRD en la ciudad”, resumió Guerra.
Para nadie es un secreto que las relaciones de Gutiérrez con el GDF son muy estrechas. Lo tienen consentido. Mario Delgado, delfín de Ebrard, fue el invitado estrella en la última fiesta de cumpleaños del líder de los pepenadores. Manuel Jiménez Guzmán, ex dirigente del PRI-DF, presente en el festejo, se lo contó a Rosario.
A este reportero le consta, Betanzos no falla a las fiestas y cocteles de Alejandra Barrios. “Tenemos al caballo de Troya dentro”, resumió la ex diputada.
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