Desafortunadamente, Washington no parece abocado a actuar para rectificar el problema y los que tienen el control del timón están haciendo caso omiso de la raíz del problema: el gasto.
El presidente del Comité Presupuestario de la Cámara de Representantes, Paul Ryan (R-WI), dijo el miércoles a propósito de esta noticia: “Hoy es un día infame en la historia americana. Es el día en que la deuda nacional ha pasado la cifra de los $15 billones. Esta deuda está perjudicando no sólo nuestra economía hoy, sino que hará que nuestros hijos y nietos vivan un menguante futuro”. Ryan está en lo cierto. Las futuras generaciones estarán encadenadas a la deuda de hoy. Y la experta de Heritage Alison Fraser explica cómo el gasto federal está encaminado hacia un precipicio de aterradoras dimensiones:
El gasto federal, cerca del 24% hoy, está significativamente por encima del promedio del 20% del PIB, pero dentro de una década llegará al 26%. Pasada una generación llegará a casi el 35% del PIB. Antes del final de la década, los impuestos superarán los niveles a los que los ha empujado la recesión y continuarán aumentando en lo sucesivo.¿Y qué está haciendo Washington al respecto? Peleando para ver cómo subir los impuestos en vez de ir a la raíz del problema. Para el día de Acción de Gracias, los doce miembros del “Supercomité” del Congreso deberán haber alcanzado un acuerdo para conseguir medidas reductoras del déficit por un montante de $1.2 billones — una gota de agua en el océano cuando se compara con la crisis de gasto de Estados Unidos.
Pero incluso esa tarea parece estar fuera de su comprensión. Fraser explica que los demócratas del Supercomité han rechazado varias medidas que alterarían el rumbo del aplastante gasto de la nación, tales como aumentar la edad de jubilación en Medicare o cambiar la medida de la inflación que se utiliza para calcular los derechos a beneficios, incluido el Seguro Social:
Tristemente, hay pocos cambios adicionales en la lista de propuestas para que siquiera reaccionen — y sus llamados audaces cambios de hace unas semanas se han evaporado. La inflexible actitud de los demócratas respecto a reformar los derechos a beneficios desafía toda lógica.
Los hechos son simples: Los derechos a beneficios van a generar unos niveles de deuda a la europea a no ser que se reformen. Pagar estos beneficios sin bajar el gasto exigirá aumentos constantes, aplastantes de los impuestos para todos los contribuyentes — no solo para el 1% del tramo superior.Afortunadamente, hay medidas que el Congreso puede tomar para frenar el gasto en derechos a beneficios (que ya son el 40% de todo el gasto federal) y que incluyen audaces reformas del Seguro Social, Medicare y Medicaid. Pero el mismo enfoque ineficaz dado a los recortes del gasto —como por ejemplo recortar los emolumentos de médicos, hospitales y otros proveedores— causarán más daño que beneficio y deberían desecharse.
Y hay algunos en la Cámara y en el Senado que comprenden el problema y están abogando por medidas significativas. Setenta y dos miembros de la Cámara de Representantes y treinta y tres senadores se han unido contra el exceso de gasto, de endeudamiento y de impuestos. En una carta dirigida al Supercomité, los miembros de la Cámara escribían ayer: “Es evidente que Estados Unidos está en una crisis fiscal porque Washington gasta demasiado y no porque ponga pocos impuestos” y advertían: “Los crecientes impuestos a los americanos destruirán empleos, acabarán con toda esperanza de recuperación económica y simplemente servirán para alimentar el gasto desbocado de Washington”.
La Fundación Heritage también ha exhortado al Supercomité a que “rebaje el gasto federal —incluyendo arreglar los siempre crecientes programas de derechos a beneficios— para lograr un presupuesto balanceado a la vez que se preserva nuestra capacidad de proteger a Estados Unidos y sin aumentar los impuestos”. Y el vicepresidente de Heritage David Addington explica: “El Supercomité tiene la oportunidad —una oportunidad— de hacerlo bien. Poner más impuestos significa más gobierno y una peor economía. El Supercomité debería recomendar leyes que se apoyen en tres pilares: (1) recortar el gasto no de seguridad, (2) mantener las capacidades de la defensa y (3) no subir los impuestos”.
Hay 15 billones de razones que muestran el profundo desorden en el que está la casa fiscal de Estados Unidos y hay 12 miembros del Congreso en el Supercomité que pueden proponer una solución que ayude al país a superar las dificultades sin aumentar los impuestos, sin debilitar nuestra defensa y sin endeudar a futuras generaciones. Pero llegar hasta ahí exigirá liderazgo responsable, tomar medidas y comprender que seguir como hasta ahora no acabará con esta pesadilla.
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