26 noviembre, 2011

Peña y la esperanza

Peña y la esperanza

Falta conocer los cómos en un país que ya está sobrediagnosticado. Esperaremos hasta que la ley electoral lo permita.

Ana Paula Ordorica México: la gran esperanza es el título del libro que presentó Enrique Peña Nieto. Un libro que en cualquier otro país sería una plataforma política, pero que en México, dada la absurdísima ley electoral de 2007, no lo es porque el autor así lo especifica en una nota aclaratoria al principio:

"Este libro no es una oferta de gobierno sino un conjunto de ideas para el futuro del país y fue elaborado en estricto apego a la legislación electoral vigente." Tan- tán (qué fácil es cumplir con leyes tan ilógicas).

Independientemente de si es o no una plataforma política, sale a la venta en la misma semana en que escuchamos a Carlos Fuentes decir que 2012 es la última oportunidad política para que México evite el caos y la violencia.

Quizás no de forma tan elocuente como Carlos Fuentes, pero somos muchos los que nos empezamos a preguntar: ¿hasta cuándo va a seguir siendo México un país tan generoso en medio de una clase, no sólo política, también empresarial, que no se preocupa por la generación futura, sino por su propio beneficio presente? ¿Cuánto tiempo más podrá aguantar nuestro México?

Seguramente por este estado de ánimo de muchos mexicanos y por la descripción que hace el autor de México como un Estado disfuncional, el libro abarca un enorme abanico de retos. Desde los temas que más se han discutido en estos últimos años en el país, como la seguridad, la economía y la educación, hasta otros que pueden insertarse dentro de éstos, pero son un poco más puntuales: la importancia de reducir la brecha tecnológica como un imperativo, más que como un lujo; el apoyo a los juicios orales como mecanismo para mejorar nuestro sistema de justicia; la necesidad urgente de acabar con desigualdades, privilegios y monopolios.

Todo ello urgente para un país que quiere pasar de la esperanza a los hechos. Tal como lo expresa Peña Nieto, en su reflexión final, en donde repite varias veces las palabras sí se puede, sí se puede, sí se puede.

En la presentación del libro me tocó fungir como moderadora. Y la gran pregunta, al ver sentados ahí a la plana mayor del PRI, pero también del PVEM y del Panal fue: ¿realmente se puede?

¿La reforma educativa que plantea Peña, que implica principalmente clases de tiempo completo, la va a impulsar el Panal sin cobrar caro su apoyo?

¿Qué propuestas, ideas, soluciones, aporta el PVEM en toda esta ecuación?

El libro contiene propuestas con las que, salvo contadas excepciones, difícilmente se puede estar en desacuerdo. Además presenta una dosis de claridad en medio de tantas interrogantes que nos rodean hoy en México.

Pero falta conocer los cómos en un país que ya está sobrediagnosticado.

Esperaremos más adelante, cuando la ley electoral lo permita, un segundo volumen que los incluya para poder ver a México, ya no como el país del sí se puede, sino como el país del ya se pudo.

Sin los cómos, México se quedará -en el mejor de los casos- como el país de la esperanza y no va a ser el México del éxito obtenido.

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