Jorge Valín - Libertad Digital
Parece que hay una contradicción importante entre el europeo medio y su clase política. Los ciudadanos piden a los dirigentes que arreglen la crisis, y los países de Europa parecen empeñados en ir en sentido contrario.
Y no es porque tengan que tomar medidas impopulares. Todos los países de Europa, intervenidos o no, están haciendo cambios muy poco populares. La crisis está evidenciando lo que siempre ha ocurrido pero nadie antes quería ver: a los gobernantes no les importa en absoluto sus súbditos. La pregunta es ¿qué quieren salvar los políticos europeos? ¿A la gente? No, quieren salvar su sistema que les otorga ilimitado Poder y dinero.Desde la creación de la Unión Europea (UE) se nos ha dicho que este proyecto era una alianza común para hacer frente a otras potencias. En realidad nunca fue así. Ahora lo vemos claro. La UE no es más que la herramienta de Alemania para controlar más territorio (son su socio francés en doble fila). La UE es un conjunto de países al servicio de políticos franco alemanes. Desde hace unos años, la UE actúa más como el Fondo Monetario Internacional, que como una unión de países amigos. SarkoMerkel ha cambiado los gobiernos de los países rezagados ya sea mediante elecciones anticipadas o destituciones. La única excepción ha sido España. Pero no se preocupen, la intervención de nuestro país después del 20N, ya sea directamente o de forma oculta, es inevitable si es que no lo han pactado ya. Muy posiblemente, incluso, el nuevo gobierno estará formado por tecnócratas que se irán apoyando en el consenso de la oposición para acatar las órdenes de la UE (aunque el PP tenga mayoría absoluta, podría hacer un Gobierno de coalición con el PSOE y hasta CiU para agradar más al inversor internacional y casta europea).
Los nuevos dirigentes de Grecia e Italia son gente del Poder. Trabajaron en Goldman Sachs, al igual que Draghi, el nuevo presidente del Banco Central Europeo. Son gente que tienen un gran sentimiento corporativista y deestablishment, pero no democrático. De hecho, Platón definió su ideal de gobernante, la tiranía, "como el gobierno de los sabios". Es decir, el gobierno de los tecnócratas que diríamos ahora. La única diferencia de la tiranía de Platón con la actual, es que el filósofo apostaba por uno solo tecnócrata, mientras que SarkoMerkel apuesta por un tirano en cada ministerio, cartera y país.
Europa se ha vuelto claramente una oligarquía dirigida por un eje franco-alemán que tampoco tardará mucho en hacer aguas ante las nefastas políticas económicas que usan. El único fin de los burócratas de la UE no es salvar a la gente, ni siquiera resolver la crisis, sino refinanciar cada uno de los estados a costa de los esfuerzos de la economía privada, esto es, la gente. Más impuestos, más recortes, más inflación crediticia, más rescates millonarios y más leyes que burocraticen nuestras vidas. Algo así no puede tener por objetivo retomar la dignidad del ciudadano europeo.
Si la UE estuviera interesada en salvar a la gente, lo primero que harían es delegar sus funciones a la economía privada y a la ciudadanía. Esto se ve claramente con los recortes. Los europeos están muy enganchados a los favores del Gobierno. Está muy bien que el Estado lo recorte todo, pero ha de dar una salida a la gente. El capitalismo es un sistema que necesita de mucha energía (la destrucción creativa de Schumpeter). Necesita de mucha creatividad y libertad, de lo contrario, no funciona porque se convierte en puro capitalismo de estado como ya se ha visto. Si los gobiernos mantienen las regulaciones al emprendedor con leyes que solo dificultan la creación de empresas, lo único que tendremos es más desempleo. Este es el caso clamoroso de España. Ahora las empresas solo están para echar a gente. No habrá empresas que contraten más empleados hasta que la economía no esté claramente saneada, sin embargo, el Gobierno no da salidas a esta situación. Abrir una empresa es más fácil en Zimbabue y Venezuela que en España. Entre más cosas, el desempleo se cura eliminando barreras burocráticas, leyes, sacando las prohibiciones a productos y servicios y aboliendo impuestos. Puede ser algo temporal incluso. Tan elemental ha sido en la historia que hasta Lenin cambió su política comunista durante un tiempo por otra más abierta (la NEP) que alivió las tensiones de la URSS hasta el nuevo plan quinquenal de Stalin.
Las medidas de Europa no es que sean erróneas, es que no tienen por fin aliviar a su ciudadano de la crisis. Lo único que pretenden es reforzar el Estado con el dinero del europeo medio. Así, los europeos están condenados.
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