Cuando el comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó a Al Assad, pocos países votaron en contra, entre ellos, Irán, Corea Norte y Cuba. A continuación el rechazo y la aprobación en la región:
LÍBANO: El gobierno en Beirut, dominado por el movimiento chiita proiraní de Hizbollah es uno de los pocos amigos que le queda a Al Assad en el mundo árabe. El Líbano rechazó hasta la fecha una actuación firme contra la poderosa nación vecina.
ARABIA SAUDÍ: El rey Abdullah instó ya a Al Assad en agosto a que emprendiera rápidamente reformas radicales: “Lo que está sucediendo en Siria es inaceptable”, dijo. La presión del reino saudí hizo que la Liga Árabe suspendiera la membresía de Siria de la organización panárarabe.
JORDANIA: El rey Abdullah II habló directamente de dimisión. “Si Bashar tuviese en mente los intereses de su país, dimitiría”, dijo el monarca jordano en una entrevista.
TURQUÍA: Ankara abogó en un principio a favor de reformas con Al Assad en la cúpula, pero luego le instó a dimitir. El ministro del Exterior Ahmet Davutoglu se reunió en varias ocasiones con opositores del Consejo Nacional sirio. Representantes del gobierno en Ankara se están planteando instalar una “zona segura” en territorio sirio para proteger a civiles. Pero para ello se precisa de un mandato internacional.
ISRAEL: El Estado judío ve los disturbios con preocupación. En Damasco gobierna un régimen enemigo, desde hace años, pero en las fronteras había calma. El temor ahora es que eso cambie si tras la caída de Al Assad llegan islamistas al poder
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