El 7 de octubre de 2012, el pueblo venezolano tendrá la oportunidad de elegir a un nuevo presidente. En los meses previos a las elecciones, es seguro que los venezolanos oirán un montón de retórica electoral con el desparpajo al que nos tiene acostumbrados el presidente Hugo Chávez, pero la pregunta es: ¿Cuánto van a poder escuchar a la oposición?
Globovisión, un canal de televisión que según se informa es ”el único canal en Venezuela que tiene una posición firme contra el gobierno”, ha sido condenado a pagar más de $2 millones por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, por la presunta “violación de las normas de emisión” cuando se mostró imágenes de un motín en la cárcel de El Rodeo II en la ciudad venezolana de Guatire. De acuerdo a Conatel, entre los delitos de la estación de la oposición está la repetida emisión de entrevistas con familiares de los internos y la adición de sonido de disparos a la transmisión de los videos. El director general de Conatel afirma que esa emisión “promueve el odio y la intolerancia por razones políticas”.
Las restricciones a la libertad de prensa no son nada nuevo en Venezuela.
En 2007, el gobierno de Chávez cerró la estación Radio Caracas Televisión (RCTV), debido a su “apoyo a un breve golpe de estado en 2002″. Al igual que Globovisión, RCTV era conocida como una estación de la oposición a Chávez. Durante el golpe de 2002, RCTV mostró imágenes de protestas, mientras que otros medios de comunicación privados y estatales se reservaron su cobertura principalmente para entrevistas con cargos del gobierno y para telenovelas, según el New York Times.
La historia no terminó con el cierre de RCTV. En 2010, el copropietario de Globovisión, Nelson Mezerhane, recibió una llamada telefónica de Chávez, quien supuestamente le dijo: “Necesito que arregles Globovisión. Esto no puede seguir así. Arréglalo o atente a las consecuencias”. Mezerhane se negó, entonces el gobierno se apoderó de su banco y su hogar se vio invadido por fuerzas de seguridad venezolanas poco después. Mezerhane está viviendo actualmente en Estados Unidos, donde está a la espera de noticias sobre su solicitud de asilo. Añadiendo leña al fuego en una situación de por sí volátil, su abogado “cree que su caso…ha desaparecido en un agujero negro burocrático junto con docenas de otros casos de asilo político de destacados venezolanos” con el fin de evitar que Estados Unidos vaya a provocar a Chávez.
Mientras tanto, la suerte de Globovisión pende de un hilo. La estación ha dicho que la multa es “impagable”, afirmando que no es más que la forma que usa el gobierno para cerrar Globovisión. Los miembros de la comunidad internacional insisten en que “la multa [es] un abuso de poder por parte del gobierno”. Sin embargo, el gobierno venezolano no ha cambiado de rumbo. La semana pasada, soldados venezolanos entraron a una de las estaciones de radio de Globovisión para retirar equipos que la CONATEL dijo que habían “estado operando sin autorización del gobierno”. El líder venezolano de derechos humanos Carlos Correa afirmó: “Aunque es difícil documentar la autocensura, hemos visto cómo después de la Ley Resorte muchos medios dejaron de ser críticos. Los que mantuvieron su línea, como RCTV y Globovisión, sufren las consecuencias”.
Queda por ver si Globovisión podrá sobrevivir a la multa. Sin embargo, lo cierto es que esta forma de repartir duros castigos a las estaciones de la oposición puede influir en las decisiones de los medios de comunicación venezolanos en el futuro y darle a Chávez una ventaja injusta en su intento de no perder la presidencia.
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