Hoy el policamburista embajador produce un comunicado sobre la persecución a Globovisión. Comunicado que no es otra cosa que la jalada de rigor al régimen y al jefe que lo ha acogido, mejor que como otros lo han acogido a lo largo de su vida. Esa acogida fue tan maravillosa que lo llevó a ser canciller, embajador y diputado policamburista sin rubor alguno.
El delicadísimo y crocante embajador del estercolero del régimen, afirmó lo siguiente: “Aunque la Relatoría hace tiempo perdió la capacidad para el rubor, me permito recordarle que la más que merecida multa impuesta a la empresa privada Globovisión, es una sanción justa y proporcional a los daños causados a la sociedad venezolana, sometida maliciosamente al terrorismo psicológico, al pánico colectivo y al asedio e instigación al odio, así como la manipulación de entrevistas a familiares de reclusos, presa de un estado de intenso dolor durante un desgraciado conflicto carcelario”
Y debo recordarle que si alguien ha perdido la capacidad para ruborizarse ha sido él. Entiendo que quienes llevan unja vida como la suya necesariamente tienen que perder la capacidad para ruborizarse y la poca que les queda les impide salir abiertamente del closet político en que se han ido a refugiar para rumiar sus frustraciones vivenciales. Como reza el dicho popular “los mochos se juntan para rascarse”.
Dice el delicado y enfurecido “embajador” que la “…más que merecida multa impuesta a la empresa privada Globovisión, es una sanción justa y proporcional a los daños causados a la sociedad venezolana…”, seguramente cuando habla de los daños a la sociedad venezolana, el Roy inconscientemente estaba pensado en su amadísimo Iluminado de Sabaneta y no en Globovisión. Seguramente tendría en su mente, la destrucción de PDVSA, la destrucción de las empresas básicas, la promoción del hampa como herramienta de intimidación, los saqueos de la boliburguesía, el discurso de odio del sátrapa, la persecución de la disidencia, el culto vulgar a la personalidad del dictador, el golpismo militarista continuado, el asesinato de más de 150.000 venezolanos con la complicidad de su jefe, etc. Ese es el verdadero daño causado a Venezuela. Causado gracias a infelices y reptantes jalabolas como Roy Chaderton.
Dice el crocante embajador que la sociedad venezolana ha sido “…sometida maliciosamente al terrorismo psicológico, al pánico colectivo y al asedio e instigación al odio…” solo que se equivoca al identificar a Globovisión como responsable de esos males, cuando ha sido Hugo Chávez, el sujeto a quien Chaderton le lame las botas y quien sabe que más, el que permanentemente ha sometido a los venezolanos “…maliciosamente al terrorismo psicológico, al pánico colectivo y al asedio e instigación al odio…”
Acusa Chaderton a “la Relatoría” de haber perdido hace tiempo la capacidad para el rubor. Si eso fuese cierto, tendríamos que decir “cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo”, porque Chaderton perdió el rubor hace muchos años, porque para ser tan jalabolas se necesita carecer no solamente de capacidad de ruborizarse sino de dignidad. Todos los que cuidamos nuestra dignidad y amamos a nuestros hijos tratamos de nunca avergonzarlos con nuestra conducta. Chaderton, por supesto, no tiene esa obligación. No solamente por no tener vergüenza, sino por no tener hijos que se avergüencen de su conducta rastrera. Tener hijos necesariamente implica una relación heterosexual, amorosa o cuando menos pasional, relaciones que a Chaderton siempre le han repugnado. De allí que no tenga responsabilidad con el futuro. Así que por ahora, además de disfrutar del policamburismo, disfruta de la privacidad y la media luz de los rosados bares “de ambiente” de Wisconsin Avenue, ¡y en el corazón del Imperio!.
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