07 diciembre, 2011

13 años

Han sido 13 años de un largo viaje hacia la pesadilla lo que ha marcado el rumbo de un país hoy cada vez más atado al petróleo y dependiente de las importaciones de alimentos, porque ninguna de las promesas que Hugo Chávez levantó como banderas de su revolución se han cumplido
ELIZABETH ARAUJO

Hace 13 años, un militar que había fracasado en el intento de dar un golpe de Estado y años después optó por la vía del voto para intentar convertir en realidad sus sueños de reivindicación social, hizo una promesa, algo insólita si se quiere, con la certidumbre de que había asaltado el futuro, y que los días por venir les pertenecían.

Sucedió un 6 de diciembre, como ayer, y todavía queda fresca en la mente de quienes se contagiaron de su euforia cuando aseguró en cadena voluntaria de la televisión, que su primera prioridad serían los niños de la calle, al punto de que si, pasados los 6 meses, no cumplía con su promesa se cambiaba de nombre.
Fue la primera, pero no la única, de las ofertas engañosas que Hugo Chávez obsequió a un país sediento de cambios, y que hoy, a 13 años de aquella primera victoria electoral, el sol herrumbroso del atardecer cae sobre sus espaldas. La revolución que este frustrado militar soñó es hoy un amasijo de promesas enlodadas en actos de corruptelas que los organismos contralores se niegan a investigar, por temor a las consecuencias.
Es en ese contexto que el canciller Nicolás Maduro ofrece el balance de la gesta acaecida en 1998 y en un acto de sinceridad confiesa que valió la pena. Pero al país al que se refiere es otro. Sobrevive en una escena tan desoladora que no pertenece a los dominios de la realidad que se exhiben en los documentales propagandísticos de VTV.
No sólo en temas como la salud, la seguridad, educación y vivienda, sino en un asunto tan sensible como es el cumplimiento de la palabra empeñada hacia los sectores más desposeídos, ilustran con claridad, como de aquel Hugo Chávez que juró consolidar un país económicamente autosuficiente y amante de las libertades, no queda nada.
Un ejemplo genuino de estas promesas olvidadas podríamos encontrarlas en la relación del propio presidente Chávez con los trabajadores, los mismos que hicieron posible durante varias elecciones la consolidación del actual régimen. Es verdad que la embestida contra empresarios y sindicalistas por igual, como contra sectores académicos y de la cultura, ha sido el sello de esta "revolución" que a sus 13 años de nacida, se va ya envejecida.
Pero su peor afrenta la constituye, sin dudas, hacia los trabajadores de Sidor, a quienes también se les ha forzado a revisar el contrato colectivo, y les ha entregado una empresa en ruina. Por supuesto que el fondo de esta ofensiva antisindical obedece al propósito de consolidar el Estado Patrono, propio de los viejos esquemas comunistas; es decir, un empresario capitalista único, que bajo la excusa del "socialismo", pretende liquidar años de luchas y conquistas obreras.
Han sido pues 13 años de un largo viaje hacia la pesadilla lo que ha marcado el rumbo de un país hoy cada vez más atado al petróleo y dependiente de las importaciones de alimentos, porque ninguna de esas promesas que aquel militar golpista levantó como banderas de su revolución se han cumplido.

1 comentario:

Pinch Klub dijo...

Yo no soy simpatizante de Chaves. Me parece un demagogo que usa los recursos del petróleo para comprar su mercado electoral. Además me sorprende que EEUU sea su principal cliente. No obstante, me divierte ver el odio que le tenéis todos los libeGales. Me soprende que un personaje tan vulgar sea capaz de irritar al liberalismo mundial. Si Chaves fuera de verdad al menos lo entendería. Es una prueba más de como contaminan las mentes con falsas doctrinas. El liberalismo es un credo intragable que sólo busca la desestabilización mundial y el acaparamiento del máximo de riqueza en el menor número de manos posibles. Ese es un hecho claro e incontestable. Y los autores de esa trama mafiosa y criminal tendrán lo que se merecen más tarde o más temprano.

Europa no es Chile. Aquí no lo van a tener tan fácil. Vamos a poner a esas aves de carroña en el lugar que les corresponde.