Celine Dion. | AP
Pues eso es lo que se llevaron The Eagles en 2003 por tocar su 'Hotel California' en una fiesta privada en Nueva York. La cifra (6 millones de dólares de hace 8 años) es el récord absoluto de una nueva tendencia dentro del mundo de la música: los conciertos privados. Son fiestas organizadas por inversores y, cada vez más frecuentemente, dictadores, que se llevan a casa al artista que quieren a cambio de unos millones de euros.
El récord de The Eagles es difícil de batir. De hecho, el segundo puesto en esta clasificación del despropósito musical está a bastante distancia. El honor (si es que se puede aplicar esa palabra) corresponde a The Rolling Stones, que se levantaron 7 millones de dólares de 2002 (6,3 millones de euros de hoy) por tocar en el 60 cumpleaños de David Bonderman, uno de los fundadores del fondo de capital-riesgo ('private equity') TPG. Es cierto que los Stones se llevaron más que The Eagles, pero tuvieron que tocar para Bonderman y sus amigos durante una hora, no 6 minutos y medio. A día de hoy todavía no se sabe quién pagó el 'Hotel California' más caro de la Historia.
La mayor 'artista' en el arte de explotar los conciertos privados es la canadiense Celine Dion, que cada año suele hacer dos o tres funciones de esta tipo, a 6,5 millones de dólares (4,9 millones de euros) cada una.
La tendencia está creciendo. Cuando en 2007, Steven Schwarzman, del fondo Blackstone (un competidor de TPG) cumplió 60 años se gastó 6 millones de dólares en una fiesta que incluyó un concierto de media hora de Rod Stewart. Schwarzman (que es famoso por su habilidad para eludir el pago de impuestos y no cesa de advertir de los peligros del gasto público desbocado en EEUU, y de la necesidad de recortar las pensiones y la asistencia médica públicas) no logró sin embargo su sueño: que los Bee Gees se reunieran para la fiesta. Eso sí: puso a la cantante Patti Labelle con un coro a cantar una canción especialmente dedicada a él con la significativa frase: "Tiene el mundo en sus manos".
Hay que tener en cuenta que el 'private equity' es de todo menos 'capitalismo constructivo'. Los personajes de Richard Gere en 'Pretty Woman' y Michael Douglas en 'Wall Street' son profesionales de esa industria. Su negocio consiste en comprar empresas poniendo como garantía los activos de esas empresas. En otras palabras: hipotecándolas. La clave, entonces, está en exprimir las compañías para que paguen los costes financieros (intereses y principal) del crédito, hasta que la empresa se vende (entera o en trozos) o se saca a Bolsa. Para entrar como inversor en un 'private equity' suele haber que poner como mínimo 20 millones de dólares. El fondo se lleva de comisiones el 20% de las plusvalías y el 2% del capital invertido. En España, son propiedad de este tipo de fondos empresas como PRISA, propietaria del diario 'El País' y la cadena de radio SER, o la empresa de televisión y telefonía asturiana Telecable.
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