05 diciembre, 2011

DEPENDE: HERMANOS MUSULMANES EN EL 'EGIPTO DEMOCRÁTICO'

DEPENDE: HERMANOS MUSULMANES EN EL 'EGIPTO DEMOCRÁTICO'


A unos días de las primeras elecciones democráticas de los últimos 30 años, Egipto se prepara para comprobar si la amenaza augurada por Mubarak sobre los barbudos islamistas se materializa en las urnas.


hermanos musulmanes
AFP/Gettyimages

Están preparados para gobernar en Egipto

Muy frágilmente. Aunque son los mejor preparados para ganar las elecciones, gracias a un trabajo de labor social que les ha permitido estar fuertemente integrados en los grupos estudiantiles, así como en los sindicatos, no es lo mismo hacer oposición que ofrecer alternativas políticas. De hecho, los Hermanos Musulmanes han manifestado su intención de no presentar ningún candidato a las elecciones presidenciales. Sí lo hará Abdel Moneim Abu el Futuh, un miembro importante de la hermandad más cercano a las posiciones centristas, que dejó la cofradía suscitando grandes críticas. Lo que parece seguro es que la Libertad y la Justicia y todos los hermanos que se presentan como independientes obtendrán un amplio respaldo en las legislativas del próximo 28 de noviembre. El grupo va a presentar a candidatos para optar al 50% del Hemiciclo y es factible que alcancen al menos el 20% de los 498 escaños en disputa. Por su parte, los partidos salafistas podrían conseguir al menos otros 10%, y está por ver el trozo del pastel que consiguen el gran número de afiliados o simpatizantes del Partido Nacional Democrático del depuesto Hosni Mubarak, que también van en las listas. El voto y los intereses estarán muy divididos y el nuevo Parlamento podría recordar demasiado a los anteriores.



Una vez formada la nueva Cámara habrá que ver cómo evoluciona la política de los Hermanos Musulmanes. No se puede separar el discurso que han tenido hasta ahora del hecho de que éste se desarrollaba dentro de un régimen totalitario en el que, además de ser ilegales, se les reprimía con dureza (más de 1.200 de sus miembros fueron encarcelados los dos meses previos a las elecciones parlamentarias de 2010). Aquellos que viven en democracia, tienden a actuar y pensar de determinada manera y no es posible comportarse igual en la oposición a una dictadura que se olvida del pueblo y cuyo vacío se puede llenar a través de la acción social, que teniendo que ofrecer un programa y soluciones a problemas concretos como la educación, la sanidad y el desempleo. Será necesario ver cuáles son sus verdaderas intenciones y si éstas convencen a los ciudadanos.

Bienvenidos a un nuevo Irán

De ninguna manera. Egipto no parece abocado a convertirse en una república islámica a la manera de Irán o Arabia Saudí. Los liberales, sin embargo, temen que si los islamistas dominan el nuevo Parlamento, la Constitución se incline hacia sus ideales y no asegure el establecimiento de un Estado civil. Los Hermanos Musulmanes han defendido siempre la creación de Gobierno islámico que aplicase la sharia que ya se encuentra en la Carta Magna egipcia como principal fuente de legislación, aunque se emplea sólo en cuestiones de herencia o familia; mientras, los códigos civil, penal y mercantil siguen el derecho europeo. Aún así, nada tiene que ver la hermandad con los salafistas y el wahabismo importado del Golfo, que ha traído el fundamentalismo al país en forma de petrodólares y cuya presencia ha aumentado exponencialmente en los últimos meses.

La revolución ha puesto de manifiesto las fracturas internas generadas en las dos últimas décadas entre la vieja guardia de los Hermanos Musulmanes, que sigue confiando en que los problemas políticos se arreglarán cuando todo el mundo sea un buen musulmán, y se aferran al proyecto original de un Estado islámico, y la base más joven de tendencia liberal conservadora. Los que pelearon en las calles junto a los laicos defienden un modelo islamista a la manera del AKP turco en el que los ideales democráticos convivan con los principios del islam. No hay que olvidar que el factor religioso no contó en el alzamiento contra Mubarak. Esto podría suponer que el voto se dispersara y recayera en opciones más moderadas y que la vieja guardia de la hermandad no obtuviera el respaldo necesario para imponer una política más radical. Esta opción es vista con buenos ojos por el Ejército, la verdadera amenaza para el proceso de transición, ya que podría favorecer la estabilidad democrática mientras conserva sus privilegios (ya ha intentado que se aprueben unos principios constitucionales previos a la redacción de la Carta Magna que le dan total independencia y control sobre el Gobierno). 

Su mensaje varía dependiendo de su público

Verdad. Por una parte intentan convencer de su disposición a aceptar la democracia y las medidas liberales que le vienen aparejadas, es la postura que defienden muchos de los jóvenes de la hermandad que no se identifican con los líderes del partido de la Libertad y la Justicia. Por otra, el discurso del grupo varía tanto como el público al que se dirigen. Entre los objetivos principales de la agrupación está “mejorar la moral islámica, los valores y conceptos en la vida de los individuos y la sociedad”, pero se declaran un partido civil (los eslóganes religiosos están prohibidos) y se han integrado en un bloque de partidos denominado Alianza Democrática.

La Libertad y la Justicia ha renunciado a incluir en su propuesta política algunas ideas controvertidas que una plataforma anterior vinculada a la hermandad sí planteaba en 2007. Ya no hablan de crear un comité de clérigos que asesore al Parlamento y al presidente o que revise la legislación para que se ajuste a la ley islámica, un sistema que a muchos les recordó al iraní. También han desechado incluir en su programa aquellas propuestas que podrían impedir que un copto y otros no musulmanes se convirtiesen en jefes de Estado y ya no descartan la elección de mujeres para el Gobierno. Aunque sus miembros han manifestado que las consideran “no aptas” para la presidencia. No hay que olvidar que el marco de sus acciones es el islam y que, a pesar de su independencia fiscal y nominal, la Libertad y la Justicia no ha conseguido aún distanciarse ideológicamente de los principios del grupo religioso, aunque traten de no mencionar aquello por lo que podrían ser criticados o alejarse definitivamente de los partidos laicos.

Buenas o malas relaciones con Occidente e Israel

Diferentes. Parece claro que las relaciones con el vecino israelí deberán repensarse en esta nueva etapa independientemente de quién gobierne. Desde el fin de la revolución la situación se ha deteriorado después de que Israel matara a cinco policías egipcios en la frontera. En respuesta, el asalto e incendio de la embajada israelí en El Cairo por parte de los manifestantes terminó por enturbiar, aún más las relaciones, que parecieron reconducirse tras la mediación de Egipto en el intercambio de prisioneros palestinos por el soldado Gilad Shalit. Sin embargo, Israel teme que un Gobierno liderado por los islamistas determine el enfriamiento definitivo de las relaciones bilaterales y desemboque en la ruptura del tratado de paz de Camp David. La primera visita a Gaza de una delegación de los Hermanos Musulmanes, autorizada por el Ejecutivo egipcio, recientemente, alienta esos temores. El grupo nunca ha reconocido el Estado de Israel y lo considera culpable de crímenes contra la humanidad. En una nota, difundida tras el ataque a la embajada, la hermandad llamó a revisar las relaciones bilaterales y su normalización e insistió en que “el mensaje del pueblo egipcio debe llegar a la ocupación israelí para que sepa que Egipto ha cambiado y que toda la región cambiará y que ya no hay lugar para su arrogancia y sus agresiones a los países árabe”.

Desde luego los islamistas serán más sensibles a los intereses palestinos. El partido de la Libertad y la Justicia, la marca política de los Hermanos Musulmanes, defiende, entre sus principios fundacionales, el derecho de autodeterminación de éstos, incluyendo el retorno de los refugiados y a Jerusalén como capital del Estado palestino. Además alude a la necesidad de hacer frente a la agresiva y expansionista entidad sionista. Pero, si bien antes de la revolución el líder de la hermandad, Mohamed Badie, afirmaba que romperían el tratado de paz si alcanzaban el poder, ahora el grupo se muestra más comedido y argumenta que los acuerdos sólo serán válidos si son aprobados en referéndum.

Si bien los Hermanos Musulmanes defienden la no interferencia de potencias extranjeras (en lo que coinciden con los sectores laicos), son la única formación política de oposición con la que la Administración Obama ha mantenido contactos frecuentes. Los islamistas conocen la dependencia de Egipto, tanto en forma de inversiones como de ayuda, de los países occidentales. Sin contar con que su principal fuente de ingresos es el turismo, por lo que no podrán cerrarse al exterior. Por otra parte, una de las principales críticas a la comunidad internacional se basaba en su respaldo a Mubarak y a otros regímenes totalitarios en Oriente Medio, que han mantenido una gran presión sobre los islamistas agitando el fantasma del terrorismo, así como a su postura respecto al conflicto entre Israel y Palestina. Habrá que dar tiempo para ver cómo se reconducen estas políticas.

Egipto, nuevo líder regional con los Hermanos Musulmanes

No. Los Hermanos Musulmanes deben ser capaces de mantener buenas relaciones con Occidente y limar asperezas con Israel, pero además tendrán que demostrar que siguen a la vanguardia de todos los movimientos que surgieron bajo su ala. La hermandad musulmana, como organización religiosa islamista más antigua, está emparentada o tiene buenas relaciones con muchos de los movimientos que ya gobiernan o lo harán en los países de la región, por ejemplo Túnez o Libia, así como con una parte importante de los opositores sirios. Sin embargo la tendencia entre los islamistas está más próxima al moderado AKP turco que al discurso tradicional de la cofradía egipcia. Si a esto se suma la pérdida de influencia del país sufrida en los últimos años por la alineación de Mubarak con las políticas estadounidenses, parece difícil que Egipto recupere su antiguo liderazgo.

Los hermanos han intentado acercarse a Turquía, que tiene un papel determinante en la política de la región, como país no árabe de mayoría musulmana gobernado por islamistas (y espejo en el que se mira el nuevo islamismo político), y se han alineado con ellos en lo referente al conflicto árabe-israelí, en cuya resolución, Egipto sigue siendo indispensable. Ambos países en sus respectivos enclaves forman una bisagra geopolítica, en el caso turco entre los mundos occidental y musulmán y Europa, y en el egipcio, entre el Oeste y los Estados árabes, además de haber sido la columna vertebral de la política de EE UU en la región. Egipto a pesar del brillo perdido sigue siendo un referente para el mundo árabe y el acuerdo entre Fatah y Hamas, aunque frágil, ha demostrado que sigue teniendo un peso específico en la resolución del conflicto. Pero, recientemente, un columnista de un diario gubernamental turco argumentaba que los Hermanos Musulmanes no habían entendido el mensaje sobre secularismo transmitido por Erdogan. Para recuperar el liderazgo, en caso de gobernar, la agrupación debería demostrar que puede ser modelo de islamismo integrado en una democracia liberal, por delante del AKP, y que su apuesta por la democracia es sincera.

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