El asalto a la razón
Carlos Marín
Con Josefina Vázquez Mota como secretaria de Desarrollo Social, efectivamente, el número de mexicanos en pobreza extrema disminuyó.
Sin embargo, ella y Ernesto Cordero tuvieron su propio y contrastante margen de maniobra, y ninguno estuvo en posibilidad de modificar la situación económica del país, decisiva en las tareas específicas de su función.
Al recordárselo a él en el debate del jueves reciente para la selección de candidato del PAN a la Presidencia, ella no mintió, pero, al responsabilizarlo del aumento, sin duda se excedió.
En los reportes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social se aprecia que el crecimiento económico es determinante en la reducción o el aumento de la pobreza, y Josefina tuvo la buena suerte de que durante su gestión (casi todo el foxiato) el producto interno bruto promedió 2.5 (5.2 en 2006).
Cordero, en cambio, capoteó la Sedesol sólo dos años, en un contexto mundial adverso que se reflejó en un PIB de 1.2 en el arranque de 2008 a ¡menos! 6.1 en 2009, y a 5.4 en diciembre del mismo año.
Si la pobreza se mide por los ingresos, lo que más contribuye a su reducción o aumento no son las intervenciones del secretario en turno, sino del estado que guarde la economía nacional.
Con Josefina en esa secretaría, el ingreso per cápita creció de ocho mil 500 dólares en 2000, a diez mil en 2006 y, aunque al llegar Cordero era de 12 mil 400, cuando se fue había subido a 13 mil 200 dólares.
Pero si de personalizar se tratara, el éxito o fracaso de la política social es atribuible al Presidente de la República y sus estrategias para el crecimiento económico.
Con Cordero en la Sedesol, México enfrentó la peor crisis alimentaria (aumento de precios internacionales de alimentos) y económica (quiebra de Lehman Brothers y secuelas) de la historia reciente. Tan grave le fue al país, que registró estragos equivalentes a la crisis económica de 1995.
Hoy, el Coneval mide la pobreza con base en una metodología multidimensional.
Según el Coneval, entre 2008 y 2010 (los de Cordero en la Sedesol) la población en situación de pobreza extrema se mantuvo sin cambios en 11.7 millones de personas, y la población vulnerable por carencias sociales se redujo de 36.2 millones de personas a 32.3 millones. La vulnerable por ingresos aumentó de 4.9 millones a 6.5, y la “no pobre y no vulnerable” aumentó de 19.7 millones a 21.8 millones de personas.
Los datos del Coneval indican que, aunque la población vulnerable por ingresos aumentó, las carencias sociales de la población se redujeron (destacan el incremento al acceso a salud y a la seguridad social; las mejoras en la calidad y espacio de la vivienda y los servicios básicos).
Josefina Vázquez Mota hizo bien al proponerse no pelearse más con Ernesto Cordero y expresar su gratitud a Felipe Calderón.
Ya no quedará expuesta a que el Presidente la suponga desleal ni a que su adversario le diga mentirosa.
Sin embargo, ella y Ernesto Cordero tuvieron su propio y contrastante margen de maniobra, y ninguno estuvo en posibilidad de modificar la situación económica del país, decisiva en las tareas específicas de su función.
Al recordárselo a él en el debate del jueves reciente para la selección de candidato del PAN a la Presidencia, ella no mintió, pero, al responsabilizarlo del aumento, sin duda se excedió.
En los reportes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social se aprecia que el crecimiento económico es determinante en la reducción o el aumento de la pobreza, y Josefina tuvo la buena suerte de que durante su gestión (casi todo el foxiato) el producto interno bruto promedió 2.5 (5.2 en 2006).
Cordero, en cambio, capoteó la Sedesol sólo dos años, en un contexto mundial adverso que se reflejó en un PIB de 1.2 en el arranque de 2008 a ¡menos! 6.1 en 2009, y a 5.4 en diciembre del mismo año.
Si la pobreza se mide por los ingresos, lo que más contribuye a su reducción o aumento no son las intervenciones del secretario en turno, sino del estado que guarde la economía nacional.
Con Josefina en esa secretaría, el ingreso per cápita creció de ocho mil 500 dólares en 2000, a diez mil en 2006 y, aunque al llegar Cordero era de 12 mil 400, cuando se fue había subido a 13 mil 200 dólares.
Pero si de personalizar se tratara, el éxito o fracaso de la política social es atribuible al Presidente de la República y sus estrategias para el crecimiento económico.
Con Cordero en la Sedesol, México enfrentó la peor crisis alimentaria (aumento de precios internacionales de alimentos) y económica (quiebra de Lehman Brothers y secuelas) de la historia reciente. Tan grave le fue al país, que registró estragos equivalentes a la crisis económica de 1995.
Hoy, el Coneval mide la pobreza con base en una metodología multidimensional.
Según el Coneval, entre 2008 y 2010 (los de Cordero en la Sedesol) la población en situación de pobreza extrema se mantuvo sin cambios en 11.7 millones de personas, y la población vulnerable por carencias sociales se redujo de 36.2 millones de personas a 32.3 millones. La vulnerable por ingresos aumentó de 4.9 millones a 6.5, y la “no pobre y no vulnerable” aumentó de 19.7 millones a 21.8 millones de personas.
Los datos del Coneval indican que, aunque la población vulnerable por ingresos aumentó, las carencias sociales de la población se redujeron (destacan el incremento al acceso a salud y a la seguridad social; las mejoras en la calidad y espacio de la vivienda y los servicios básicos).
Josefina Vázquez Mota hizo bien al proponerse no pelearse más con Ernesto Cordero y expresar su gratitud a Felipe Calderón.
Ya no quedará expuesta a que el Presidente la suponga desleal ni a que su adversario le diga mentirosa.
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